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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

Carniceros contra la matanza de animales: “Me arrepiento de no haberme hecho vegano antes”

Phil Hörmann, carnicero alemán que ahora es vegano y activista en defensa de los animales

Lucía Arana

El pasado enero, y bajo el lema Si Yo He Podido, Tú También Puedes, Tom, Phil, Riccardo, Peter y Thomas decidieron recopilar sus testimonios en un breve vídeo y colgarlos en las redes sociales. En pocos días, tenían más de 100.000 visitas, cientos de comentarios y unas cuantas llamadas de los medios de comunicación locales

El mensaje caló porque estos cinco alemanes saben de lo que hablan y conocen, de primera mano, la industria de la explotación y el sufrimiento animal. Fueron carniceros, matarifes, cazadores y ganaderos y ahora son veganos y activistas por la defensa de los animales

Hemos hablado con Phil Hörmann, responsable de esta iniciativa. Nacido en Allgäu, preciosa región del sur de Alemania, Phil tiene 35 años y es vegano desde 2016.

No solo fuiste carnicero y matarife, sino que también cazador y ganadero. ¿Qué significaban los animales para ti?

Crecí en una granja lechera y pasé toda mi infancia y adolescencia entre animales. Me gustaba muchísimo estar con ellos, pero nunca cuestioné el hecho de matarlos. Como cazador, me enseñaron que teníamos una importante tarea de regulación, y no había ninguna razón para ponerla en duda. Teníamos que disparar a algunos animales porque eran depredadores o dañaban el bosque; otros eran presuntamente portadores de peligrosas enfermedades. Solo cuando me hice adulto empecé a ser consciente de las contradicciones.

 

¿Cómo fue la transición al veganismo y, después, al activismo?

Lo cierto es que no me hice vegano de un día para otro, sino que empecé siendo vegetariano. Poco a poco me fui involucrando e informando cada vez más sobre estos temas y me tuve que enfrentar al lado oscuro de la industria láctea. Reconocer las conexiones hizo que la consecuencia lógica fuese el veganismo.

A medida que me fui informando sobre derechos animales, protección del medio ambiente y nutrición, me volví cada vez más activo y aumentó el deseo de hacer más. En 2017, comencé a participar en manifestaciones y entré en contacto con organizaciones animalistas. En octubre de ese mismo año, me infiltré para filmar con cámara oculta en dos mataderos para la organización SOKO Tierschutz München e.V.. Desde entonces, participo regularmente en investigaciones y tareas de concienciación pública.

¿Qué es lo que más te ha ayudado en este proceso? ¿Qué ha sido lo más difícil?

La verdad es que nunca he sentido el veganismo como una renuncia. Más bien, cuando pienso en las víctimas de mi consumo, me arrepiento de no haberlo hecho antes.

Nuestro mundo está gobernado por el dinero y la industria de la carne y de la leche son muy poderosas. Sin embargo, cada consumidor tiene en su mano la posibilidad de combatir este sangriento sistema de explotación de forma muy efectiva. No necesitamos explotar a los animales para vivir sanos y felices. Cuando comprendes esto, la solución es sencilla: compramos productos vegetales y cerramos el grifo a las empresas que explotan a los animales.

¿Cómo reaccionó tu entorno a tu cambio de vida?

Mucha gente que conocía la historia de mi vida reaccionó al principio con asombro. Sin embargo, en la mayoría de los casos, la curiosidad fue más fuerte y a partir de ahí se desarrollaron conversaciones muy interesantes.

¿Recuerdas alguna experiencia traumática de tu época de matarife? ¿Cómo era entonces tu concepto de los vegetarianos y veganos?

Después de tanto tiempo solo puedo recordar algunos momentos graves. En mi memoria, por ejemplo, han quedado los intentos fallidos de aturdir a los animales y otras experiencias crueles relacionadas con la matanza. En aquella época, nunca había oído hablar de vegetarianos o veganos, pero desde luego que no me hubiera imaginado ni de lejos llevar esta forma de vida.

También criaste cerdos, ¿cómo fue esa experiencia?

Así es. En el año 2015 cumplí mi sueño de tener una granja de cerdos criados en libertad. En un prado propiedad de mi padre, teníamos 34 animales con bonitas casetas de madera, una charca de barro natural y muchos juguetes. Fue un verano maravilloso, nunca lo olvidaré. La relación con los pequeños era muy intensa, me traían palitos y se tumbaban boca arriba para que les rascase la barriga. Cuando se iban acercando los últimos días, empecé a sentirme muy mal. Mi sueño se había convertido en una pesadilla, tenía que montar a mis animales en un camión y llevarlos al matadero.

Mucha gente que contempla el veganismo como una opción extrema afirma que la solución es la carne ecológica. ¿Cuál es tu opinión al respecto?

Mi experiencia es que la gente quiere comer carne a toda costa, pero lo quieren hacer con buena conciencia. Sin embargo, eso es incompatible con la realidad, ya que el problema de base permanece, sea cual sea la forma de mantenimiento de los animales. Al final, siempre se acaba matando a quien no quiere morir.

¿Cómo entraste en contacto con tus compañeros del vídeo? ¿Vuestras experiencias son similares?

El contacto con Tom, Riccardo, Peter y Thomas se produjo a través de las redes sociales. Hemos tenido vivencias muy similares, ya que los procesos de sacrificio son siempre los mismos. También los puntos débiles del proceso y los errores que se producen son muy parecidos en todas las empresas. Hoy luchamos juntos por los animales compartiendo nuestras experiencias tras los muros de los mataderos, ocultos al público en general.

Las estadísticas dicen que, al menos en España, la mayoría de las personas veganas son mujeres. En vuestra antigua profesión hay, sin embargo, mayoritariamente hombres. ¿Existe en tu opinión algo similar a una cultura de la carne vinculada a la virilidad?

Se nos inculca una cierta imagen de la masculinidad. Yo recuerdo perfectamente leer reportajes sobre culturistas que engullían cantidades increíbles de carne. En la distribución de los roles, es el hombre el que asa la carne en la barbacoa. Son imágenes que vemos cada día, que nos marcan, y solo cuestionándolas de forma crítica vamos a poder reconocer otra realidad.

La verdadera fortaleza se muestra en cómo tratamos a los más vulnerables y, para los músculos, necesitamos tanta proteína animal como un elefante o un gorila.

¿Qué les dirías a otros carniceros, matarifes, cazadores o ganaderos?

Les diría lo siguiente: yo he sido parte de este sistema, como tú, y ahora me gustaría que alguien me hubiera abierto los ojos antes. Infórmate sobre el verdadero sentido de tu trabajo y enfréntate a los temas críticos.

Los seres humanos no necesitamos de ningún producto de origen animal para llevar una vida sana. Reconocer esto es, al mismo tiempo, la oportunidad de dar el primer paso para salir de la rueda. Necesitamos agricultores con urgencia para la alimentación de los seres humanos. Pero el maíz, el grano o la soja deben estar en nuestros platos, y no en los comederos de los animales.

En la industria de la carne, no son solo los animales los que sufren una explotación masiva, también el trato con las personas es similar al de la Edad Media. Hay miles de trabajos que se pueden hacer y todos son mejores que un matadero.

En cuanto a la caza, es ella la que desequilibra los ecosistemas. Se justifica disparar a los depredadores con la excusa de proteger a los animales más débiles, pero es para poder dispararles a ellos también. Ya es hora de parar la matanza sin sentido de tantos seres inocentes.

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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

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