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El PP de Asturias abre una nueva etapa que supere las diferencias internas

Álvaro Queipo, el nuevo presidente del PP de Asturias

Bárbara A. Peri

Oviedo —

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Puede ser pura casualidad pero lo cierto es que también era un sábado 18 cuando el Partido Popular asturiano celebraba su anterior congreso regional, hace nada más y nada menos que seis años. Entonces estaba a punto de entrar la primavera, era el mes de marzo. Ahora, noviembre, pleno otoño, y con un sol que ha lucido por todo lo alto en Oviedo.

Quién sabe si esa luz que ha brillado todo el día es una alegoría del alumbramiento de un nuevo PP asturiano en el que la “unidad” será la “piedra angular” que les lleve a gobernar en el Principado de Asturias. Lo ha dicho el nuevo presidente Álvaro Queipo, todas las veces que “hemos sido derrotados es porque estábamos divididos”. Por eso, para este joven de 35 años, ingeniero técnico industrial de la Universidad de Oviedo, estar unidos es mucho más que “una mera declaración de intenciones”.

Queipo llega a la presidencia del partido después de un proceso en el que su único rival, Javier Brea, apenas le hizo sombra durante la campaña interna. El domingo pasado arrasaba en las primarias al conseguir el 85,34% de los votos de los afiliados -su proclamación definitiva ha sido avalada con el 95,8%-, dejando al concejal de Colunga sin ninguna opción para disputarle el puesto. De los 2.148 afiliados habilitados para votar lo hicieron 1.741 y 1.485 lo apoyaron a él. Brea sólo tuvo 248 votos a favor.

Las cifras hablan por sí solas y tal vez reflejan ese “todos a una” que quiere el nuevo capitán del barco. En el nuevo comité ejecutivo regional, compuesto por 22 vocales y que es el órgano de gobierno y administración del partido, Queipo ha incorporado a los dieciséis alcaldes, excepto el de Oviedo que no es afiliado al PP, que el partido tiene a día de hoy en Asturias; los presidentes de las juntas locales de Gijón, Oviedo, Siero; el primer teniente alcalde de Oviedo; los diputados nacionales Silverio Argüelles y Esther Llamazares y el senador por designación autonómica, José Manuel Fernández 'Lito'.

Ni la diputada nacional Mercedes Fernández ni la senadora Teresa Mallada figuran entre los nombres de confianza del nuevo presidente, que, como todo apunta, quiere abrir una nueva etapa en el partido alejada de bandos y trincheras. Y para lograrlo ha puesto como segunda de a bordo a Beatriz Llaneza, desde este sábado nueva secretaria general, que había abandonado la primera línea política hasta que Diego Canga la llamó para coordinar las juntas locales.

Porque no podemos olvidar que Queipo llega aquí después de que quien fue designado por Génova para liderar el PP de Asturias, hace apenas un año, en noviembre de 2022, el alto funcionario europeo, Diego Canga, abandonase la región, por motivos personales, tan sólo tres meses después de caer derrotado en las urnas ante el socialista Adrián Barbón. Y lo anunció, casualidades de la vida, el mismo día que se conocía la fecha de celebración de este 18 congreso, al que no podía presentarse por no llevar afiliado al partido el tiempo mínimo exigido.

Ahora es el turno del nuevo líder popular que quiere articular una “enorme maquinaria de poder” para ir ganando terreno a un Partido Socialista que según Queipo “se ha desnaturalizado y difuminado por completo” y que emplea “su energía en que al PP le vaya mal”. Por eso él se ha erigido al frente de un proyecto que “pisará el territorio y estará cerca de la realidad” para hacer “despegar” a Asturias y alcanzar una presidencia autonómica que hace décadas se le resiste al PP asturiano.

Una presidencia y dos escisiones internas

La única vez que el Partido Popular llegó al poder en el Principado, de todo el periodo autonómico, fue en las elecciones de 1995 con Sergio Marqués a la cabeza. Pero aquello duró poco. Marqués no llegó a acabar su mandato en las filas populares y fundó, tres años después, la Unión Renovadora de Asturias (URAS), formación con la que terminó la legislatura.

Todo fue fruto de un bronco enfrentamiento con Francisco Álvarez Cascos en 1998, cuando era secretario general del PP nacional y vicepresidente del Gobierno de España. Cascos, íntimo amigo de Marqués y quién le puso como candidato en las autonómicas, comenzó una campaña de desprestigio contra el entonces jefe del ejecutivo asturiano que finalizó con su expulsión del PP y la creación del nuevo partido de carácter regionalista.

En la siguiente cita electoral, con un PP en profunda crisis, el PSOE alcanzó la mayoría absoluta en Asturias con 24 diputados, conseguidos por Vicente Álvarez Areces que encadenaría tres mandatos consecutivos hasta que en 2011 la derecha volvió a llegar al gobierno regional, pero no fue de la mano del PP.

