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ENTREVISTA

Lourdes Pastor, cantautora: “El flamenco es un canto a la libertad, pero no se había usado para defender los derechos de las mujeres”

La artista y socióloga cordobesa Lourdes Pastor.

Uxue González

Santander —

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Lourdes Pastor (Córdoba, 1981) es cantautora de raíz flamenca, socióloga y activista feminista. Creció en una familia vinculada al flamenco y al compromiso social, lo que marcó su identidad artística y personal. Su música fusiona el flamenco con el feminismo y se caracteriza por las letras de sus canciones, que denuncian la violencia de género, la desigualdad y las injusticias sociales. Con discos como 'La revolución a la vuelta de la esquina' y canciones como 'Ahora me quiero yo' o 'Las 13 Rosas. Memoria' se ha consolidado como una de las voces más reivindicativas de la escena flamenca contemporánea. “En mis conciertos nunca me he limitado a cantar, siempre he hablado a mi público sobre los problemas que tienen lugar en el mundo y he dejado clara mi posición”, dice en esta entrevista con elDiario.es.

Su compromiso ha llevado a Lourdes Pastor a desarrollar su propio proyecto 'La Palabra y la Música. Herramientas contra la violencia hacia las mujeres', que combina conciertos y debates para profundizar en la violencia de género y los problemas mundiales y que traerá a la Escuela Técnica Superior de Náutica de Santander este martes 16 de septiembre a las 19.00 horas, en colaboración con la Universidad de Cantabria (UC). La actividad combina un concierto con una mesa redonda junto a la filósofa Ana de Miguel y la psicóloga María Díaz Angulo, para reflexionar sobre la violencia de género.

Es flamenca y socióloga. ¿Qué le motivó a integrar ambas vocaciones en su trayectoria profesional?

Me impulsó mi propia naturaleza. Desde que era pequeña he tenido inquietud por el arte y la música, el teatro y el cine. Decidí estudiar Sociología y Ciencias Políticas en Granada porque me interesaba conocer cómo funcionaba la sociedad y tener herramientas para analizarla. Desde el primer año de carrera me uní a un grupo de teatro, realicé cursos de cine, de expresión corporal... Siempre me ha movido el arte y siempre he estado relacionada con la música. El hecho de que la música sea la mejor la forma mediante la que me expreso y el querer aportar al mundo lo mejor de mí misma ha hecho que la combinación de las dos profesiones se haya dado de forma natural. Esa conjugación de pensamientos, emociones, artes e implicación social con los derechos humanos es lo que realmente soy. Poder utilizar el arte como herramienta para denunciar las injusticias es una suerte. El poder de llevar a escenarios aquello que no solo siento, sino que también pienso, es increíble.

Creció en una familia profundamente vinculada al flamenco; su tía abuela, la célebre Estrella de Córdoba, y su madre, Rafaela Pastor, activista feminista. ¿Ellas marcaron su formación personal y artística?

Mi madre es una referente del movimiento feminista y he tenido la suerte de que me haya dado ojos para ver el mundo tal y como es. Mi implicación con la sociedad viene de parte de ella. Por otro lado, mi tía, Visitación Martínez, que era conocida como Estrella de Córdoba, era una mujer flamenca con una voz muy poderosa que pudo ganarse la vida durante unos años cantando. En mi familia siempre he escuchado flamenco y copla gracias a ella, pero gracias a mi madre también he disfrutado de cantautores como Paco Ibáñez y Rosa León, así que esa mezcla de estilos me ha influido mucho a la hora de crear mi propia música.

El flamenco también es un canto a la libertad, al pueblo gitano y a la clase trabajadora

El flamenco nace de una mezcla de culturas y de entornos que han sido históricamente patriarcales y, por ello, en ocasiones es interpretado como un género machista. Sin embargo, usted lo resignifica como herramienta feminista. ¿Alguna vez se ha sentido cohibida por el género para expresarse libremente?

