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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

27 billones de razones para ver 'Seantience' esta Navidad

Imagen del documental 'Seantience'

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Cada Navidad, quienes trabajamos en favor de los animales, llevamos a cabo campañas para visibilizar lo que ocurre con pavos, ocas, corderos y otros animales terrestres, cuyo consumo se dispara en estas fechas. Compartimos investigaciones, recordamos que detrás de cada plato hay un individuo que sufre y ofrecemos alternativas. Es un trabajo necesario que ha logrado que cada vez más personas busquen formas de celebrar las fiestas sin causar sufrimiento.

Pero ¿qué sucede con otros animales, como los pulpos, las langostas, las gambas y las nécoras que llenan las mesas navideñas? Pocas veces nos detenemos a reflexionar sobre quiénes eran estos seres antes de llegar a nuestros platos. La palabra “marisco” funciona como barrera cognitiva: una etiqueta gastronómica que desvía la atención de su condición como individuos capaces de sentir y sufrir. Estos animales invertebrados permanecen en una zona de invisibilidad incluso para muchas personas comprometidas con la defensa de los animales.

¿Por qué? Las razones de esta desconexión son múltiples. Viven en un entorno completamente ajeno al nuestro, su apariencia es radicalmente diferente a la nuestra, no emiten sonidos que identifiquemos como expresiones de sufrimiento. Su reducido tamaño también nos engaña: tendemos a asumir que los animales pequeños poseen una vida interior menos compleja, cuando las evidencias científicas demuestran que sí la tienen.

Sin embargo, basta con observar sus comportamientos para comprender que estos animales pueden sentir más de lo que imaginamos. Los pulpos pueden aprender a abrir frascos, reconocen a otros individuos (incluso humanos) y juegan con objetos sin ningún propósito aparente más allá del disfrute. Se ha visto a cangrejos proteger cuidadosamente las zonas lesionadas de sus cuerpos, y a gambas nadar de forma errática cuando sufren una lesión grave, en lo que parece ser una respuesta clara al dolor. Las langostas, cuando son sumergidas en agua hirviendo, reaccionan de manera frenética intentando escapar. Pero la indiferencia hacia su sufrimiento es tal que en la industria acuícola se llevan a cabo prácticas como la extirpación de los ojos de las gambas hembra para estimular su capacidad reproductiva, una medida que se repite constantemente en los centros de reproducción.

La indiferencia hacia su sufrimiento es tal que en la industria acuícola se llevan a cabo prácticas como la extirpación de los ojos de las gambas hembra para estimular su capacidad reproductiva, una medida que se repite constantemente en los centros de reproducción.

Esta desconexión tiene consecuencias devastadoras. Mientras la explotación de animales terrestres se cuenta en torno a 80.000 millones anuales, la de invertebrados acuáticos alcanza cifras difíciles de concebir: alrededor de 27 billones de individuos son explotados cada año en todo el mundo. Es una escala de sufrimiento que cuesta conceptualizar, y que amenaza con crecer de manera exponencial con el auge de las granjas acuáticas de crustáceos y cefalópodos, especialmente con el uso de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial.

Seantience: visibilizar lo invisible

Ante esta escala de sufrimiento masivo y la urgencia de hacerlo visible, desde Ética Animal hemos trabajado, en colaboración con la Universidad de Santiago de Compostela, para crear Seantience, un proyecto integral que explora la capacidad de sentir de los animales acuáticos y los riesgos que enfrentan como consecuencia del especismo.

El núcleo del proyecto es un documental que reúne los testimonios de destacadas personalidades del mundo de la ciencia y la filosofía, ofreciendo una mirada rigurosa y accesible sobre la sintiencia de estos animales. Pero Seantience va mucho más allá: incluye un informe exhaustivo sobre la sintiencia de los animales acuáticos que describe la terrible situación de estos animales como víctimas de la pesca y la cría en cautividad, así como otros materiales educativos descargables disponibles para distintos usos. 

Todos estos recursos están disponibles de forma libre y gratuita en seantience.org en español e inglés y pueden ser usados como material educativo por docentes de educación Universitaria, Secundaria y Bachillerato, así como herramienta divulgativa por organizaciones, activistas o cualquier persona que desee promoverlos entre su público.

La ciencia respalda lo que intuimos

La evidencia científica sobre la sintiencia de estos animales ha crecido exponencialmente en los últimos años. 

En 2021, un equipo de investigación de la London School of Economics, liderado por el profesor Jonathan Birch, llevó a cabo un estudio en el que revisaron más de 300 investigaciones sobre cefalópodos y crustáceos decápodos, y descubrieron que estos animales cumplen criterios suficientes para ser considerados sintientes. Esta conclusión promovió su inclusión en la Animal Welfare (Sentience) Act 2022 del Reino Unido, que los reconoce legalmente como seres sintientes.

En 2024, fue firmada la Declaración de Nueva York sobre la Consciencia Animal, en la que se afirma que existe evidencia científica sólida que prueba la consciencia de mamíferos y aves, y una “posibilidad realista” de consciencia en otros vertebrados (como reptiles, anfibios y peces), así como en muchos invertebrados (como pulpos, cangrejos, gambas e insectos).

Pulpos. Documental 'Seantience'

El momento de ampliar el círculo

En estas fechas navideñas, mientras muchas personas reflexionan sobre el cordero o el pavo en sus mesas, quienes trabajamos por los animales también podemos hacer un ejercicio de introspección: ¿estamos incluyendo a todos los animales en nuestra consideración moral o existen vacíos que aún no hemos explorado? Seantience ofrece argumentos científicos sólidos y narrativas accesibles para ampliar nuestra comprensión sobre la sintiencia animal, y también proporciona herramientas para compartir este conocimiento con otras personas, fomentando el diálogo y la reflexión colectiva. Compártelo, proyéctalo, úsalo como punto de partida. Es el momento de visibilizar a estos 27 billones de vidas que aún permanecen en la sombra, incluso dentro del movimiento de defensa de los animales.

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El caballo de Nietzsche es el espacio en eldiario.es para los derechos animales, permanentemente vulnerados por razón de su especie. Somos la voz de quienes no la tienen y nos comprometemos con su defensa. Porque los animales no humanos no son objetos sino individuos que sienten, como el caballo al que Nietzsche se abrazó llorando.

Editamos Ruth Toledano, Concha López y Lucía Arana (RRSS).

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