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Uno de cada cuatro emigrantes cántabros se dirige al País Vasco

Jóvenes inician un viaje con su equipaje a cuestas.

Javier Fernández Rubio

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Uno de cada cuatro cántabros que emigra marcha al País Vasco, en especial a Vizcaya, a donde el año pasado se dirigieron para asentarse más de 1.500 personas. No obstante, el flujo migratorio de las cerca de 2.000 personas que salen anualmente hacia Euskadi solo es significativamente positivo en el caso de Álava, a donde van menos cántabros que alaveses se dirigen en dirección contraria. En el resto de los casos, ya sea Vizcaya o Guipúzcoa, el balance se salda prácticamente en empate.

Superados los peores años de la crisis en que Cantabria perdía población por migraciones, actualmente cerca de 7.600 cántabros abandonan la comunidad por un número superior de personas procedentes de otras comunidades que se instalan, incluidos en ambos casos los extranjeros residentes en el país. Esto es lo que ocurrió el pasado año, cuando arribaron a Cantabria cerca de 8.000 personas.

De los flujos de migrantes con origen y destino en Cantabria en 2018, entre 150 y 200 se dirigieron o procedían de Guipúzcoa, una situación equitativa, lejana a la de 10 años atrás en que más guipuzcoanos buscaban Cantabria que a la inversa.

En el caso de Vizcaya, el flujo anual ronda actualmente las 1.500 personas, tanto en un sentido como en otro, lejos de la desproporción que había en el año 2000, en que 3.000 vizcaínos se asentaron en la región, mientras 1.000 cántabros buscaron su residencia allí.

El caso de Álava es cuantitativamente poco significativo, pero llama la atención que el saldo se zanjó el pasado año positivamente para Cantabria, con 150 inscripciones de residentes que procedían de aquella provincia, frente el centenar de cántabros que emigró a la misma, cuando hace 10 años el flujo era equivalente, según un estudio que acaba de publicar El Confidencial, con datos del INE.

Los flujos de intercambio con el País Vasco han estado mediatizados por el terrorismo, el cual a su vez repercutía negativamente en el desarrollo económico de la comunidad limítrofe. Desde que ETA declarara el alto el fuego permanente en enero de 2011, Euskadi empezó a recibir notoriamente más inmigración y a recuperar el pulso económico. Actualmente su nivel de producción por habitante es un 15% superior a la media española.

El terrorismo también fue una de las causas del éxodo de vascos a Cantabria, como se hizo al resto del Estado. La zona oriental de la comunidad recibió un aporte de demandantes de residencia que fue uno de los detonantes de la explosión urbanística con el cambio de siglo, máxime cuando el cambio de residencia no implicaba necesariamente un cambio de lugar de trabajo que seguía siendo en el País Vasco. Actualmente el flujo se ha equilibrado en los dos sentidos, con cerca de 500 cántabros más de los que hace una década fijaban su residencia en Vizcaya atraídos por el despegue económico.

Otra de las características de la migración cántabra es que está protagonizada por jóvenes cualificados que buscan oportunidades profesionales. El País Vasco, junto con las grandes urbes españoles son los principales polos de atracción de esta 'fuga de cerebros', que no se da en sentido contrario.

Planes de retorno

Las comunidades autónomas han puesto en práctica de forma desigual planes para evitar la emigración de jóvenes cualificados al tiempo que propiciar el retorno de los que se fueron. Una de las autonomías más activas y que más apuesta por ello es precisamente la vasca.

Hace ya dos años, Euskadi puso en pie un plan de retorno para jóvenes que se dotó con 1,7 millones de euros. En Cantabria, el primero intento quedó truncado por las últimas elecciones, a la espera de que el nuevo Ejecutivo lo retome. La dotación en marzo pasado de dicho plan era de 60.000 euros, básicamente para el diseño del programa de Retorno de Talento Joven.

El Gobierno vasco no solo diseñó un plan sino que puso sobre la mesa incentivos. Está dirigido a menores de 35 años y se condicionan las ayudas a un compromiso de permanencia y a otro de calidad del empleo en las empresas con ayudas vinculadas a contratos con duración superior al año y contrapartidas superiores en caso de que sean indefinidos. El Servicio Vasco de Empleo (Lanbide) exige que los potenciales beneficiarios lleven al menos doce meses trabajando fuera del territorio.

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