Me he sentido igual de cohibida en el flamenco que en un aula de la Facultad de Sociología y Ciencias Políticas porque la sociedad, al igual que la música, es machista y patriarcal. Por ejemplo, las historias que se cantan en la ópera, en las que el único objetivo de la vida de las mujeres es conseguir el amor, son machistas. También se ve reflejado en el pop, en el rock y, por supuesto, en el flamenco. Aunque ha habido flamencas muy grandes, siempre han salido a cantar siendo muy mayores porque no les han dejado hacerlo antes sin estar acompañadas de un hombre. No obstante, quiero resaltar que el flamenco también es un canto a la libertad, al pueblo gitano y a la clase trabajadora. Tenemos antecesoras y antecesores que han cantado martinetes reivindicando las injustas vivencias de muchas personas. Sin embargo, lo que no se ha hecho es defender los derechos de las mujeres, por eso compuse mi propio martinete y lo titulé 'Martinete Feminista'.

¿Qué historia hay detrás de 'Martinete Feminista'?

Lo escribí después de ver en las noticias cómo iban a lapidar a una mujer y, dos minutos más tarde, anunciaron la obligación de que las mujeres llevasen burka. Las condiciones en las que viven en Afganistán son terribles. Hace unos meses prohibieron que hablasen en público y en la actualidad hay un terremoto y no las están rescatando porque no las quieren tocar. 'Martinete Feminista' está escrito para luchar contra el maltrato y la discriminación hacia las mujeres. Cuando lo canto en los teatros me sorprende la acogida que tiene. Ha habido personas que se han acercado a mí llorando, identificadas con lo que cuento o dándome las gracias. Esa es la grandeza de la música y del arte, que son dos herramientas capaces de concienciar a las personas porque llegan a su corazón por encima de su ideología. Quienes somos un altavoz para la sociedad debemos aprovecharlo.

Me he sentido igual de cohibida en el flamenco que en un aula de la Facultad de Sociología y Ciencias Políticas

Se ha posicionado respecto a la situación actual que vive Gaza, acudiendo a manifestaciones en favor de Palestina e incluso componiendo una canción: ‘Mi canción para la paz’, que dice lo siguiente: “Lo de Gaza es genocidio con complicidad mundial”. ¿Sintió la necesidad de escribirlo?

De nuevo, esta canción la escribí después de ver el Telediario, concretamente las imágenes de la destrucción en Gaza. Se me cayeron las lágrimas, me tuve que levantar de la mesa y me quedé hecha polvo, sobre todo cuando volví y vi que las siguientes noticias eran sobre las luces de navidad. En ese momento sentí la necesidad de escribir y, en un principio, titulé la canción como 'Paren las guerras, mi canción de Navidad', pero yo quería dejar claro que lo de Gaza es un genocidio, así que cambié una estrofa y lo incluí. He subido a mis redes sociales un vídeo cantando esta canción y pronto la grabaré como se merece.

¿A qué se refiere exactamente con esa “complicidad mundial”?

Significa que lo que está pasando es porque el resto del mundo mira hacia otro lado. Que las mujeres afganas no estén siendo rescatadas después de haber tenido lugar un terremoto es una vulneración brutal a los derechos humanos que ni siquiera está siendo portada de los periódicos. Eso es complicidad mundial, al igual que en Gaza estén arrasando a la población y que aquí no pase nada.

¿Considera que, en general, el mundo de la cultura y el arte guarda un silencio excesivo frente a las injusticias sociales?

La movilización que está habiendo en favor de Palestina en las últimas semanas me parece algo extraordinario y creo que se están consiguiendo cosas. Parece que los gobiernos por fin están tomando posiciones, pero ha sido después la movilización de la población, y el mundo del arte ha tenido mucho que ver, muchos artistas están denunciando la situación. Creo que en relación con este tema siempre ha habido protestas. En mi perfil de redes sociales hay un vídeo de una manifestación a la que acudí para defender a Palestina en la puerta del Ayuntamiento de Córdoba hace dos años. Desde el inicio hemos exigido pararlo, pero en los últimos tiempos mucho más. Hay que animar a la sociedad a salir a la calle a reivindicar sus derechos, los de la sociedad palestina, los de las mujeres afganas, los de las mujeres del Congo... El pueblo tiene que ser consciente del poder que tiene porque, si nos paramos, se para todo.

