“En Cantabria manda el PRC y tanto PP como PSOE quieren pactar con nosotros”
José María Mazón (Oviedo, 1951) reconoce desde el Congreso que toda la política nacional tiene la mente puesta en las elecciones autonómicas y municipales del 28 de mayo. El diputado nacional del Partido Regionalista de Cantabria (PRC) hace una radiografía del panorama actual, de lo que él denomina la 'ultraizquierda' a la 'ultraderecha', y pone en valor la postura “independiente” de su partido en Madrid. Mazón recuerda que en Cantabria “manda el PRC” y que tanto PP como PSOE tratarán de pactar con ellos tras la cita con las urnas. “Nosotros queremos pactar con Cantabria y barrer para casa”, asegura el también exconsejero de Obras Públicas, quien defiende, en referencia al caso de corrupción destapado en este departamento del Ejecutivo que preside Miguel Ángel Revilla, que “los políticos no tenemos el poder para manejar la Administración como la gente se piensa”. “El funcionario nos ha engañado a todos”, remarca.
Estamos a mes y medio de las elecciones autonómicas y municipales, ¿en el Congreso se respira ambiente preelectoral o eso solo ocurrirá cuando se acerquen las generales?
Algo ya se respira. De hecho, creo que de aquí a las elecciones se va a notar todavía más porque la vista está puesta en el 28 de mayo. La semana anterior se suspenden las sesiones del Congreso, pero hasta entonces cualquiera va a utilizar la tribuna para hacer campaña. Las elecciones es lo que los partidos tienen ahora en mente, y además son muy importantes porque son las primeras de un año en el que a finales va a haber otras.
¿Qué repercusión cree que tendrá lo que ocurre a nivel nacional en estas autonómicas y municipales?
Siempre influye y parece que lo hace más cuanto más alejado estés de las elecciones. A medida que se acercan, el tema nacional se diluye y la gente se va centrando en lo más cercano. Cuando eliges al alcalde o al presidente de la comunidad autónoma te olvidas de lo nacional. Esa es una de las razones por las que el PRC siempre saca más diputados y alcaldes de los que dicen las encuestas cuando están lejanas.
Entonces lo que pasa en Madrid, ¿beneficia o perjudica al PRC en Cantabria?
Ni nos beneficia ni nos perjudica porque hemos mantenido una postura bastante neutral en los aspectos nacionales. Nos hemos dedicado a defender las cuestiones referentes a Cantabria, y en lo nacional nuestra postura ha sido doble: hemos estado con el Gobierno en unos aspectos y en contra de él en otros. Todo el que siga la política nacional sabe que el PRC ha apoyado al Gobierno en los temas económicos y sociales, pero hemos estado en contra de los relacionados con el independentismo, las modificaciones del Código Penal de los delitos de sedición y malversación, las leyes del sí es sí, la ley trans o incluso la del maltrato animal. Son leyes que en nuestra opinión están alejadas de la realidad de la calle y de lo que opina la mayoría de los españoles. Siempre hemos mantenido una postura de interés nacional, así que es posible que eso nos beneficie porque nos vean como independientes, que defendemos lo propio pero sin olvidar lo de los demás.
¿Cómo ve al Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos en este momento?
Veo en la prensa lo que pasa internamente y en el Congreso que la mayor parte de las veces van juntos. Ha habido algún caso en que se han podido separar, pero son muy puntuales. A la hora de votar las leyes casi siempre, salvo tres o cuatro, han ido bastante unidos. Está claro que no es un gobierno sólido y que hay problemas internos, es lo que ve todo el mundo, no tengo ninguna información privilegiada.
En Cantabria también ha habido momentos de fricción entre socios de gobierno, ¿no le parece lógico que entre PSOE y Unidas Podemos también los haya?
Claro, es lógico. Cuando son dos partidos hay dos sensibilidades distintas. Si coincidieran en todo serían el mismo. Lo que no tiene tanta lógica es hacer públicas las desavenencias. Normalmente, las desavenencias en los gobiernos, que las ha habido siempre, se quedan dentro. Yo he estado en gobiernos de coalición e incluso en gobiernos monolíticos que las ha habido y ahí se han quedado. En Cantabria también las habrá habido y las hay, pero no salen en los periódicos como está ocurriendo allí. A veces son desavenencias hasta ofensivas e incluso piensas ‘usted tenga cuidado con lo que dice’, porque se puede llegar a rebasar la línea y que el conflicto termine en ruptura.
