“Una inclusión con mayúsculas parte de estar mezclados, no podíamos tener gente de un solo perfil en el coro”
La Universidad de Zaragoza ha puesto en marcha esta semana un sistema de micro mecenazgo, Fundraising Unizar, que se estrena intentando captar fondos para el coro Cantatutti. Sus coordinadores son Borja Juan Moreda, que también es director del coro, y Belén López Casanova e Icíar Nadal García, que son directoras de la Cátedra Música e Inclusión para el Cambio Social.
¿Qué es el coro Cantatutti?
Borja Juan Moreda: Nace en 2017. Se trataba de hacer un coro que fuera realmente inclusivo. Queríamos que estuviera enraizado en la Universidad, en la Facultad de Educación, pero abierto a toda la sociedad. Y que no hubiera ningún tipo de prueba de acceso ni otras limitaciones para la participación.
¿Qué significa que el coro sea “realmente inclusivo”? ¿Cuál es la diferencia con otras actividades?
Icíar Nadal García: Se hacen muchas actividades inclusivas, pero nosotros vemos la inclusión desde diferentes ámbitos: la diversidad funcional, cultural, de nacionalidades, edades, tener o no conocimientos culturales, ser o no de la Universidad...
Juan: También el nivel socioeconómico... Hay muchos proyectos que están orientados a un solo ámbito, es decir, participan personas con una determinada diversidad funcional o personas de un determinado sector de la población, de un colectivo. Pensábamos que realmente una inclusión con mayúsculas parte de que deberíamos estar mezclados, no podíamos ser un coro con gente de un solo perfil. Para que la sociedad sea realmente plural, tiene que haber esa mezcla y un intercambio entre sus miembros.
Nadal: Incluso con un acercamiento de la Universidad a la ciudadanía; esa mezcla también creemos que es importante.
¿Qué acogida ha tenido desde 2017?
Nadal: Ha funcionado muy bien. Empezamos lanzando la iniciativa desde la Oficina Universitaria de Atención a la Discapacidad. Éramos pocos, unos 35, y en estos momentos, somos unos 150. Por la pandemia, en activo, que vengan a los ensayos, somos 90. El resto mantienen el contacto online.
Con un coro tan diverso, ¿las actuaciones son diferentes a lo que estamos acostumbrados?
Nadal: Nosotros nos expresamos de una forma multimodal: con la voz, con lengua de signos y con expresión corporal. No hay una parte del coro que haga la lengua de signos y otros que canten, sino que todos los componentes del coro hacen la lengua de signos. De esta forma, una persona sorda puede venir a escuchar un concierto.
Juan: Las actuaciones tienen ese componente multimodal que comenta Icíar; eso quiere decir que va más allá de lo auditivo, de lo que podemos percibir con el oído. Entendemos que no sólo los miembros del coro son diversos, sino que está orientado también a un público diverso. Entonces, evidentemente, cantamos con la voz, cantamos música, pero simultáneamente signamos, interpretamos con lengua de signos que acompaña al discurso musical. Funciona igual que en un coro en que hay varias voces y cada una lleva su discurso independiente. Igual que llevan su línea melódica a nivel musical o auditivo, también representan la lengua de signos en correspondencia. Entonces, no nos gusta llamarlo “coreografía”, pero sí que simultáneamente hay distintos mensajes o un mensaje con distinto ritmo e intensidad, de manera que se percibe visualmente algunos de los parámetros principales de la música.
Nadal: Es una forma de que el espectador entienda qué es la polifonía, ya sea un espectador con algún tipo de discapacidad auditiva o no. No todo el mundo que va a un concierto sabe qué es, pero aquí se comprende porque está reforzada por la parte visual.
Además de las capacidades diferentes de los componentes del coro, llama la atención que no se exige ningún tipo de conocimiento musical previo. ¿Complica los ensayos?
Juan: Realmente, el 90% del coro no tiene unos conocimientos musicales más allá de los que proporciona la educación obligatoria. Y, algunos, en el caso de gente que viene de países extranjeros, ni eso. Nosotros no trabajamos normalmente con partitura, no se exige ningún tipo de nivel. El aprendizaje lo realizamos en el aula de ensayos. La logística es un poco diferente a un coro en el que todo el mundo lee la partitura: allí, repartes los papeles y cada uno lo lee. Aquí aprendemos de una manera conjunta, por imitación, por repetición, a través de nuevas tecnologías... Tenemos un aula virtual, usamos la nube y tenemos distintos materiales que permiten que gente que no lee partituras, a través de audios, de textos, de ciertos vídeos tutoriales incluso, pueda aprender en casa las canciones más complejas y reforzar así el trabajo de los ensayos.
¿Tienen actuaciones programadas?
Belén López Casanova: Con la pandemia, no. Solamente tuvimos una cuando presentamos la Cátedra la semana pasada. Lo que estamos haciendo son varios videoclips. Uno fue con el Colegio La Purísima para niños sordos. Estrenamos otro durante la pandemia y la próxima semana estrenaremos uno más.
¿El coro está propiciando relaciones de amistad?
Juan: Sí, en realidad, es uno de los fines del coro, más allá de la actividad que se realiza dentro del aula. Este coro tiene mucha vida. Ni siquiera la pandemia ha conseguido aplacarlo, se ha trasladado a lo virtual lo que antes era más presencial. Hay un grupo muy cohesionado en el que entran constantemente nuevos miembros. Tenemos parejas que se han creado aquí, grupos estables de amistades, incluso gente que está compartiendo piso... La labor va mucho más allá de lo musical.
Nadal: Claro, además es muy bonito ver cómo se ayudan muchísimo entre ellos, cómo se apoyan. Se acaban necesitando.
¿Cómo podrían seguir avanzando?
Nadal: Esto lo consideramos un proyecto. Nos gustaría crecer. Necesitamos equipo humano, tanto trabajadores sociales como psicólogos y gente que nos ayude, porque vamos trabajando con asociaciones de discapacitados, pero no tenemos tiempo de estrechar más los lazos. Y también mejorar el aula virtual que ya ha comenzado para poder seguir trabajando, poner más clases, más talleres... Además, sería interesante cualquier tipo de taller presencial que pueda enriquecer al grupo. Nosotros también tenemos que aprender la lengua de signos, a expresarnos... unas competencias que pocos tienen al venir aquí. Con el premio que ganamos de Ebrópolis, compramos unas mochilas vibratorias para que las personas sordas pudieran sentir; nos gustaría comprar más para estos conciertos multisensoriales, para todo tipo de público.
López: Con premio Impulso solidario de Ibercaja también compramos grabadoras, para los vídeos que después colgamos en red para que escuchen las partituras.
Juan: Son, por tanto, medios técnicos y, sobre todo, humanos, para darle continuidad al proyecto y que no se caiga. Cuanto más crecemos más dependemos de esos medios.
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