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ENTREVISTA Diputado de Ciudadanos en Cantabria

Diego Marañón: “Ciudadanos está en la UVI y necesita soluciones urgentes”

El diputado Diego Marañón en su despacho en el Parlamento de Cantabria.

Laro García

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Diego Marañón García (Cuchía, 1989) es graduado en Derecho y consejero general de Ciudadanos. Desde las elecciones de 2019 ejerce como diputado autonómico en Cantabria por la formación naranja y desde dentro ha visto el deterioro progresivo que ha sufrido el partido, que lo mantiene en una situación crítica. “Ciudadanos está en la UVI y necesita soluciones urgentes”, reconoce el exsecretario de Acción Institucional del partido en Cantabria, que tuvo que hacer frente por segunda legislatura consecutiva a una escisión en su grupo parlamentario y de nuevo a la aparición del transfuguismo en sus filas.

“Ciudadanos es un proyecto que creció muy rápido, que era muy atractivo para la ciudadanía, y obviamente llegaron personas que no tenían claro dónde estaban, que no aceptaban la forma de funcionar del partido o la manera en la que se tomaban las decisiones internamente”, admite Marañón, al tiempo que subraya que “cuando un partido llega a una situación de deriva como la que tiene Ciudadanos, no es por una situación única, no hay un único condicionante”. “La duda es si se llega a tiempo o no con la refundación, si se va a ser lo suficientemente efectivo y esa refundación va a ser lo suficientemente profunda para tener éxito. No nos podemos quedar en cuestiones estéticas, en cambios de nombre, de logo, o de color. Tenemos que ir a cuestiones ideológicas y analizar a las personas que han estado dirigiendo el proyecto de Ciudadanos hasta ahora. Es importante que llegue gente nueva, con ganas, con nuevas ideas, que traten de dar una vuelta al proyecto”, defiende. 

Ciudadanos ha obtenido representación durante dos legislaturas consecutivas en el Parlamento de Cantabria con idéntico resultado: en ambos casos ha acabado con su grupo parlamentario roto y con diputados tránsfugas que no han entregado su acta a pesar de tener ese compromiso firmado por escrito. ¿Cómo explica eso a los votantes que depositaron la confianza en el partido?

Es una situación muy complicada, que no es agradable para nadie, pero hay que diferenciar entre lo que ocurrió la legislatura pasada y lo que pasó en esta. Las razones no son las mismas ni parecidas. En la legislatura pasada fue una cuestión orgánica, de una lucha de poder de alguien que no asumió su posición dentro del partido, y en esta legislatura en el caso de Marta García, que es la diputada tránsfuga, el partido hizo lo que tenía que hacer. Ella tomó la decisión de desafiliarse por la problemática del lobo, que no entro en si estuvo más o menos acertada, pero en el momento en el que ella decide desafiliarse del partido con el que se presentó a las elecciones, se convierte en una tránsfuga. Siempre hemos sido consecuentes en la lucha contra el transfuguismo, costase lo que costase, y en este caso el partido hizo lo que tenía que hacer: había que expulsarla del Grupo Parlamentario de Ciudadanos y asumir las consecuencias, que ha sido caer al Grupo Mixto junto a otra formación política.

El discurso inicial de Ciudadanos incidía mucho en la transparencia y en la regeneración democrática, pero parece evidente que el partido ha tenido serios problemas internos que complican mucho trasladar ese mensaje. ¿A qué lo achaca? ¿No cree que un crecimiento tan rápido y una implantación territorial a golpe de convocatoria electoral pudo dar pie a la aparición de arribistas de la política que solo buscaban en Ciudadanos una plataforma personal?

Es cierto que Ciudadanos es un proyecto que creció muy rápido, que era muy atractivo para la ciudadanía, y obviamente llegaron personas que no tenían claro dónde estaban, que no asumían que Ciudadanos tiene una única voz en toda España, que decimos lo mismo aquí, que en Valencia o en Andalucía, que no aceptaban la forma de funcionar el partido o la manera en la que se tomaban las decisiones internamente... Si eres consecuente en la lucha contra el transfuguismo, hay ciertas cosas que no puedes tolerar ni puedes mirar para otro lado, como igual se hace en otras formaciones políticas. Nos hemos encontrado con situaciones que no son agradables para nadie, la verdad, pero que tienes que asumir.

Y a la vista de esta situación y del contexto actual, ¿cuál debe ser el futuro del partido? ¿Hay espacio político para Ciudadanos en el mapa electoral español?