¿Qué opina del proyecto Sumar de la vicepresidenta, Yolanda Díaz, y cómo puede afectar su irrupción a la izquierda?
Si consigue sumar es bueno para ella, pero tampoco es que vaya a ganar mucho más de lo que tiene. No nos engañemos, no va a sumar más de lo que hay ahora, más que Izquierda Unida, Podemos y algunas confluencias que ya están en Podemos, además de Compromís, que prácticamente siempre ha estado con ellos.
¿Y desde Madrid percibe que en algún momento habrá entendimiento con Podemos?
Creo que sí lo va a haber. Ahora están escenificando sus posiciones, pero creo que es por protagonismo y poder. Si van por separado es suicida para ambos, así que me imagino que al final acabarán uniéndose, aunque tampoco tengo información privilegiada de esto, seguro que vosotros sabéis más que yo [ríe].
Durante la moción de censura del candidato de Vox, Ramón Tamames, que usted votó en contra, criticó la “crispación existente en política y su traslado a la sociedad”. ¿En qué y en quiénes percibe concretamente esa crispación?
En la propia sociedad, en los jóvenes. En los colegios se hacen mobbing entre ellos. Hay cierta violencia, más que antes, y eso se produce porque en la sociedad hay más división. Los seguidores fanáticos de los partidos ahora son más agresivos que nunca y son muy beligerantes. Incluso podría decir que son activistas. Fundamentalmente están en Vox y en Podemos. Están todo el tiempo mandando mensajes, tuits y memes, y ahí se nota cierta agresividad. Las contestaciones que se dan en Twitter y en Facebook tienen crispación. Y es verdad que esto está cuantificado por encuestas que miden el grado de polarización, que no solo está en política, también en la calle. Y eso es malo para la convivencia.
Vox está recogiendo votos de gente que sin ser de ultraderecha está muy quemada con algunas políticas de la ultraizquierda. Solo se utiliza la palabra ultra para la derecha, pero también existe en la izquierda porque hay bastante fanático
¿Cómo cree que sale la ultraderecha de esa moción de censura, reforzada o debilitada?
Yo creo que al final ha salido neutra. La ultraderecha es ultraderecha, pero es más que la ultraderecha porque los votantes de Vox no solo son de esa ideología. Vox está recogiendo una serie de votos de gente que sin ser de derechas ni de ultraderecha está muy quemada con algunas políticas que se están llevando a cabo por lo que podríamos llamar la ultraizquierda. Solo se utiliza la palabra ultra para la derecha, pero también existe en la izquierda porque hay bastante fanático en la ultraizquierda. Así que Vox ha quedado más o menos neutro y ha crecido porque ha capitalizado esa queja, que también la puede capitalizar el PP si se la quita a Vox. En el PP son gente más o menos conservadora, pero no ultras. No son franquistas ni fascistas. Tampoco se puede meter a cinco millones de votantes en el mismo saco. Yo soy prudente y no me gusta estigmatizar. Vox recoge quejas reales de la calle que son ciertas, como la okupación y la emigración, y hay que buscar fórmulas para que eso no sea un caldo de cultivo para que se aprovechen precisamente los que sí son ultraderecha. Muchos de sus dirigentes se acercan mucho a ese segmento, y hay que diferenciar, en todos los partidos, los dirigentes de sus votantes y militantes.
Ha mencionado al PP, ¿cómo ve a este partido un año después de que Feijóo asumiera la dirección?
Feijóo es gallego y tiene algunas características típicas de las que se asignan a los gallegos [ríe], como no meter la pata y no arriesgar. Esa política le puede ir bien o no, porque como he dicho, en momentos de crispación se aprovechan los extremos. Lo tendrán calculado, pero yo creo que Feijóo es una buena apuesta para los conservadores y a nivel nacional imagino que recoja frutos.
Revilla ha asegurado que se vuelve a presentar con 80 años para evitar un gobierno del PP con Vox. ¿Un PP que gobierna en algunos territorios con la extrema derecha y que aspira a hacerlo así en España puede ser un posible socio del PRC en Cantabria tras el 28M?
