Huesca aspira a situarse en la vanguardia de la agricultura ecológica con un ambicioso plan municipal
Huesca apuesta por la agricultura ecológica. Una ciudad abrochada al campo y con una tradición hortelana que perdura hasta nuestros días mira ahora hacia una forma de cultivo sostenible y respetuosa con el medio ambiente. El Ayuntamiento de la capital considera el desarrollo de esta actividad como uno de los pilares fundamentales de su programa de gobierno y para ello ha impulsado el Plan Estratégico para la Producción Ecológica, que hasta 2023 pretende situar la ciudad a la vanguardia del sector. El Consistorio tiene ya en sus manos los resultados de un estudio que elogia las condiciones de suelo y geográficas de la ciudad pero que, a la vez, señala los defectos y debilidades que han de paliarse.
La capital oscense presenta un terreno idóneo para estas prácticas pero necesita mejorar en cuestiones como la baja demanda o la escasa industria. La Unión Temporal de Empresas (UTE) “Producción Ecológica Huesca” se ha encargado de desarrollar este estudio, que ha costado 36.000 euros y que apuesta por coordinar la producción, buscar la manera de incrementar el consumo o fomentar la competitividad de las PYMES agrícolas y ganaderas.
Con el fin de estudiar las posibilidades de desarrollar agricultura ecológica en el Huesca en relación a la producción, transformación, comercialización y consumo desde un punto de vista socioeconómico y medioambiental, el equipo redactor elaboró dos documentos; un estudio-diagnóstico sobre la situación de la agricultura ecológica a partir del cual trazó el Plan Estratégico para la Producción Ecológica 2017-2023.
El estudio se inició con la recopilación de información de diferentes fuentes, tanto documentales como a través de la realización de 603 encuestas y 56 entrevistas a agentes implicados con la agricultura de la zona, visitas a distintas explotaciones del término municipal, análisis de suelo en determinadas zonas de interés productivo y asistencia a jornadas relacionadas con la agroecología.
Con toda la información almacenada se realizó un diagnóstico técnico, y posteriormente se estudiaron diferentes zonas para desarrollar agricultura ecológica siguiendo dos objetivos: la conservación del patrimonio agrario de zonas de regadío con alta fertilidad y la mejora medioambiental y del balance energético en espacios de secano.
Entre los objetivos del Plan figura vertebrar actores y actuaciones, incrementar el consumo de productos agroecológicos, incrementar la competitividad de las PYMES agrícolas y ganaderas locales o fomentar el conocimiento y la transferencia de información relativa a las técnicas de producción ecológica. Para ello, las cinco líneas estratégicas serán la organización y vertebración sectorial, el fomento del consumo responsable, el impulso a la transformación y comercialización de productos ecológicos, el apoyo a la investigación y el fomento de la producción ecológica.
Una ciudad con tradición hortelana
María Videgain, que conforma el equipo que ha desarrollado este estudio, señala que “hacen falta iniciativas empresariales y ecológicas con las que se incida en la concienciación y la mejora de los circuitos agroecológicos para que tengan éxito. Además, la tradición de Huesca en este sentido puede ayudar mucho. Se puede desarrollar esta agricultura en cualquier punto del término municipal, lo que se debe tener clara la línea de trabajo conjugando el asesoramiento con la cualificación del agricultor y siempre desde el respeto al medio ambiente”.
Algunas de las actuaciones que emanan de este estudio ya se están impulsando. Pilar Novalesa, concejala del Área de Desarrollo y teniente de alcalde, habla de “fortalecer las economías locales dando un empujón a un sector con muchas oportunidades”. También subraya “el interés creciente por una alimentación saludable, el impacto en el medio ambiente y el aumento de productos agroecológicos en el mercado”.
En Aragón, la agricultura ecológica crece a un ritmo lento puesto que el aumento de las hectáreas de cultivo no crece año a año más allá del uno por ciento según datos del Comité Aragonés de Agricultura Ecológica y el Iaest. Después de que se tocara techo en 2006, su desarrollo desde entonces ha sufrido altibajos.
