La culebra de California no sólo amenaza la fauna endémica de Gran Canaria, también es foco de bacterias resistentes

Serpiente californiana en Gran Canaria

Iván Suárez

Las Palmas de Gran Canaria —

1

La culebra real de California se detectó por primera vez en libertad en Gran Canaria hace ya un cuarto de siglo. Desde entonces, esta serpiente ha ido colonizando diversos enclaves de la isla en los que ha causado un gran impacto ecológico, ya que se alimenta principalmente de reptiles endémicos. El lagarto gigante de Gran Canaria está localmente extinto en las zonas donde habita esta especie invasora. En esas áreas han desaparecido más del 80% de las lisas y los ejemplares de perenquenes se han reducido a la mitad.

No es, sin embargo, la única amenaza que representa la presencia de esta culebra en la isla. Un reciente estudio publicado en la revista Animals alerta de los riesgos que entraña para la salud pública. La investigación detectó que uno de cada cinco ejemplares capturados entre junio y octubre de 2019 (15 de 73) era portador de salmonela y que por Gran Canaria circula una gran variedad de cepas de esta bacteria. Con la particularidad, además, de que en un elevado porcentaje (un 73%) eran resistentes al menos a uno de los doce antibióticos probados, los fármacos usados para prevenir y tratar las infecciones bacterianas.  

“Es un resultado que sorprende, especialmente en animales de vida libre que no están en contacto con los humanos y los antibióticos, ya que podrían estar adquiriendo las resistencias del medio”, sostiene Santiago Vega, catedrático de Sanidad Animal en la Universidad CEU Cardenal Herrera de Valencia y autor principal de un estudio en el que también han participado especialistas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, de la Universitat Autònoma de Barcelona y de la Royal Veterinary College de Londres. 

Los datos obtenidos permiten concluir que la culebra californiana actúa como reservorio, como foco de esa bacteria que puede causar enfermedades. La amenaza es la posibilidad de transmisión de esos microorganismos a otros animales del mismo ecosistema y, de ahí, al ser humano. La denominada salmonella enterica no causa sintomatología en esta especie invasora que actúa como portadora, pero sí en las personas. Puede originar “diarrea, dolor abdominal, fiebre, náuseas y vómitos” y en los casos más graves la infección puede requerir hospitalización y tratamiento con antibióticos, precisa el catedrático. 

El estudio incide en el riesgo de que estas infecciones afecten a poblaciones de riesgo. Los pacientes con sistemas inmunológicos debilitados tienen “una menor capacidad para combatir la infección, lo que puede llevar a una enfermedad más prolongada, complicaciones y un mayor riesgo de propagación de la bacteria a otros órganos”, apunta Vega. En el caso de los niños, puede ser “especialmente preocupante” porque su sistema inmunológico está en desarrollo y son “más susceptibles” a la deshidratación, mientras que en los ancianos puede agravarse por la existencia de otras patologías subyacentes y por “la disminución de la función inmunológica asociada a la edad”. 

El experto en Sanidad Animal explica que esas bacterias (y sus resistencias a los antibióticos) se pueden diseminar por el medio ambiente mediante distintas vías. Además del contacto directo entre animales y entre animales y personas (también a través de las secreciones corporales), existe el riesgo de transmisión por superficies contaminadas. “Los patógenos pueden ingresar al medio ambiente a través de las aguas residuales, aguas contaminadas o alimentos contaminados. Esto puede ocurrir debido a prácticas inadecuadas de manejo de aguas residuales, falta de tratamiento del agua potable o manipulación insegura de alimentos”, advierte Vega, que insiste en la necesidad de mantener una adecuada higiene personal y de manipular y cocinar adecuadamente los alimentos para prevenir las infecciones, así como de hacer un uso prudente de los antibióticos.   

Según Vega, a pesar de lo llamativo de los resultados obtenidos en el estudio recientemente publicado, “cada día es menos sorprendente ver niveles de resistencias (a los antimicrobianos) tan elevados, ya que esta pandemia silenciosa está llegando a todas las bacterias de todas las especies”. Los escudos frente a antibióticos como la gentamicina o la azitromicina “son cada vez más comunes en muchas especies animales”. Para el catedrático, lo más destacable son las resistencias halladas a la tigeciclina, un fármaco de rescate (de acción rápida) cuyo uso está restringido a infecciones resistentes en seres humanos. Se encontró resistencia a este antibiótico en seis de los quince ejemplares portadores (el 40%). 

La resistencia a los antimicrobianos es una de las diez mayores amenazas mundiales de Salud Pública. La Organización Mundial de la Salud (OMS) augura que las infecciones por este motivo serán la causa de diez millones de fallecimientos en 2050. La revista The Lancet publicó un artículo en noviembre del año pasado que apuntaba que una de cada ocho muertes en el mundo en 2019 fue consecuencia de una infección bacteriana. 

Alta diversidad genética

El catedrático en Sanidad Animal señala que se conoce poco la epidemiología de la salmonela en reptiles salvajes como la culebra californiana. Se trata de una bacteria muy asociada al estrés. “Al ser una bacteria que forma parte del aparato digestivo de ciertos animales, como de esta serpiente, en caso de estrés se excreta al medio a través de sus heces”, subraya Vega. En consonancia con estudios anteriores con reptiles, esta investigación ha observado que hay una mayor prevalencia de esta bacteria en las hembras de la serpiente real de California que en los machos. El tamaño y el peso no influyen. 

La alta diversidad genética de las cepas encontradas en esta investigación sugiere, según sus autores, “diferentes fuentes de infección” de las serpientes, aunque para confirmarlo “sería preciso un muestreo más amplio”. Los 73 ejemplares del estudio proceden del programa europeo Life Lampropeltis para la erradicación de esta especie invasora en Gran Canaria. Se capturaron en cuatro núcleos de la isla, tres en el norte y uno en el sur. 

Vega remarca que, además de las medidas de control de estas poblaciones de serpientes, es necesario promover la educación sobre la salmonelosis y las prácticas de higiene adecuadas en la comunidad, especialmente entre grupos de riesgo como niños, ancianos y personas inmunodeprimidas. “Hay que informar sobre los riesgos asociados con el contacto con reptiles y la importancia de una manipulación adecuada de los alimentos. Además, si se tienen reptiles como mascotas, es importante mantener una buena higiene tanto de los animales como de su entorno, lavar regularmente las manos y evitar el contacto de los reptiles con alimentos o utensilios de cocina”, concluye. 

Etiquetas
stats