Espacio sí, sin duda, porque no creo que haya ninguna formación política que haya venido a ocupar ese espacio. Los viejos partidos, como PP como PSOE, siempre han tratado de ocupar el centro, pero nunca con políticas de centro, moderadas, que es lo que requiere ese espacio que creemos que sigue existiendo en España. Lo que pasa es que Ciudadanos acaba de iniciar un proceso de refundación que veremos cómo termina en enero y podremos valorar si es un proyecto atractivo para los votantes o no.

¿Y cuál piensa que debe ser la línea a seguir en ese proceso de refundación?

La clave en todo esto es que no hace falta inventar nada: Ciudadanos ya fue un proyecto atractivo para la ciudadanía. Recuerdo que en 2018 había encuestas que nos situaban como el partido más votado, por encima del PP. Hay que fijarse en lo que funcionó en aquel momento. Éramos un partido con banderas políticas identificables: hablábamos de autónomos, de educación, de sanidad, de pactos de estado... Y ahora, todo eso, o no se hace o no se hace con el mismo éxito comunicativo o con el mismo énfasis que en aquel momento. Pongo ese ejemplo, aunque cuando un partido llega a una situación de deriva como la que tiene Ciudadanos, no es por una situación única, no hay un único condicionante, pero creo que en esa idea está la clave que nos hizo un partido atractivo para muchísimos españoles y el objetivo de lo que yo entiendo que deberíamos intentar recuperar en ese proceso de refundación. Ciudadanos debe de volver a los orígenes que nos convirtieron en un proyecto atractivo para los españoles.

¿Y le parece que hay margen para la recuperación electoral, que será lo que marque o no el éxito del partido como proyecto político?

Ahí está la duda, en si se llega a tiempo o no con la refundación, si se va a ser lo suficientemente efectivo y esa refundación va a ser lo suficientemente profunda para tener éxito, pero para solucionar esa duda habrá que esperar al mes de enero, que es cuando finaliza este proceso interno.

Para cualquier cargo público de Ciudadanos, el espejo de UPyD tiene que estar siempre presente... ¿Hay riesgo de acabar así, de convertirse en un partido que se extingue poco a poco hasta que desaparece?

Sí, sí, evidentemente. Ciudadanos es un partido político que a día de hoy está en la UVI y necesita soluciones potentes y urgentes para salir adelante. Claro que está UPyD, y otros proyectos políticos anteriores con políticas de centro que ya no existen, pero nos tenemos que fijar en lo que hicieron mal o no se hizo en esos proyectos para terminar así. Solo de esa manera podremos salir adelante.

Mencionaba a UPyD, aunque nos podríamos ir más atrás, hasta UCD, y en ambos casos coincide con un liderazgo muy fuerte, como ocurrió en Ciudadanos con Albert Rivera. ¿Se ha atragantado esa sucesión obligada o la caída viene de antes?

Hasta 2019, que es cuando se produce el primer mal resultado electoral en esa repetición de las elecciones generales, el proyecto de Ciudadanos era tremendamente ilusionante y a cada comicio electoral al que acudíamos sacábamos un resultado mejor y cosechábamos más votos. El liderazgo de Albert Rivera hasta ese momento fue muy positivo para el proyecto de Ciudadanos y consiguió aunar a mucha gente detrás de él. Creo que él, en 2019, se equivocó. Esa es mi opinión. Pero hay que reconocer que asumió su responsabilidad al día después. Tuvo un fracaso electoral importante y al día siguiente estaba dando una rueda de prensa para asumir su responsabilidad y abandonar la política. Eso hay que reconocerlo porque no se ve todos los días. Luego llegó el liderazgo de Inés Arrimadas, que llega en una situación muy complicada, pero también es verdad que se han ido sucediendo los diferentes comicios autonómicos y los resultados no han ido a mejor, sino que paulatinamente han ido a peor. Eso es algo que se tiene que analizar y tener en cuenta en este proceso de refundación.

Como decía, han puesto en marcha ese proceso de refundación liderado por Inés Arrimadas y su equipo más cercano. ¿Qué opinión le merece? ¿Se están haciendo bien las cosas?

No nos podemos quedar en cuestiones estéticas, en cambios de nombre, de logo, o de color. Tenemos que ir a cuestiones ideológicas y analizar a las personas que han estado dirigiendo el proyecto de Ciudadanos hasta ahora. No solo hablo de Inés. Durante este tiempo se han sucedido diferentes elecciones y no han conseguido revertir la situación. Es importante que llegue gente nueva, con ganas, con nuevas ideas, que traten de dar una vuelta al proyecto.

