La alcaldesa niega que el aire de Santander esté contaminado pese a que el nivel de partículas nocivas superó lo permitido en 2022
La alcaldesa de Santander, Gema Igual, ha descartado aplicar medidas “drásticas” para atajar la contaminación ni prohibir la circulación del coche privado en el centro de la ciudad para implantar una zona de bajas emisiones. Lo ha dicho este martes coincidiendo con el informe de Ecologistas en Acción sobre la contaminación en Cantabria que, siguiendo los parámetros de la OMS, constata un repunte importante en 2022. En el caso de Santander, EA indica que las partículas PM10 excedieron dichos límites legales en la estación del Puerto de Santander.
La alcaldesa de Santander, Gema Igual, apuesta por desplegar un paquete de medidas para evitar que la ciudad “esté contaminada” pero “no llegar a nada drástico” ni prohibir la circulación del coche privado en el centro de la ciudad para implantar una zona de bajas emisiones. “¿Por qué vamos a tener que prohibir si Santander no está contaminada?”, ha dicho Igual en una entrevista con EFE en el primer día de legislatura, en la que ha afirmado que según los datos que maneja el Ayuntamiento, los niveles de contaminación no son elevados.
Sin embargo, EA no piensa igual. La totalidad de la población y dos terceras partes del territorio cántabros estuvieron expuestos el año pasado a unos niveles insalubres de contaminación, según el 'Informe estatal de calidad del aire 2022' de Ecologistas en Acción (EA).
La contaminación del aire ha repuntado en Cantabria por efecto del cambio climático y del aumento del tráfico, según este informe anual, que indica que, finalizadas las restricciones de la movilidad por la crisis de COVID-19, el intenso calor y la falta de lluvias han disparado en los episodios de partículas y ozono el año pasado, pese a la contracción económica derivada de la pandemia y la guerra de Ucrania.
El informe elaborado por Ecologistas en Acción analiza los datos recogidos en 780 estaciones oficiales de medición instaladas en todo el Estado español, entre ellas 12 situadas en Cantabria.
Entre sus principales conclusiones figura que en 2022 la calidad del aire en Cantabria ha empeorado respecto a 2020 y 2021, con un aumento significativo de los niveles de ozono y más matizado de partículas en suspensión (PM10 y PM2,5) y dióxido de nitrógeno (NO2), aunque sin alcanzar estos dos contaminantes las concentraciones habituales en años anteriores a la pandemia.
El documento de EA toma como referencia los valores máximos de contaminación recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el objetivo a largo plazo para proteger la vegetación de la Unión Europea. De acuerdo a esos umbrales, el aire contaminado afectó en 2022 a la totalidad de la población cántabra, así como a los 3.500 kilómetros cuadrados de la Cantabria interior, que suponen el 67% del territorio.
Si se toman los estándares de la normativa, más laxos que las recomendaciones de la OMS, no habría población que respiró aire contaminado ni superficie expuesta a niveles de contaminación que dañan la vegetación, por encima de los límites legales. Si bien las partículas PM10 excedieron dichos límites legales en la estación del Puerto de Santander.
Cuatro de cada diez cántabros respiraron en 2022 un aire que incumpliría los nuevos estándares legales propuestos por la Unión Europea para 2030, en el proceso de revisión en curso de la normativa de calidad del aire, lo que, para Ecologistas, expresa “la magnitud del reto a asumir por las administraciones en los próximos años para alinearse con la futura legislación”.
El año pasado fue muy seco y el más cálido en España desde al menos 1961. La estabilidad atmosférica activó los episodios de contaminación por partículas, en su mayor parte procedentes del norte de África. El extremado calor estival contribuyó al aumento del ozono, en especial durante las olas de calor de junio, julio y agosto. El cambio climático se confirma como un factor determinante en el agravamiento de los episodios de mala calidad del aire, según EA.
No obstante, el factor esencial para explicar el repunte de la contaminación atmosférica durante 2022 es la recuperación de la movilidad motorizada y de la actividad económica previas a la pandemia.
En este sentido, la organización recuerda que los Planes de Mejora de la Calidad del Aire son legalmente obligatorios pero en muchos casos no existen y en otros son inefectivos “por falta de voluntad política”. En este sentido apunta que el Ayuntamiento de Santander carece de un protocolo frente a episodios de contaminación como los que periódicamente afectan a la ciudad en situaciones meteorológicas estables.
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