Teruel llevará a la escuela a los vecinos para potenciar el movimiento asociativo
“Hay que enseñar a la gente todo lo que se puede conseguir desde el movimiento vecinal”. El caso de Pepe Polo es bastante singular en Teruel, y hay muchos que dicen que las cosas irían mucho mejor si hubiera más gente como él. Es presidente de la Federación de Vecinos San Fernando, que agrupa a unos 2.500 socios de distintos barrios de la ciudad. Activista, sindicalista y dinamizador de actividades allá donde esté, encabeza la nueva junta directiva de la Federación, elegida la pasada primavera y que es la que ha impulsado la “Escuela vecinal”, una iniciativa que cuenta ya con un compromiso de inversión por parte del Ayuntamiento de 20.000 euros para enseñar a los turolenses a ser vecinos implicados con su ciudad.
La memoria del proyecto, que presentaron al alcalde de Teruel, Manuel Blasco, el pasado verano, hablaba de la necesidad de potenciar la “información crítica y realista, por un lado, y la reflexión profunda por otro”, para conseguir un movimiento vecinal más efectivo. Formarse en ello permitirá actuar mejor frente a la desigualdad social y dar herramientas a quienes dedican su tiempo altruistamente a estas asociaciones.
Tras la reunión de verano, el alcalde Manuel Blasco decía que a la ciudad le interesa que la Federación de Barrios esté bien organizada y defienda el interés general porque el Consistorio quiere “llegar a acuerdos”.
Talleres, jornadas, mesas redondas o charlas con posteriores debates serán el vehículo para ofrecer esa formación, así como seminarios. Pero también medidas concretas de apoyo al pequeño comercio en los barrios de la ciudad, como pueden ser campañas conjuntas, que ya han comenzado a hacerse en algunos casos.
A estos negocios presta especial atención el programa, puesto que la crisis les ha afectado de manera singular, y muchos han tenido que bajar la persiana definitivamente. Este comercio de proximidad es “imprescindible para la generación de empleo, sin olvidar que dota de vida y habitabilidad a los barrios”. Sensibilizar a los vecinos sobre ello será parte de su futuro y, dicen desde la Federación, uno de los grandes retos de los movimientos vecinales en la ciudad.
“Los vecinos tienen que jugar un papel fundamental contra la exclusión social”
La Escuela plantea unas jornadas como punto de partida, como “estado de la cuestión” en la que poner sobre la mesa la realidad que ya se percibe, que es la baja participación, a pesar de que el número de 300 asociaciones para una ciudad de 35.000 habitantes puede llevar a engaño. Y es que hay agrupaciones de vecinos de barrios más bien populosos en las que el número de socios no llega a la cincuentena de familias.
Polo preside una de las asociaciones más activas de la ciudad, la del barrio de San Julián, que ha promovido el Museo a Cielo Abierto, organiza jornadas y charlas reivindicativas y dinamiza el barrio echando mano de la voluntad de la gente, puesto que no puede echarla del dinero. Los socios aquí superan el medio millar, lo que supone, según Polo, en torno al 17 % de la población del barrio, una buena cifra en la que mirarse, aunque lejos de barrios rurales como Villaspesa donde, continúa, el 80 % de los vecinos pertenecen a la asociación.
Polo recalca que los vecinos tienen que jugar un papel fundamental contra la desigualdad y la exclusión social. “La solidaridad comienza en los barrios”, dice el documento en el que se asienta esta iniciativa, “donde las personas con problemas de inserción son vecinos, y la proximidad de las asociaciones de hace de ellas la primera puerta” para ayudarles a solucionar los problemas. No olvida la “acción reivindicativa” de las asociaciones y su lucha por la conservación de los servicios públicos.
Abogan por abordar el urbanismo desde un punto de vista vecinal, llevando a lo terrenal el concepto de “sostenibilidad desde el ámbito del lenguaje político”.
Al alcalde también le trasladaron la necesidad de tener unos presupuestos más participativos “en los que la ciudadanía decide el destino de fondos municipales”, lo que a su juicio puede contribuir a fomentar la igualdad social. Por ello, proponen que una parte de los presupuestos municipales se reserven para que sea la ciudadanía quien decida mediante un proceso “participativo, vinculante y orientado a los presupuestos de 2017”.
El proyecto se basa en otros similares desarrollados en ciudades como Zaragoza, pero la perspectiva de Teruel puede ser nueva por las pequeñas dimensiones de la ciudad. De hecho, la Federación ya está trabajando con base en el proyecto zaragozano y esperan poder comenzar las actividades a partir del 1 de enero del año próximo.
A falta de firmar el convenio, los 20.000 euros anuales que espera la Federación en esta legislatura servirán para realizar las actividades de esta escuela y el resto de las que desarrolla la Federación. “Asegurar esta inversión nos permitirá tener una estabilidad que no hemos tenido hasta ahora”, sentencia Polo.