“Vamos a un otoño caliente: no conozco a ninguna empresa en Cantabria que tenga perspectivas de mejora inmediata”
Mariano Carmona nació en Aes. Trabaja desde los 18 años. Ha cortado madera en el monte para Sniace, ha trabajado de electricista, para una central de alarmas y en una empresa de aire acondicionado, antes de ingresar en SEG Automotive, donde contactó con la organización que ahora dirige formando parte de la sección sindical. Carmona empezó a tener mayor relación con la actividad sindical a partir de aquel momento, hasta que aglutinó una lista en las últimas elecciones a la dirección autonómica de UGT. Concluye mandato pero con la COVID se han dilatado los plazos congresuales. El de Cantabria se hará en torno a febrero y el actual secretario general, aunque no se pronuncia claramente, da a entender que muy probablemente repita candidatura.
¿Puede hacer un balance de estos años al frente de UGT?
La gestión en términos generales ha sido buena. Nos ha tocado un momento complicado por la COVID-19, como ha sido complicado para la sociedad en general. A nivel interno se ha unificado la estructura del sindicato, pasando de seis federaciones a tres. Se ha ido haciendo con pausa y pasos firmes. También hemos simplificado la ordenación interna de los edificios. He intentado de alguna manera simplificarlo todo para hacer un organismo ágil y ponerlo al servicio de los trabajadores.
¿Va aspirar a la reelección?
Lo hablaré con la Ejecutiva actual. En general, las sensaciones que tengo son buenas, es decir, cierta aceptación de la gestión hecha. Lo normal sería que no hubiera mayores sobresaltos en los próximos cuatro años.
¿Cómo ha evolucionado la afiliación al sindicato?
Afortunadamente estamos en más de 19.000 afiliados. Hemos subido en casi 3.000 en estos cuatro años en una coyuntura mala. Afortunadamente se está recuperando la conciencia de clase. También no tener todo el día a la prensa sensacionalista machacando a los sindicatos ha facilitado el acercamiento de los trabajadores a los organismos que los representan.
¿Se refiere a la crisis que se abrió por la impartición de cursos formativos?
El tema de la formación ha sido puntual y, sin embargo, la prensa lo ha utilizado de una manera generalizada. Ni siquiera han sido las propias estructuras del sindicato, las que de forma generalizada han hecho las cosas mal. Han sido hechos concretos de personas concretas. Dicho sea de paso, no hay nadie condenado por llevarse dinero para su casa. Una mala utilización, en algunos cosas, por la laxitud o no de las normas en ese momento, por darle viabilidad a estructuras que a lo mejor no tenían que funcionar... por los motivos que sean, pero lo cierto es que no hay gente condenada por llevarse dinero para su casa.
¿Queda descartado que un sindicato vuelva a impartir formación?
En Cantabria hemos desmontado unas estructuras de formación que teníamos, de equipos que teníamos al servicio de los trabajadores, porque el sindicato no ha ganado absolutamente nada. Lo que se cobraba se invertía. Ello ha generado que en Cantabria no se pueda mejorar la formación de los trabajadores. La nueva forma de impartir formación ha llevado a empresas en las que priman los intereses económicos, no la formación, a impartir una formación que en muchos casos es la misma que se impartía hace 15 años. La formación hoy no es la adecuada y nadie imparte formación sobre las nuevas necesidades del mercado laboral para los próximos años.
Algún curso imparten...
Hacemos alguna cosa echando una mano en oposiciones, pero no formación técnica como se hacía antes.
¿Le gustaría recuperarla?
La formación tal y como la conocemos va a cambiar. No va a haber trabajo para todo el mundo y habrá que repartirlo. Seguramente ese tiempo de no-trabajo sería el adecuado para recuperar una formación adecuada.
¿En qué estado se encuentra el Diálogo Social en Cantabria?
