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“Si viene una producción de fuera recibe 300.000 euros y si somos nosotros 30.000”

Pedro A. Terán dirigiendo un ensayo de su ópera 'Silencios y excusas'.

Rubén Alonso

El Palacio de Festivales de Santander, tras más de diez años sin contar con un espectáculo de este género, acogerá el 24 de febrero el estreno de la primera ópera de un compositor cántabro, Pedro A. Terán, de la mano de más de cien artistas de la comunidad entre actores, orquesta y coro. “Si viene una producción de fuera recibe 300.000 euros y si somos nosotros 30.000”, reflexiona su impulsor. Este ha sido uno de los principales obstáculos que se ha encontrado Terán a la hora de trasladar al escenario la obra que tanto tiempo dedicó a elaborar. 

“Dentro de las instituciones también ha habido gente que nos ha apoyado mucho y otra gente directamente nos ha dicho que a dónde vamos, que estamos locos y que somos unos temerarios”, relata este compositor, al tiempo que asegura que aunque “es normal el escepticismo, también lo sería el apoyo tanto a nivel moral como de confianza”. Como consecuencia de ese presupuesto, el “mínimo necesario para poder producir”, Terán lamenta que ese centenar de artistas cántabros vayan a tener que trabajar gratis. 'Silencios y excusas' está basada en un texto de David Ayala y trata de transmitir “la lucha del idealismo contra la gente acomodada que no persigue sus ideales”.

¿Qué le impulsa a lanzar este proyecto?

He compuesto desde muy pequeño, siempre ha sido como un impulso vital que tengo. La ópera me parece el espectáculo más grande que existe. He sido público tanto en el Palacio como fuera, y componer era un sueño que tenía, una obra que me iba a exigir mucha evolución y mucho aprendizaje, puesto que tenía que tratar con un amplio número de músicos, coralistas y solitas, aunar sus voces y conseguir un estilo propio. Me metí en ese proyecto totalmente a lo loco, sin tener ninguna perspectiva de estreno, simplemente tenía esa necesidad. Pasé tres años componiendo y hemos tenido la suerte, más adelante, cuando ya estaba terminada, de poder estrenarla, algo impensable al principio. El Palacio es un sitio fetiche para mí, prefiero hacerlo primero aquí y luego llevarla donde sea.

¿Cuáles son los principales obstáculos que se ha encontrado por el camino?

Se trata de una plantilla muy grande de músicos y, como no tenía idea de estrenar la obra, hice una orquesta ideal y un coro ideal con los cantantes que yo quería. La hice a placer, por decirlo de alguna manera, y las soluciones compositivas las vas encontrando a medida que vas componiendo. Por mucho bagaje y estilo que tengas siempre te vas encontrando con problemas compositivos que tienes que ir resolviendo y que hacen que aprendas. No obstante, me lo he pasado genial, no soy un compositor que sufre con ello [ríe]. Sin embargo, hay momentos de sufrimiento, como es normal, porque a veces no resuelves ni suena como tú quieres. Pero creo que me ha quedado muy redonda porque la he revisado muchísimas veces, la hacía para mí y no tenía tampoco un tiempo estricto para terminar.

En cuanto a la producción, ha sido durísimo, mucho más duro que componerla. Nosotros somos un grupo de artistas de Santander donde no hay tradición en esto y tampoco la confianza de nadie es extrema. Había mucho escepticismo con que un grupo de músicos y de actores de aquí pudiese llevar a cabo un proyecto tan grande. Hemos tenido que ir aprendiendo y formándonos muy bien. Me he ido rodeando de un equipo de gente cercana, amigos, familiares y compañeros de trabajo, que son buenos profesionales. Hemos montado la orquesta sinfónica desde cero llamando uno por uno a los músicos que creíamos que eran idóneos para esto. Sí me gustaría decir que en Cantabria hay muchísimo talento. Somos pocos, pero lo que necesitábamos era un proyecto como este para unificar a todo esa gente. Con el coro sucedió lo mismo, no todos son profesionales de la música, pero que sí funciona como un coro profesional. Hemos trabajado mucho, la partitura es muy difícil y creo que la estamos abordando con brillantez. En definitiva, hemos ido solucionando los problemas a medida que iban surgiendo con muchísima antelación porque es la primera vez que lo hacemos.

Afirma que “la confianza de nadie es extrema”. ¿Esperaba más?

Yo lo llamo el escepticismo de políticos, auditorios y de los que pueden hacer posible este tipo de proyectos. Una ópera profesional se mueve alrededor de los 300.000 euros y nosotros la vamos a hacer con 30.000, un presupuesto extremamente mínimo. Entre escenografía y hoteles se va ese dinero por lo que la orquesta, el coro y el equipo artístico, es decir, más de 100 personas, van a trabajar gratis. Hemos recibido frases de gente importante del tipo: “Es que vosotros no sabéis lo que vais a hacer, no sabéis lo difícil que es esto, estáis locos…”. Cuando es alguien de aquí que nunca ha hecho nada parecido es lógico cierto escepticismo, pero sabemos dónde buscar, cómo llevarlo a cabo y somos buenos profesionales en lo nuestro. Conocemos mucha gente. Ahora van a tener la oportunidad de verlo en directo porque les hemos invitado a todos ellos, y podrán ver que vamos a hacer un espectáculo profesional.

Entiendo que no está satisfecho con el apoyo institucional recibido...

Hemos tenido el apoyo mínimo necesario para poder producir. Yo también entiendo su escepticisimo, quieren ver el inicio. Dentro de las instituciones también ha habido gente que nos ha apoyado mucho y otra gente directamente nos ha dicho que a dónde vamos, que estamos locos y que somos unos temerarios. Tiene cierta lógica que puedan pensar esto, pero hay que informarse y saber con quién estás hablando porque llevamos en la música toda la vida y contamos con todo lo necesario para llevar a cabo el proyecto.

Es normal el escepticismo pero también lo sería el apoyo a la primera ópera que se va a estrenar de un compositor cántabro, tanto ese mínimo que hemos tenido como a nivel moral y de confianza. Si viene una producción de fuera recibe 300.000 y si somos nosotros 30.000 porque quieren verlo, es como una prueba. También nos han dicho que si esto sale bien intentarán proyectarlo fuera, algo que sería muy interesante para un proyecto de Cantabria porque también es importante exportar nuestro talento, somos pequeños pero producimos obras de calidad.

¿Qué mensaje pretende transmitir la obra?

El título, 'Silencios y excusas', habla precisamente de eso, de la gente que se calla o que pone excusas. Refleja cómo la sociedad se enfrenta muchas veces a los problemas o a las situaciones de la vida. La ópera trata de transmitir la lucha del idealismo contra la gente acomodada que no persigue sus ideales y que se conforma, así como la importancia de la sociedad, que la representa el coro, que oprime al que quiere ser diferente y si no lo consigue le intenta hundir. Esto no solo pasa en el mundo real, sino también en las voces que tenemos en nuestras cabezas que vienen de nuestra educación. No quieres hacer ciertas cosas, te crees que tienes libre albedrío pero no es cierto, porque tienes una educación, unos valores y has escuchado tantas cosas que tienes taladradas en el cerebro que hacen que no te puedas desarrollar, que te alineen un poco. El protagonista sufre ese tipo de acoso mental. Es un triangulo amoroso que no deja de ser un pretexto para hablar de todo esto, de cómo es la sociedad actual para dejarte desarrollar. Yo creo que todo el mundo se va sentir identificado con un personaje, con otro o con todos. Es muy actual, es una historia que se desarrolla en la ciudad de Santander en los años 90.

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