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Las intérpretes de lengua de signos y su empeño para hacer accesible la información del volcán de La Palma

Juana y Mónica, intérpretes de lengua de signos, envían fuerza a La Palma. (ALEJANDRO RAMOS)

Jennifer Jiménez

Santa Cruz de La Palma —

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Mónica repasa el texto mientras camina de un lado para otro antes de que comience la rueda de prensa de las 14.00 del Plan Especial de Protección Civil y Atención de Emergencias por riesgo volcánico (Pevolca) en la Casa Salazar de Santa Cruz de La Palma. La población canaria enciende en ese momento la televisión o sigue la retransmisión por los canales oficiales del Gobierno. La intérprete en lengua de signos consulta algunas dudas con su compañera Juana. Ambas se han familiarizado estos días con conceptos como magma, lava, tremor o sismicidad para traducirlos a la lengua de signos y que la información sea así más accesible para las personas con sordera. “Es una enorme responsabilidad y es un trabajo que se ha ido complicando conforme han ido pasando los días”, asegura Mónica. “Aunque tenemos que guardar neutralidad, somos humanas”, añade. El volcán ha causado durante el último mes la evacuación de miles de personas y el paso de las coladas ha destruido viviendas, edificaciones y barrios. Las imágenes que se agolpan cada día en medios de comunicación y redes sociales han generado mayor ansiedad entre las personas que no pueden escuchar una explicación que contextualice lo que está viendo. Por ello, la figura de las intérpretes está siendo clave.  

Los primeros días, esta labor fue más costosa porque la información de las ruedas de prensa ha estado impregnada de tecnicismos que aún no dominaba la mayoría de la población. “Hemos tenido que hacer un trabajo de investigación y de consulta con todo el equipo; aunque nosotras somos las que estamos delante de la cámara somos un equipo de profesionales que trabajamos conjuntamente”, asegura Mónica. Pertenece, al igual que su compañera, a la Fundación Canaria para las Personas con Sordera y sus Familias (Funcasor), que lucha porque la accesibilidad universal sea real como recoge la ley. En La Palma trabajan tres profesionales, pero se apoyan en el resto de plantilla que trabaja en otras islas. “A golpe de teléfono o de ordenador nos apoyan cuando tenemos dudas”, subraya. No obstante, en esta histórica vivienda se encuentran a diario personal científico y técnico que aseguran que siempre están ahí para ayudarlas en lo que necesiten. 

Con el paso de los días, han logrado habituarse a la rutina de las ruedas de prensa  fijadas a las 14.00 horas y a aquellas que se convocan de forma excepcional cuando visita la isla alguna autoridad política destacada, como el presidente Pedro Sánchez o alguna ministra o ministro. Desde hace unas semanas han conseguido que el informe que suele leer María José Blanco, directora del IGN en Canarias, se les remita un rato antes para poder repasarlo. “Cuando la cosa se fue complicando, vimos la necesidad de solicitarlo y nos pusieron todas las facilidades desde el Pevolca”, asegura Mónica, que añade que ya se están habituando, pues el informe es similar de un día para otro aunque cambien los datos y la información meteorológica. Cada día las intérpretes acuden a esta vivienda histórica en pleno corazón de la capital palmera a la 13.30, hora en la que uno de esos ajetreados días se entrevistan con este periódico. 

La mayor dificultad con la que se topan las intérpretes, más que con los tecnicismos, es el sonido. “Si no escuchamos bien, no podemos hacer nuestro trabajo”, lamenta. Cuando hay muchos periodistas en la sala, mucho barullo o el altavoz se encuentra alejado, explican que es muy difícil realizar esta labor. Por ello, es muy importante que trabajen dos compañeras, una en frente de la otra y, si a una se le escapa algún dato, la otra profesional le pueda advertir. “Tienes que estar concentrada al 100% tanto tú como tu compañera”, aseguran las profesionales. 

Muchos retos para lograr una plena inclusión

Las intérpretes recuerdan que hay aún mucho desconocimiento sobre la lengua de signos, oficial en España desde el año 2007. Es rica, variada y muy necesaria. “La sociedad en general ignora la necesidad que tienen las personas con sordera y sus familias de acceder a la información”, relata Mónica, que añade que hay quienes creen que con subtitular es suficiente. “Y no es suficiente. La discapacidad auditiva es muy heterogénea”, matiza. De hecho, hay personas que no son competentes en lectoescritura y otras que necesitan el apoyo de una persona que les esté signando. También ocurre al contrario, personas que creen que con la figura del intérprete es suficiente, cuando hay quienes no son competentes en lengua de signos y necesitan el apoyo del subtitulado. Para que la accesibilidad sea real y se pueda llegar a todas las personas, “deben darse las dos cosas, la figura del intérprete y el subtitulado”. Y añade que “si hablamos de accesibilidad universal, habría que incluir todo tipo de discapacidades”. 

Mónica recuerda que es un derecho de las personas con sordera el poder acceder a las noticias, ya que cuando ven las imágenes del volcán si no se les aporta la información adaptada acudirán a sus familiares, negándoles el derecho de ser informados directamente. “La figura del intérprete permite bajar ese nivel de ansiedad”, sostiene. Desde Funcasor luchan para que este sistema vaya a más ya que, aunque agradecen que se cuente con la presencia de estas profesionales y el esfuerzo que realiza el Gobierno de Canarias y el Cabildo de La Palma para contar con su presencia en las rueda de prensa, creen que no es suficiente. Por ejemplo, el resto de la programación tanto de la televisión pública como de otros medios de comunicación no es accesible. Resaltan que las televisiones muchas veces tapan a las intérpretes, colocan sobre ellas la imagen del volcán, les hacen un corte… olvidándose así de su importancia. “Hemos conseguido mucho al estar en las comparecencias, pero desde Funcasor seguiremos luchando por esa accesibilidad real en toda la programación para que las personas con sordera estén en igualdad de condiciones”, apunta. 

Una información que duele contar

Mónica y Juana no han nacido en La Palma, pero llevan tanto tiempo viviendo en ella que se sienten de allí. “Aunque no somos de aquí, llevamos muchísimos años y el dolor lo sentimos igual que los demás”, aseguran. “La isla para nosotras es nuestra igual y es complicado a veces mantener la calma, somos seres humanos pero es lo que toca, esto pasará”, apunta Mónica. Las dos coinciden en que es la información más dolorosa que han tenido que explicar después de la pandemia. Aunque en La Palma la situación se mantuvo más controlada que en otras partes del país y no se realizaron tantas ruedas de prensa desde allí, sí que recuerdan que los primeros días fueron de mucha incertidumbre. Ahora, los días pesan, tras más de un mes de erupción y emocionalmente aseguran que se nota. 

Las intérpretes abogan por poner a las personas con sordera en el centro y que la información se les facilite lo mejor posible. Recuerdan además que desde Funcasor se ha facilitado atención psicológica accesible y gratuita para las personas con sordera y sus familias afectadas por el volcán de La Palma. Una información que amplían en las redes sociales de la Fundación. 

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