700 euros de multa a una artista callejera en Zaragoza pese a tener licencia: “Dicen que me pasé cinco minutos, no es verdad”
Laura Puyal, conocida artísticamente como Laurel, es una artista zaragozana con licencia oficial para realizar actuaciones musicales en la vía pública. Sin embargo, en noviembre de 2024, se encontró con una sanción que considera injusta y desproporcionada: casi 700 euros por supuestamente exceder el tiempo permitido para sus actuaciones en la calle Alfonso I. El Ayuntamiento de Zaragoza asegura que la artista excedió el tiempo máximo establecido para la realización de actuaciones en una misma ubicación y que desobedeció a la agente de Policía Local.
Según explica Laurel, durante la actuación del 16 de noviembre, una vecina la increpó en numerosas ocasiones desde el balcón de su vivienda y llamó a la Policía Local: “Les estuve comentando a la hora que había empezado, el tiempo que me quedaba y no me dijeron nada, me dijeron que podía continuar”, asegura. Sin embargo, después de haber recibido insultos por parte de la vecina “no me sentí bien y decidí recoger”. Se encontraba convaleciente de una intervención quirúrgica y en silla de ruedas, por lo que fue su acompañante fue quien se encargó de montar y desmontar el equipo. La cantante denuncia que no se levantó acta ni se comunicó infracción alguna en el momento, y que las multas se tramitaron meses después, basándose en grabaciones privadas aportadas por vecinos y en referencias de agentes que “no estuvieron presentes durante los hechos”.
A los dos meses, le llegó a su domicilio una multa en la que se exponía que se había saltado cinco minutos el tiempo estipulado para cantar en esa zona, ya que, según aparece en la multa “el ejercicio de estas actividades en la zona 1 únicamente se permite entre las horas naturales o en punto, de tal manera que a cada nueva hora debe cesar el ejercicio de la actividad”. En sus alegaciones, la artista asegura que la actuación comenzó puntualmente a las 18:00 y que fue interrumpida antes de las 19:00, “tras la primera visita de la Policía Local, que autorizó la continuación de la actividad sin advertencia ni apercibimiento alguno”. En declaraciones a este medio, Laura explica que se fue quince minutos antes, pero “no lo puedo demostrar. Me dicen que me pase cinco minutos, que no es verdad, y aunque lo fuera, ¿es tan grave cunado yo estaba en una situación de movilidad reducida?”, se pregunta.
Tras esto, comenzó un proceso de alegaciones en las que la artista defendió su versión de lo ocurrido. Tras presentar dos alegaciones sin recibir respuesta “satisfactoria” por parte del Ayuntamiento, ha presentado un recurso de reposición, la última vía dentro del procedimiento administrativo, para intentar revertir las sanciones.
Es en la tercera comunicación por parte del Consistorio cuando se hace referencia a un vídeo grabado por un vecino en el que, según sostienen, se puede ver como la denunciada “se encontraba ejerciendo la actividad musical para la cual disponía autorización siendo las 17'45 horas del día 16 de noviembre de 2024” y que fue a las 19:05 cuando los agentes se entrevistaron con ella“. La artista asegura que se han enterado ”meses después de que esa grabación existía, cuando ya no había opción de rebatirla. Eso demuestra la falta de garantías y la indefensión con la que se está tratando a los artistas de calle“, señala Laurel, que niega haber superado el horario autorizado y recuerda que incluso recogió antes de tiempo.
El Ayuntamiento de Zaragoza, por su parte, detalla que la intervención policial se produjo sobre las 19:05 del 16 de noviembre, dentro de un servicio de vigilancia y control de la venta ambulante, tras un requerimiento vecinal por molestias y exceso de horario. Según la versión municipal, los agentes levantaron acta por negativa reiterada a identificarse de parte del acompañante de la artista, desobediencia y falta de consideración hacia una agente, y por exceder del tiempo máximo permitido en la misma ubicación. Los vecinos habían llamado previamente al 092 y los agentes solicitaron a Laurel que recogiera su equipo, lo que se hizo tras la intervención. Posteriormente, tanto la artista como su acompañante manifestaron su intención de interponer denuncia contra una vecina, aunque finalmente no se presentó ninguna.
Sin embargo, Laurel cuestiona todos estos argumentos. Afirma que la grabación que se utilizó como prueba no fue notificada ni incorporada al expediente durante el proceso. Además, denuncia que la segunda multa se tramita aplicando una normativa pensada para puestos comerciales o actividades ambulantes, totalmente ajena a la actividad musical. “Las multas son desproporcionadas porque la normativa que me aplicaron fue como si fuera un negocio”, insiste. Laurel sostiene que esa regulación no puede aplicarse a una actuación musical y recuerda que, tras presentar dos alegaciones, no ha recibido respuesta, por lo que espera que quede resuelta por silencio administrativo.
La artista también critica la “desproporción” de las sanciones, ya que sus actuaciones no generan ingresos significativos: los donativos voluntarios apenas alcanzan unos 20 euros por actuación. “La calle no es una fábrica, es un espacio de cultura. No es un delito llevar música y alegría a la gente”, añade. Durante la intervención policial, asegura, la conversación con los agentes fue cordial y no hubo acta ni prueba técnica que acreditara el momento exacto de inicio y fin de la actuación. Contrasta esto con la versión aportada por el Ayuntamiento de Zaragoza, que asegura que el acompañante de la artista increpó a los agentes y que tuvo una actitud “desafiante, desconsiderada y maleducada”.
Como muestra de apoyo, hay una campaña en Change.org bajo el lema 'la música es cultura, no delito' que ha reunido centenares de firmas en apenas dos semanas y continúa creciendo. Durante sus próximas actuaciones, la artista colocará carteles con el lema y un código QR que enlaza a la petición de firmas, invitando a la ciudadanía a unirse a la defensa de la cultura callejera. Laurel solicita al Ayuntamiento el archivo de las sanciones y una revisión del protocolo de actuación policial frente a los artistas callejeros: “Lo único que pido es respeto y que se nos permita seguir llevando música y alegría a la gente, sin miedo a ser sancionados”. Ante este “miedo”, la artista ha obtenido licencia en otras localidades como Huesca o Jaca y se desplaza para cantar.
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