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Se cumplen 100 años del nacimiento de Pilar Narvión, la cronista que allanó el camino a futuras periodistas

Pilar Narvión junto al periodista turolense, Juan Carlos Soriano.

Isabel Traver

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Si Pilar Narvión hubiera tenido que describirse en unas pocas palabras, “vaga”, hubiera sido una ellas. Aunque resulta casi paradójico tratándose de una persona que dejó la comodidad de su país para irse como corresponsal a Roma primero, y a París después y que a su vuelta a España, se convirtió en la cronista parlamentaria de la Transición para uno de los diarios más importantes de la época. Pero lo cierto es, que así es como se refería a sí misma, y así es como lo cuenta Juan Carlos Soriano, periodista y biógrafo de Narvión.

Un defecto que, según ella, podía apreciarse en los borradores de sus crónicas, casi indescifrables, con rayas y tachones por todas partes, porque prefería una hoja llena de correcciones a tener que escribir el texto de nuevo. Pero también en el hecho de que alguien con su pluma y dominio del lenguaje apartase la idea de ser escritora simplemente “por pereza”. Años después de haberse jubilado, lamentaría en cierto modo no haberse dedicado a la escritura, pues su única publicación fue la novela infantil, Historia de un perro borracho.

No es casualidad entonces, que Soriano titulase su biografía como: “Pilar Narvión, andanzas de una periodista perezosa”. Pero lo cierto es que este pequeño fallo que ella decía tener no privó al país de sus textos cargados de análisis, erudición y también de cercanía, con referencias y expresiones constantes a la cultura popular e incluso con un toque de ironía.

Quizá por eso el mismo Soriano, en un perfil sobre la periodista que publica ahora la revista Turia con motivo del centenario de su nacimiento, titula: “Pilar Narvión: el periodismo como forma de contar la historia”. Porque precisamente eso es lo que hizo la aragonesa, relatar los acontecimientos que marcaron el devenir de España y de Europa en la segunda mitad del siglo XX, con la fortuna, como dice el biógrafo, “de estar en el lugar oportuno, en el momento adecuado”.

Trayectoria

Narvión se interesó por el periodismo desde muy pequeña. En una de sus visitas a su Alcañiz natal, su tío, Mariano Romance, quien fue director del periódico Amanecer, le inculcó el gusto por el oficio. Tras graduarse en el instituto se marchó a la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid. Su director, Juan Aparicio, no tardó en fijarse en ella y al terminar sus estudios le ofreció un puesto en la redacción del periódico que dirigía, Diario Pueblo.

“Una anécdota que ella siempre contaba es que fue la primera mujer que llegó a la redacción de ese periódico y al parecer, el director reunió la víspera de su incorporación a todos los redactores y les dijo: ‘chicos, a partir de mañana tenemos una compañera, se acabaron los chistes verdes y los tacos’. Cuando volvió de París en el año 73 había tantas o más mujeres que hombres en la redacción y aseguraba que todavía decían más tacos ellas que ellos”.

Narvión fue corresponsal en Roma durante dos años (1956-1958), momento que coincidió con la firma del Tratado constitutivo de la Comunidad Económica Europea (CEE) y el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea de la Energía Atómica (CEEA o Euratom) en la ciudad. En 1958 la trasladan a París, y es ella quien relata la proclamación de la Quinta República y quien narra de primera mano el Mayo Francés o las consecuencias que tuvo la guerra de Argelia en Francia. 

En 1973 vuelve a España y una vez aquí, su pluma es testigo del asesinato de Carrero Blanco y un par de años después, de la muerte de Franco. Desde el final de las Cortes franquistas y hasta el triunfo del PSOE en 1982, Narvión vivió y contó la Transición española desde primera línea, inclusive el 23-F, único momento de su carrera en el que reconoció haber sentido miedo. 

Pero aun entonces, relata Soriano, su olfato periodístico se mantuvo despierto. “Cuentan las periodistas que estaban con ella ese día, Julia Navarro, Pilar Cernuda, Charo Zarzalejos, Mercedes Jansa, las conocidas como las hijas de la Narvión porque ella las había amadrinado, que la tarde del 23-F Pilar les dice: ‘niñas fijaos en todo lo que pasa, tomad nota y apuntad la hora, según los libros de historia esto es un golpe de estado’”.

Referente entre las periodistas

Tras la Guerra Civil, Narvión fue una de las encargadas de allanar el camino a futuras generaciones de mujeres periodistas. Para Soriano, el papel que desempeñó junto a otras compañeras de la época como Josefina Carabias, Eugenia Serrano, María Victoria Fernández España o Pura Ramos fue clave para devolver a la mujer a las redacciones de los periódicos. 

En 1981 se convirtió en la primera mujer en ostentar el cargo de directora adjunta de un periódico, el Diario Pueblo. “Solo había habido una mujer al frente de un periódico antes, fue en la Vanguardia, y fue designada durante la Guerra Civil como medida extraordinaria, pero en tiempos de paz, Pilar fue la primera con ese cargo”, explica Soriano. Ejerció como tal hasta  1983, cuando se prejubiló a los 61 años.

Narvión nunca manifestó su posición política, aunque se consideraba abiertamente demócrata. Fue la única mujer que se refirió a Santiago Carrillo -a quien conoció durante su estancia en París- en sus textos como lo que era entonces, un exiliado político. Además, durante sus años en Europa comenzó a interesarse por la discriminación que sufrían las mujeres con respecto a los hombres, sin embargo, nunca se consideró feminista y no simpatizaba con aquellas a las que denominaba “feministas de pancarta”. “Ella decía que el verdadero avance para las mujeres había llegado gracias a los anticonceptivos”, apunta Soriano.

La cronista se retiró de los focos al tiempo que lo hizo de su carrera laboral. Aunque siguió colaborando de forma esporádica con su antiguo periódico, pasó el resto de su vida disfrutando de su familia. Fue una trayectoria corta, de solo 33 años en una vida de 91, pero intensa. Su olfato político, su forma de escribir con continuas referencias históricas, su capacidad para establecer paralelismos y el toque de humor e ironía que ponía a sus textos han trascendido medio siglo después. 

También Alcañiz, su ciudad natal, estaba presente en sus escritos con continuas referencias “que iban de lo local a lo universal”, explica Soriano. “Era capaz de establecer paralelismos entre las Cortes constituyentes de la Transición y la Concordia de Alcañiz del siglo XV, porque decía que eso de ponerse de acuerdo las distintas formaciones políticas para salvar un reino, eso ya se había hecho antes en su pueblo”. 

Hasta el final de sus días, en julio de 2013, Narvión estuvo siempre informada de lo que sucedía a su alrededor. “Ella leía todos los días los periódicos, estaba al tanto de la actualidad, era la actualidad la que no estaba al tanto de ella”, señala Soriano. Ahora el periodista de Radio Nacional y la Revista Turia le rinden un pequeño homenaje con la publicación de “Pilar Narvión: el periodismo como forma de contar la historia”, por el centenario de su nacimiento.

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