La realidad de las empresas de conservas: contratos temporales, techo de cristal y una brecha salarial de casi el 30%
La conserva de la anchoa y el bonito es una de las principales actividades de la industria del pescado en Cantabria. Las tareas más comunes que desempeñan las empleadas de las fábricas son limpiar, filetear y descabezar el pescado. Pero no solo son las mujeres, sino que cada vez son más los hombres que llevan a cabo este tipo de labores. Sin embargo, según Mónica Rodriguez, responsable de la Secretaría de Políticas Sociales de Industria del sindicato CCOO en Cantabria, “ellos tienen el privilegio de recibir una remuneración mayor”.
Situaciones como esta son las que han motivado al sindicato de CCOO a lanzar la campaña #PescarDerechos, que pretende acabar con la ''alarmante'' precariedad que sufren las mujeres en este sector, las cuales ocupan el 60% de los 26.500 puestos de trabajo que existen actualmente en España. ''Este sector está feminizado por costumbre: los hombres iban a la mar mientras las mujeres nos encargábamos de tareas más finas'', afirma Mónica Rodriguez en conversación con eldiario.es.
Uno de los mayores problemas en los que está sumergido este sector es la brecha salarial existente entre hombres y mujeres, que alcanza ya el 29,7%. ''Culturalmente las mujeres aportábamos un salario que complementaba al de nuestro marido'', explica Rodríguez.
''Las empresas utilizan diferentes grupos del convenio para contratar a hombres y mujeres, a pesar de que las categorías son las mismas'', asegura. Esto supone una diferencia salarial de entre dos y cuatro euros por jornada, tal y como detalla esta sindicalista. ''Nos infravaloramos al permitir esta descompensación. Espero que la situación cambie, porque además las mujeres en este sector son muy guerreras'', sostiene.
Otro de los problemas laborales más relevantes a los que se enfrentan las trabajadoras de esta industria es el 'techo de cristal', puesto que solo el 18% de las empleadas ocupan un puesto de dirección o gestión. ''Aunque actualmente los hombres están empezando a descabezar pescado, normalmente ocupan cargos relacionados con el almacén, el mantenimiento de las máquinas, la logística...'', explica Rodríguez, que trabajó durante una década en varias fábricas de conservas. Además, reconoce que ''es cierto que es más fácil encontrar a hombres que a mujeres en los cargos que implican tomar decisiones''.
A pesar de que las labores que llevan a cabo las mujeres en las fábricas parecen sencillas, “resultan primordiales para que el sector se sostenga'', afirma tajante Rodríguez. Asimismo, la sindicalista alerta de los riesgos laborales a los que están expuestas estas empleadas: ''Se trata de actividades que son muy repetitivas y que se ejecutan en una misma posición, muchas veces forzada''. Por ello, el desarrollo de estas tareas provoca habitualmente problemas músculo- esqueléticos, como fuertes dolores de espalda o el síndrome del túnel carpiano.
La temporalidad de los contratos en este sector también supone una traba para sus empleados, ya que el 77% de ellos son a tiempo parcial. Rodríguez sostiene que ''antes había más plantilla fija y ahora el contrato dura lo que dure la campaña''. ''Otra opción es un contrato fijo discontinuo. Esto antes te garantizaba meses de trabajo. En cambio ahora, si la empresa no produce, te mandan al paro hasta que te vuelvan a necesitar. Esto te impide trabajar en otra cosa durante el tiempo que no estás en la fábrica porque si te llaman, tienes que volver'', explica.
En el balance general que hace Rodríguez respecto a la evolución de la industria de pescado en los últimos años, reconoce que ''ahora los trabajadores se pueden amparar bajo un convenio'', pero ''los tipos de contrato son peores y ha habido una reducción significativa de las plantillas de las fábricas''.
