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Los tribunales tendrán que decidir sobre el resultado del Congreso del PP cántabro

María José Sáenz de Buruaga e Ignacio Diego se saludan tras conocer el resultado del Congreso Regional.

Laro García

La batalla por el poder en el PP de Cantabria dejará secuelas difíciles de superar a corto plazo en el seno de la formación conservadora. El duro enfrentamiento por el liderazgo, que se decantó el pasado sábado a favor de la número dos y secretaria general, María José Sáenz de Buruaga, sobre el expresidente y candidato a la reelección, Ignacio Diego, su rival en este proceso interno, está muy lejos de llegar a su fin.

El exiguo margen entre una y otra candidatura ha levantado aún más suspicacias y las críticas sobre la forma en la que se ha desarrollado el Congreso Regional de los populares cántabros siguen resonando más fuerte que los mensajes de unidad e integración que trata de lanzar el equipo de Buruaga, que deberá hacerse con las riendas de un partido dividido por la mitad: el resultado de la votación definitiva fue del 50,22% frente al 49,78%. O lo que es lo mismo, cuatro votos.

Ante este escenario, los afines a Diego han decidido no enterrar el hacha de guerra y pelearán por plantar cara, impugnando el proceso si es preciso: “Hay que analizar las actas, hay que analizarlo todo, porque el Congreso Regional ha sido extraordinariamente irregular desde el minuto uno. Fue irregular todo, desde el inicio”, insiste el portavoz parlamentario del PP de Cantabria, Eduardo Van den Eynde, a preguntas de eldiario.es.

“Si esas irregularidades que se han padecido durante todo el proceso no se estudian y no se investigan y no se llega a la conclusión de que no había irregularidades de ningún tipo, que ha sido todo limpio, yo lo siento mucho, pero me cuesta aceptar estos resultados, la verdad”, recalca el portavoz del PP en la Cámara.

Tras hacerse oficial el resultado del Congreso, en el mismo salón de plenos y rodeado de sus partidarios, Ignacio Diego aceptó su derrota y aseguró que estaba “a total disposición” de Buruaga, que desde ese mismo momento era “mi presidenta”. A preguntas de los periodistas, afirmó que no conocía motivos para la impugnación, un rumor más que extendido entre los miembros de su candidatura.

“Los motivos para la impugnación han ido viniendo después, cuando se han ido produciendo las denuncias y han ido viniendo los interventores de mesa a contar lo sucedido. Esas declaraciones de Ignacio Diego están hechas en caliente, en el momento en el que se conocen los resultados”, explica ahora Van den Eynde.

A su juicio, dados los acontecimientos y los testimonios posteriores, “se tiene que estudiar” para despejar cualquier sombra de sospecha. “Las denuncias son eso, denuncias, no hechos. Hay que investigarlo primero y demostrarlo después. Si eso no es así, se felicita a quien ha ganado y punto”, subraya, al tiempo que dice estar “muy indignado” por cómo se ha gestionado todo el proceso.

Recorrido judicial

Según el diputado autonómico, amigo personal de Diego y hombre de confianza del expresidente de Cantabria, “esto seguirá adelante en varios frentes, porque incluso hay militantes que han puesto denuncias”.

Van den Eynde se refiere así al atestado presentado ante el Juzgado de Instrucción número 1 de Santander, en funciones de guardia, que recibió el sábado la denuncia presentada ante la Policía Nacional por un compromisario del Congreso del PP de Cantabria, en la que alertaba sobre “presuntas irregularidades en la votación” que dio la victoria a Buruaga.

El denunciante aseguró ante las fuerzas del orden que, en el momento de ir a votar, sobre las cinco de la tarde en el Palacio de Exposiciones de Santander, observó irregularidades en el proceso de votación, tales como que “han anotado a mano a dos personas que a su vez han votado” y que, a su juicio, “carecían de acreditación como compromisarios”.

Esta denuncia se une a la presentada semanas antes en la Guardia Civil de Laredo, donde otro afiliado denunció el pago masivo de cuotas de militantes por parte del equipo de Buruaga, para que pudieran estar al corriente y fueran habilitados para participar en las primarias.

En este caso, el denunciante aseguró tener conocimiento de que se habían hecho ingresos a través de una cuenta creada al efecto a nombre de una persona con discapacidad, mediante la cual se inscribió a 491 afiliados con el mismo número de transferencias a razón de 18,03 euros (cuota precisa para poder votar), lo que hacía una cantidad total de 8.852,73 euros, una denuncia que sigue su curso en los tribunales por presunta suplantación de identidad y blanqueo de capitales.

Los críticos se mantendrán en sus puestos

La fuerte división interna en el PP de Cantabria ha dado lugar a dos bandos enfrentados y casi irreconciliables, donde lo personal ha superado lo político. El choque de trenes entre ambas candidaturas ha provocado una dirección que solo representa a la mitad del partido, dejando fuera a los que hasta ahora ostentaban el poder y ocupaban casi todos los cargos de relevancia.

Los cambios que deberá afrontar Buruaga para diseñar un equipo a su medida se encontrarán con una fuerte oposición interna, que ya se está organizando para plantar batalla ante la purga que se cierne sobre sus cabezas. Y el punto de mayor fricción será el propio grupo parlamentario popular, donde desempeñan su labor tanto la nueva presidenta como su antecesor en el cargo.

Esa reorganización de las tareas en el Parlamento incluía de manera casi imprescindible la sustitución de Van den Eynde en la portavocía, puesto que Buruaga quiere otorgar al diputado Íñigo Fernández, dado el nivel de enfrentamiento público que ha mantenido el hombre de confianza de Diego con la nueva líder.

“No, yo no pienso dimitir, salvo que me lo pidan mis compañeros. La portavocía es algo que decide el grupo parlamentario. Aunque al principio sí que barajé la posibilidad, le he dado una vuelta y no pienso hacerlo”, confirma a este periódico Van den Eynde, que reconoce que se ha posicionado “claramente en contra” de la candidatura vencedora del Congreso y “me ratifico en todo lo que he dicho”.

“En el grupo parlamentario hay nueve diputados, que yo sepa, que apoyan a Ignacio Diego -el PP tiene 13 diputados en total- y que han sido muy críticos con la forma en la que se ha desarrollado el Congreso y que, además, estamos muy mosqueados. La relación personal ahora puede ser complicada, pero eso es lo que hay que gestionar”, concluye.

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