En España se ha recuperado el Diálogo Social. No es fácil afrontar problemas y llegar a acuerdos, como ha ocurrido con la COVID-19, y ha habido un cierto consenso entre patronal y sindicatos, que le han dicho al Gobierno 'aquí estamos'. Esta legislatura en Cantabria se ha puesto en marcha la mesa del Consejo de Diálogo Social, se han alcanzado acuerdos de escasa cuantía, pero importantes para los trabajadores. Se ha marcado el Ingreso Mínimo Vital, los complementos a los ERTE, algunos acuerdos para los autónomos... cosas que están encaminadas a mejorar a los trabajadores y a las empresas. No podemos obviar que estamos en un país de pillos y una legislación que se ha puesto en marcha para hacer frente a una muy mala situación se está malutilizando. A las empresas se les ha exonerado de pagar las cuotas a la Seguridad Social y lo lamentable es que unos meses después haya muchas empresas que lo han utilizado para desviar producción a países de bajo coste, para aumentar la productividad de la empresa obligando a trabajar a ritmos superiores a los trabajadores que no están en ERTE. Es absolutamente desolador escuchar declaraciones como las del presidente de la Asociación de Hostelería de Cantabria [por Ángel Cuevas, quien relacionaba el Ingreso Mínimo Vital con la dificultad de encontrar mano de obra] que implican un profundo desconocimiento de la sociedad, en donde hay sectores con trabajadores que hacen 13 horas diarias cobrando 1.000 euros, que se les da de alta y de baja en el mismo día sin contrato de trabajo, donde el día que descansan se les da de baja en la Seguridad Social... Es absolutamente desolador. Sin duda sería necesaria una formación para muchos empresarios.
Hay trabajadores que hacen 13 horas cobrando 1.000 euros, que se les da de alta y de baja en el mismo día sin contrato de trabajo, donde el día que descansan se les da de baja en la Seguridad Social
¿No es este terreno abonado para la Inspección de Trabajo?
La Inspección de Trabajo está desbordada. Sin duda que una de las vías por las que habría que trabajar sería cruzando datos entre la Seguridad Social y Hacienda. No puede ser que en este país haya auténticos profesionales del fraude fiscal. Y también, sin duda, a la Administración hay que dotarla de los medios de control e inspección necesarios. No se puede jugar con las necesidades y el miedo de las personas.
¿Cómo va a evolucionar la situación económica en Cantabria?
Yo no sé cómo va a evolucionar el tema sanitario, pero en Cantabria la situación es compleja con desequilibrios importantes en los tres sectores. El primario está infrautilizado. El industrial, con empresas que no han sabido adaptarse a los nuevos tiempos. Y en el sector servicios, donde las empresas son pequeñas y son incapaces de colaborar y buscar sinergias para ser más fuertes, lo que hace que la situación sea compleja. Sinceramente, soy poco optimista y creo que en septiembre vamos a afrontar una situación quizá desconocida y seguramente la evolución va a ser desagradable y nos va a obligar a tomar decisiones sobre la marcha.
¿Se va a un otoño caliente?
Yo creo que sí. Va a ser un otoño caliente: ahora mismo no conozco ninguna empresa en Cantabria que tenga perspectivas de mejora inmediata.
¿Lo están notando en su Asesoría Jurídica?
Tenemos mucho trabajo porque la situación es muy mala. La responsabilidad te hace pensar que tal vez en septiembre la situación sea peor. Nosotros tenemos un incremento de trabajo, que afrontamos con los medios que tenemos y metiendo muchas horas.
¿Qué reclamaciones predominan?
Tenemos de todo, desde incumplimientos de convenio, de contrato, reclamaciones de cantidades... También tenemos un gran volumen de trabajo por los ERE y ERTE que se van a prorrogar hasta el 30 de septiembre pero que yo creo que se van a ampliar más.
¿Qué papel está jugando y tiene que jugar el Gobierno de Cantabria?
La interlocución con el Gobierno de Cantabria es buena, los resultados no son los esperados. Tampoco nos podemos engañar. El Gobierno no es el encargado de crear puestos de trabajo, pero sí que es verdad que nos estamos acostumbrado a que cada uno pida para sí y yo creo que el Gobierno tiene que marcar una situación de política estable, con una Ley del Suelo, planes de ordenación territorial y energético claros, seguridad jurídica a las empresas, coste de la energía, suministro de agua... Además, por decisiones políticas tomadas hace una década... Algunas buenas, pero en logística, infraestructuras y comunicaciones han sido nefastas. Me refiero al empeño de tener que hacer un AVE a Madrid por Las Hoces, lo que ha ralentizado tener comunicación con Europa si no es vía avión. Ahora mismo tenemos que afrontar esto sin reproches pero con la mayor celeridad posible. A mí me consta que hay empresas en Cantabria que llevan 10 años pidiendo terreno para ampliar, y no entiendo que teniendo 30.000 parados no se ponga ese suelo a disposición de las empresas, no entiendo que una empresa se tenga que ir a Asturias o al País Vasco porque haya polígonos industriales en manos de especuladores.
¿Y de Europa qué cabe esperar?
Va a haber dinero público en Europa a tope. Por eso Cantabria tiene que tener 20 proyectos que sean de interés y, en cuanto salga la convocatoria, tener el trabajo preparado. ¿Hay en la Administración ahora mismo diez personas trabajando en todo esto? Mucho lo dudo.
