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La desconexión del medio rural: cinco días sin teléfono ni Internet en plenas fiestas patronales

Plaza Mayor de Pomar de Cinca

Óscar F. Civieta

¿Se imaginan estar cinco días sin teléfono ni Internet? Debería resultar algo extemporáneo, pero no lo es en ese mundo rural que, para muchas cosas, vive (no por iniciativa propia) anclado en el pasado. El último ejemplo llega desde Pomar de Cinca, una pequeña localidad oscense (452 habitantes) que pertenece al municipio de San Miguel de Cinca, en la Comarca del Cinca Medio.

Los vecinos y visitantes de esta localidad mediocinqueña han estado cinco días incomunicados, ya que desde el pasado viernes 17 de agosto hasta el martes 21 no han tenido ni teléfono ni Internet. Las dificultades que ello conlleva en estos tiempos se multiplicaron en esos días, porque coincidieron en plenas fiestas de la Asunción, que se celebraron del 14 al 19 de agosto.

La alcaldesa de San Miguel de Cinca, Elisa Sancho (PSOE), recuerda que llamó hasta ocho veces a Telefónica (siempre, evidentemente, desde las localidades más cercanas: Conchel o Espiche de Cinca), también llamó al 112, “para decirles que para nosotros era una emergencia, porque estábamos incomunicados”. Solo logró hablar con la compañía en tres ocasiones (dos gracias a la intermediación del 112) y la contestación el domingo por la tarde (tras tres días incomunicados) fue: “Por más veces que nos llame, no se va a arreglar antes la avería”.

Es una situación, dice la edil, de “impotencia, de no poder hacer nada. Luchas porque tus vecinos tengan los mismos derechos y servicios: unos caminos en condiciones, un consultorio médico digno, una piscina decente; construyes viviendas, peleas porque la gente se quede aquí y te encuentras con esto. A una compañía de esas dimensiones no le cuesta nada mandar a una persona”.

Se pregunta si, de haber ocurrido en una gran ciudad, la compañía hubiera tardado tanto en solucionar el problema. Las grandes empresas de telecomunicaciones “siguen considerando al medio rural como un espacio de segunda, y lo peor es que nadie les puede obligar a eliminar esa discriminación”, dice la alcaldesa, quien apunta que la población de esta localidad se duplicó en esas fechas con motivo de los festejos.

Queja formal

Están elaborando una queja formal desde el Ayuntamiento, que irá acompañada de las firmas de los vecinos que están recogiendo. En ella solicitarán indemnizaciones tanto a las personas como a las empresas afectadas por esta situación.

Ha habido, explica la alcaldesa, “personas que no han podido, por ejemplo, hacer llamadas telefónicas, pagar con tarjeta de crédito ni comprar un medicamento con receta. Las tiendas y restaurantes no han podido usar el datáfono, ha sido imposible que los médicos accediesen al sistema sanitario, la oficina del banco no podía suministrar dinero y el Ayuntamiento no ha podido desarrollar con normalidad su actividad diaria”.

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