Nosotros el tema de Vox lo tenemos muy claro. Vox, independientemente de todas sus cosas, se opone a las autonomías, y eso supone ir contra la esencia del PRC. Por eso nosotros no queremos nada con ellos. Con el PP ya hemos gobernado una vez y no se puede decir 'de esta agua no beberé'. Nosotros somos un partido que lo primero que hacemos es defender los intereses de Cantabria y sobre ello queremos garantías. Si en un momento determinado el PP nos da unas garantías mayores que el PSOE podemos pactar con ellos. Eso ya ocurrió y no nos vamos a escandalizar. Pero más que pactar nosotros con ellos son ellos los que tienen que pactar con nosotros. En Cantabria el que manda es el PRC, somos la primera fuerza, y los demás van a venir a intentar pactar. De hecho, ya vimos lo que ocurrió con el PSOE: hizo el pacto, cuando votamos en contra de Pedro Sánchez dijo que rompía y le dijimos que lo hiciera, y al final se echó para atrás porque lo que le interesaba era seguir en el Gobierno. Y el PP inmediatamente se ofreció a través de Pablo Casado en el Congreso. En definitiva, los dos quieren pactar con el PRC y nosotros queremos pactar con Cantabria y barrer para casa.
Sobre Cantabria y sus intereses, ¿qué espera del Gobierno central para Cantabria de aquí a final de legislatura respecto a sus compromisos?
Que los culmine. Van avanzando y ahora mismo tienen uno para este mes y otros dos para final de año, y nosotros estamos haciendo un seguimiento. Entendemos que hay cosas que se retrasan, pero a veces no es culpa del propio Gobierno y de que no haya tenido voluntad política. Ha habido retrasos motivados por la pandemia y, sobre todo, en materia de obras por la crisis económica y el incremento de las materias primas. Aun así están cumpliendo y estoy satisfecho porque cada vez que estamos encima y les exigimos algo lo cumplen, y les echamos un órdago en los dos presupuestos y lo cumplieron también. Estamos aprovechando bien nuestra posición para forzar el cumplimiento del pacto. Allí o estás encima o te olvidan. El Gobierno central tiene tantos frentes abiertos y tantas peticiones de toda España que si no estás ahí encima te dejan de lado y se va pasando el tiempo.
En varias ocasiones han halagado al actual Ejecutivo como el que más ha cumplido con Cantabria, ahora usted lo vuelve a hacer, ¿cree que es posible un gobierno más comprometido con esta región que el actual?
Aquí hay muchos intereses y estoy convencido de que cualquier gobierno que nos necesite se va a comprometer. Y si no nos necesita no lo hará. Eso es lo que ha ocurrido históricamente.
Volviendo a Cantabria, recientemente ha salido a la luz el conocido como 'caso Carreteras', con mordidas y adjudicaciones fraudulentas de obra pública durante dos décadas presuntamente por parte de un funcionario. Usted ha sido consejero de Obras Públicas durante varias legislaturas y ha estado al frente de ese departamento. ¿Los políticos, máximos responsables de la Consejería, no conocían lo que estaba pasando?
Nadie conoce al ladrón hasta que le pillan. Eso pasa aquí y pasa en todas partes. Cuando el contable roba en la empresa, el presidente y el director general no lo saben. Aquí el funcionario nos ha engañado a todos. A todos los gobiernos y a sus propios compañeros con el montaje que tenía. En mi época de consejero, cuando tuvimos algún caso y alguna prueba actuamos tomando medidas muy drásticas. Aquí no se ha sabido nada y lo que se está sabiendo es por la prensa. Vamos a dejar que actúen los tribunales, los fiscales y los jueces, que son los que tienen los datos y las pruebas. Los políticos no tenemos el poder para manejar la Administración como la gente se piensa. Un político puede dirigir las grandes líneas, pero el día a día no. No puede dictar una resolución sin un informe favorable ni adjudicar una obra si no la ha propuesto la mesa de contratación. Esto son cuestiones de los técnicos, en los que hay que confiar. Y cuando sale un caso como este... hace que estemos todos muy disgustados.
¿Y teme el PRC que la ciudadanía esto no lo entienda y que por la cercanía con las elecciones haya consecuencias electorales?
Los escándalos al principio tienen efecto, pero luego queda todo muy claro. Y esto va a quedar donde tiene que quedar, en el caso de un delincuente y nada más. Cuando pillan a un ladrón nadie pide la cabeza del director general de la Policía ni del ministro del Interior como responsables de la seguridad.
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