Después de los sucesivos varapalos electorales en Castilla y León, la Comunidad de Madrid o Andalucía, donde ostentaban importantes responsabilidades de Gobierno, se ha comprobado que la consecuencia directa de los pactos postelectorales con el PP ha sido muy clara: la desaparición de esos parlamentos autonómicos y la absorción de cargos y representantes de su partido en las filas populares. ¿La línea roja que estableció Albert Rivera con el PSOE fue la tumba de Ciudadanos al perder la capacidad de ejercer de bisagra y decantar mayorías en función del contexto?

Cuando se tomó la decisión, después de las elecciones municipales y autonómicas de 2019, de dar prioridad a los pactos con el Partido Popular sin entrar caso a caso, el partido se equivocó. Ahí teníamos una imagen de partido que decía que no era lo importante con quién pactabas, sino para qué pactabas. Y hablábamos de regeneración, de transparencia... Creo que el partido se equivocó, claramente. Pero no podemos meter todos esos pactos en el mismo saco. Por ejemplo, el pacto de gobierno de Andalucía ha sido muy exitoso, con muy buena sintonía, políticas que han sido positivas para los andaluces, rebajas fiscales, medidas ambiciosas... No es el mismo caso de la Comunidad de Madrid, donde todo fue más complicado, hubo tiranteces y problemas desde el principio. No todos los pactos por ser con el PP son malos. Hay que mirar caso a caso cómo ha ido cada uno de ellos, aunque hemos visto que, por desgracia para Ciudadanos, los resultados han sido igual de negativos en todos los casos. Lo que hay que valorar antes de cada pacto es si lo que ofreces va a ser bueno para los ciudadanos. Se entendió desde el partido a nivel nacional una política de pactos que daba prioridad al PP y los resultados están siendo negativos indudablemente en todas las elecciones.

Hay peleas, hay tiranteces, pero en términos generales, el pacto entre el PP y Ciudadanos en Santander ha sido positivo para los vecinos, que es lo importante. Se están viendo medidas importantes para la ciudad

Volviendo a Cantabria, aquí se ha producido una situación similar en el Ayuntamiento de Santander, donde Ciudadanos ha sostenido en el poder al PP durante dos legislaturas a pesar de que existía una mayoría alternativa. ¿Qué balance hace?

Viéndolo desde la distancia, porque esto lo pueden explicar mejor los concejales de Ciudadanos que trabajan día a día en el Ayuntamiento, está siendo una convivencia complicada. Eso no se le escapa a nadie. Pero creo también que está siendo un pacto beneficioso para los vecinos de Santander, porque se están tomando medidas que no se habían tomado hasta ahora: rebajas fiscales importantes, la reversión del contrato de basuras que era perjudicial para la ciudad... Hay peleas, hay tiranteces, pero en términos generales, el pacto entre el PP y Ciudadanos en Santander ha sido positivo para los vecinos, que es lo importante. Se están viendo medidas importantes para la ciudad.

El portavoz de Ciudadanos en Santander, Javier Ceruti, ha dicho públicamente en reiteradas ocasiones que no tuvo oportunidad de elegir y que ese pacto con el PP fue impuesto desde Madrid como parte de una negociación conjunta en todo el país. ¿Esa falta de autonomía de los representantes locales del partido en los territorios no limita la capacidad de actuación y denota un funcionamiento interno poco democrático?

Este es uno de los aspectos que se ha puesto encima de la mesa en el proceso de refundación. Se está valorando dar más autonomía en la toma de decisiones a los territorios, que era una demanda que había en prácticamente todas las comunidades y ayuntamientos.

¿Es partidario de incrementar esa autonomía?

Sí, aunque es la eterna cuestión entre defender un partido nacional que mantenga una línea uniforme en todo el territorio para que no sea una suma de reinos de taifas y dar autonomía a los diferentes territorios, a nivel local y autonómico. Sí está bien que los territorios tengan capacidad de decisión, porque está bien para vincular las políticas que se hacen en las diferentes instituciones a lo que necesitan los ciudadanos, pero también es verdad que hay que buscar un equilibrio, porque hay que respetar unas bases y ser coherentes con lo que se hace.

Ha vivido muy de cerca lo ocurrido dentro del Grupo Parlamentario de Ciudadanos en Cantabria, en la pasada legislatura como asesor y en esta como diputado. Incluso, jugando un papel determinante para la ruptura definitiva con la diputada tránsfuga Marta García que les ha obligado a pasar al Grupo Mixto. ¿Cómo explica lo sucedido? ¿Una enmienda en el Senado sobre el lobo puede provocar tal cisma o ya había unas diferencias insalvables ya en ese momento?