Cantabria tiene que tener 20 proyectos que sean de interés y en cuanto salga la convocatoria europea, tener el trabajo preparado. ¿Hay en la administración ahora mismo diez personas trabajando en esto? Mucho lo dudo
La comarca del Besaya es una zona especialmente sensible en materia laboral. Solvay reclama medidas reiteradamente y Sniace tiene encima un nuevo cierre.
Solvay es una empresa muy solvente y tiene una plantilla muy cualificada. ¿Qué es lo que más le influye a Solvay? La incertidumbre en la generación de energía y la normativa de cogeneración. Yo he visto el proyecto y es muy interesante, y lo que no parece lógico es que las trabas normativas no facilitan el buen funcionamiento de una empresa de estas características y que es garantía para una comarca entera.
¿Y Sniace?
Lo de Sniace me da mucha pena, porque reúne unas condiciones para facilitar la vida en esa comarca y por malas gestiones de muchos años o intereses personales empresariales, por especulación seguramente en su momento sobre el suelo y por decisiones inadecuadas, hay 400 personas que llevan diez años viviendo en la incertidumbre y pasándolas canutas. Sobre lo pasado poco se puede hacer y lo único que espero es que haya una oferta solvente que garantice de alguna manera la unidad productiva y haya una reapertura. Pero desde luego, la solución de Sniace, la solución de la Nissan, la solución de Solvay, de SEG Automotive, no pasa por apelar a lo divino o hacer declaraciones a la empresa, pasa por afrontar los problemas.
El Gobierno central ha subido dos veces el Salario Mínimo y no se ha hundido el mundo.
Ni se va a hundir. Porque la gente coma el mundo no se hunde.
Pero se cuestionaba su impacto en la competitividad y en las cuentas de empresas ya baqueteadas por la crisis de 2008.
La sociedad no puede ser un 'sálvese el que pueda'. La sociedad tiene que ser solidaria, que garantice la igualdad de oportunidades, la justicia. Y este es el país que queremos. Lo que no podemos hacer es ridiculizar al que no tiene trabajo. A la gente, o le damos trabajo o le damos la manera de vivir y seguramente, y por desgracia para todos estos puristas que parecen que han inventado el mundo, a la larga seguramente haya que compaginar las horas de trabajo con prestaciones sociales y garantías en sanidad, educación y pensiones. El mundo del trabajo que hemos conocido, basado en el consumo y en la especulación, ya no es posible ni sostenible.
¿Es sostenible un sistema de protección como el que apunta?
Si alguien suma en este país lo que se ha robado estos diez años hay dinero para todo. Lo que no puede ser es que haya dinero para robar y no haya dinero para coberturas sociales.
Lo que no puede ser es que haya dinero para robar y no haya dinero para coberturas sociales
¿Tal vez con un reajuste del reparto de riqueza y combatiendo el fraude?
El fraude permanente no se puede consentir, ni a los trabajadores ni a las empresas, porque también digo que al trabajador que se aprovecha del sistema hay que sancionarlo. Se trata de que el sistema sea justo y sostenible. Pero el hecho de que haya un 30% de la población que viva en la pobreza no tiene por qué hacer feliz al otro 70%.
¿Y el teletrabajo a dónde conducirá?
El teletrabajo para nosotros va a ser un problema a medio plazo. Sin embargo, a corto plazo, muchas personas que teletraban están encantadas. De lo que no se dan cuenta es que el teletrabajo individualiza a las personas. Cuando estás en tu casa teletrabajando no conoces ni el salario de tus compañeros, ni su carga de trabajo ni sus condiciones de trabajo. Todo lo que sea aislar va en contra de las personas y de la clase trabajadora en general. De hecho, muchos de los que hoy están encantados con el teletrabajo van a ser futuros autónomos en un corto espacio de tiempo.
¿Y qué puede hacer un sindicato?
Tendremos que regularlo, aunque yo no soy partidario del teletrabajo como se está haciendo. Si tiene que haber teletrabajo, tiene que estar regulado y muy regulado, dentro del ámbito de la sección sindical y de la empresa.
Por no hablar de la deslocalización que posibilita.
Nos podemos encontrar que un trabajo que tiene el Gobierno de Cantabria lo esté haciendo una empresa de Colombia. No puede ser que el teletrabajo lleve a la deslocalización. Además hay que separarlo del cuidado de los hijos, del trabajo del hogar, hay que crear los entornos adecuados, hay que regularlo con las relaciones adecuadas.
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