Francisco Álvarez Cascos, que lo había sido todo dentro del Partido Popular nacional, no pudo soportar que Génova no le otorgara la confianza para encabezar la lista a las elecciones autonómicas en su comunidad natal y designase a Isabel Pérez Espinosa como candidata. Así que a menos de cuatro meses de las elecciones del 22 de mayo, anunció su propio partido, Foro Asturias Ciudadano, también de carácter regionalista y cuyas siglas (FAC) casualmente coincidían con las iniciales de su líder fundador.

Cascos venció, sacó 16 escaños, y aunque FAC no fue el partido más votado -el PSOE de Javier Fernández cosechó 126 votos más pero un escaño menos y no planteó candidatura- se hizo con la presidencia del Principado. El PP de Pérez Espinosa cayó estrepitosamente, logrando la mitad de diputados que en la cita anterior, 10. Hubo conversaciones entre los dos partidos de la derecha pero no lograron acercar posiciones y el que fuera “general secretario” con Aznar gobernó en solitario. Una aventura que, por su debilidad en la cámara y la falta de entendimiento con sus antiguos compañeros de partido, duró apenas diez meses.

Ante la imposibilidad de lograr acuerdos y sacar adelante iniciativas legislativas, Cascos disolvió la Junta General y convocó elecciones en mayo de 2012. La cámara asturiana quedó entonces dividida claramente en dos bloques y la balanza se decantaba en función del diputado logrado por UPyD, Ignacio Prendes (17 diputados del PSOE y 5 de IU (22); 12 diputados de FAC y 10 del PP (22), uno de UPyD). El PSOE volvió a la presidencia con Javier Fernández y la brecha entre Foro y PP, entonces capitaneado por la que también había sido amiga de Cascos, Mercedes Fernández 'Cherines', se hacía cada vez más grande. El exdirigente popular tenía claro que en sus planes no estaba acercarse al PP.

Llegó 2015 y la revolución del mapa político nacional con la irrupción de dos partidos de nueva creación, Podemos y Ciudadanos, que rompieron el bipartidismo. En Asturias esto supuso un retroceso aún mayor para la formación de Cascos que se quedó con apenas tres diputados y la recuperación por parte del PP del segundo puesto en la distribución de fuerzas en el parlamento regional. 'Cherines' volvió a repetir como candidata y logró crecer un escaño.

Con el enemigo externo venido a menos no se unieron fuerzas internamente. En el PP asturiano siempre han subyacido viejas rencillas internas que a veces se han mantenido aletargadas y en otros momentos han estallado. La siguiente explosión vino en 2019. Mercedes Fernández había ganado el último congreso regional, ese que se celebró también un sábado 18 en marzo de 2017 y lo hizo con un 95,9% de los apoyos. Votaban entonces compromisarios, de los 715 votos emitidos, 686 le dieron el sí a 'Cherines' que se sentía con fuerzas para aguantar en la oposición a Javier Fernández y volver a encabezar la siguiente lista electoral dos años después.

Pero llegó Génova y en enero de 2019, Pablo Casado designó a la que era entonces presidenta de la Hullera Pública HUNOSA, Teresa Mallada, candidata a presidir el Principado de Asturias. El enfado fue monumental y los enfrentamientos volvieron a ser públicos, aunque esta vez no hubo el resurgimiento de un nuevo partido. Fernández abandonaría la presidencia de los populares en septiembre, cuatro meses después de que Mallada se quedase con apenas 10 escaños en el parlamento regional, uno menos que los logrados por su rival interna cuatro años antes.

Sin congreso de por medio la ingeniera de minas que se metió en política desde el concejo de Aller, se convirtió entonces por designación directa no sólo en líder del grupo parlamentario si no en presidenta del PP asturiano. Todo parecía ir bien hasta que llegó la siguiente cita electoral, la última la del pasado mes de mayo de este año. A Mallada le sucedió lo mismo que a 'Cherines', convencida de que ella lideraría la lista para aupar al PSOE del poder, esta vez al recién llegado Adrián Barbón, fue la primera sorprendida cuando en noviembre de 2022 el propio Núñez Feijóo le trasladó que no contaban con ella para optar a presidir el Principado.

Y apareció el gran desconocido, Diego Canga, un burócrata europeo que no estaba afiliado al partido y que fue llamado por la cúpula nacional para conquistar el poder en Asturias, ese pequeño territorio donde al PP tanto se le resiste la victoria. A punto estuvo de lograrlo pero Canga se quedó con 17 diputados, dos menos que el PSOE y eso que el partido se jugó hasta el último minuto con un recuento del voto emigrante de infarto. Pero no pudo ser, los populares volvieron a quedarse en la oposición y su líder, esta vez, decidió regresar a Bruselas.

La próxima cita es, si nada interrumpe abruptamente el devenir de la legislatura, en 2027. Hasta entonces el recién elegido presidente del PP de Asturias, Álvaro Queipo, tiene tiempo para armar esa nave con la que quiere desembarcar en Suárez de la Riba, donde se ubica el palacio de la presidencia de Asturias. Lo que está por ver es si él será el próximo candidato de su partido. Mirando hacia atrás, deberá amarrar muy mucho la unidad interna.

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