Lo que hay que tener claro es que, en relación al lobo, Ciudadanos siempre ha defendido lo mismo en el Parlamento de Cantabria. Ya la legislatura pasada, con Rubén Gómez como diputado, fuimos una parte activa importante en la elaboración del Pacto de Gestión del Lobo. Ciudadanos fue importante en ese acuerdo, que ha venido funcionando sin ningún tipo de problema y que era del gusto de todo tipo de sectores, desde el punto de vista ganadero, como ecologista o político. Cuando esto salta por los aires, en Cantabria no hemos variado nuestra postura. Siempre hemos defendido lo mismo y hemos mantenido la misma línea. El partido a nivel nacional, en una enmienda en el Senado, no sigue la línea que hemos seguido aquí, y tiene que ver con la autonomía de los territorios que hemos hablado antes... Marta García, sin plantearnos ninguna alternativa, sin una reunión con Madrid, sin mostrar que estamos en desacuerdo, se desafilia del partido y nos enteramos a la mañana siguiente. A partir de ahí, no nos queda otra opción que la que se tomó. Sale del partido por el que se presentó a las elecciones, se le da la oportunidad de subsanarlo y afiliarse de nuevo, se niega, y el partido hace lo que tiene que hacer: se la expulsa del grupo. Como no devuelve el acta de diputada, se convierte en una tránsfuga y creo que el Parlamento ha actuado en consecuencia y la mayoría de los grupos políticos han sido coherentes con lo que hay que hacer cuando ocurren este tipo de situaciones en una institución tan importante.

Pero la realidad, y así se contó en aquel momento, es que sí hubo esa reunión con Marta García en Madrid con la dirección de su partido, y llegó a estar sobre la mesa que permaneciera dentro del Grupo Parlamentario de Ciudadanos como independiente, aunque no estuviera afiliada.

Yo no estuve en esa reunión en Madrid y, por tanto, no puedo entrar a valorar lo que se puso encima de la mesa. Creo que lo que se hizo fue lo coherente y lo que había que hacer en ese momento. No voy a valorar más al respecto.

¿Y qué opinión le merece la actuación en ese caso de su portavoz parlamentario, Félix Álvarez, coordinador autonómico del partido? Cambió de postura tres o cuatro veces en apenas 48 horas, y dio la sensación de que intentó llegar a un pacto con la diputada tránsfuga para salvar su representación...

Insisto en que lo importante es la decisión que se tomó finalmente. No voy a entrar a valorar lo que pasó en aquellos días.

Cuando acabe la legislatura y mire atrás, ¿qué cree que recordarán los ciudadanos de su paso como diputado?

Me conformaría con que me recordasen como un diputado que ha trabajado por el interés de los ciudadanos de Cantabria, que ha tenido el orgullo y el placer de participar activamente en la mayoría de las leyes que se han tramitado en esta legislatura, y que he podido poner mi granito de arena en leyes que son muy importantes, como la Ley de Reconocimiento de las Personas Gais, Lesbianas, Trans y Bisexuales de Cantabria, o en la Ley del Suelo, que será estratégica para Cantabria.

Estamos hablando en pasado, pero... ¿tiene claro cuál va a ser su futuro? ¿Le gustaría seguir en política activa a partir de mayo de 2023?

No me lo ha planteado, la verdad. Estoy centrado plenamente en la actividad parlamentaria, que en el último año el Gobierno siempre tiene mucha actividad legislativa, y eso me ocupa el día a día. Además, mi situación personal ha cambiado hace poco, porque he sido padre de gemelos recientemente, y no me he parado a pensar en mi compromiso con los ciudadanos, que acaba en mayo de 2023. A partir de ahí, no he pensado en nada más.

Lo que está claro es que el rival será el mismo, una vez que Miguel Ángel Revilla ha confirmado su intención de presentarse a la reelección... ¿Qué le parece?

Yo que soy muy futbolero, y muy del Madrid, te voy a responder con una broma: me ha sorprendido lo mismo que Revilla se presente de nuevo que lo que me sorprende que el Madrid gane la Champions League [ríe]. Creo que todo el mundo tenía claro que iba a ser candidato, que este trámite se ha convertido casi en un ritual regionalista que se produce antes de las elecciones, y no ha sorprendido a nadie que siga una legislatura más.

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