¿Alguna vez ha sentido que su voz es más incómoda por ser mujer?

Totalmente, pero eso lo podemos comprobar cualquiera de nosotras en situaciones cotidianas en las que nos tratan de una forma determinada por ser una mujer. Si eres un hombre, te hablan de otra manera, y si llevas corbata, aún más. Ser mujer condiciona la vida. Parece que hemos conseguido la igualdad total, pero incluso en los patios de los colegios sigue estando presente el machismo cuando los niños ocupan prácticamente todo el espacio jugando a fútbol, por ejemplo, y las niñas están en un rincón. El nacer niña implica estar condicionada durante toda una vida, porque cuando las chicas se hacen mayores se vuelven invisibles, y este es otro asunto muy importante. Los hombres mayores se consideran interesantes, sabios, pero ¿y las mujeres mayores? La discriminación por edad es mucho mayor hacia ellas que hacia ellos, pero no solo en España, sino en todo el mundo. La realidad de las mujeres es la que es.

¿Siempre tuvo claro que quería contribuir a la mejora del mundo?

Sí, desde que tengo uso de razón me he implicado y he tenido ganas de contribuir. Tengo recuerdos de muy pequeña en el colegio quejándome a los profesores por cuestiones con las que no estaba de acuerdo. Mi madre y mi familia me lo han inculcado.

En su disco más reciente, ‘La Revolución a la Vuelta de la Esquina’, incluye ‘Las 13 Rosas. Memoria’, en honor a las 13 mujeres que fueron asesinadas por la dictadura franquista en 1939. Además, es la banda sonora de ‘Las cartas perdidas’, el documental sobre la cárcel y el exilio de las mujeres republicanas. ¿Cómo decidió escribirla?

Compuse esta canción con mi tío Juan Carlos Pastor Martínez, quien escribió mis dos primeros discos con mi participación en algunas canciones. Queríamos escribir una sobre la represión franquista y decidí que fuese expresamente sobre ellas, quería dedicársela a las 13 rosas. Son un símbolo de la crudeza y del terror que vivimos en este país durante 40 años. Mujeres tan jóvenes, casi niñas, fusiladas por defender la libertad o por pertenecer a una familia republicana. Se me pone la piel de gallina de solo pensarlo.

Su compromiso con la sociedad le ha llevado a desarrollar su propio proyecto, ‘La palabra y la música. Herramientas contra la violencia hacia las mujeres’. Sus canciones abordan temáticas como los derechos de las mujeres, de las minorías étnicas y de la población migrante. ¿Qué impacto busca generar al combinar el diálogo y la música para visibilizar estas cuestiones?

El proyecto ha llegado a mí de forma natural. En mis conciertos nunca me he limitado a cantar, siempre he hablado al público sobre los problemas que tienen lugar en el mundo y he dejado clara mi posición. Yo cantaba, pero también interactuaba con la gente que venía a escucharme, y quise que el título de mi proyecto transmitiera que quienes vengan a verme sepan desde el principio que no solo van a escucharme cantar, sino que también se hablará sobre cuestiones importantes. Es un trabajo que empecé por mi cuenta y, al de un tiempo, me llamaron ayuntamientos y teatros para que lo compartiese con ellos. En la actualidad lo llevo a cabo con la Plataforma Andaluza de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres y hemos conseguido llevarlo a ocho comunidades autónomas. Además, estoy muy implicada en darlo a conocer entre la gente joven, y por eso voy a cantar a centros de ciclos formativos, a institutos de educación secundaria, a universidades... En lo que principalmente me centro es en cantar canciones en defensa de los derechos de las mujeres y de los derechos humanos. Siempre invito a las mujeres a que suban al escenario a cantar conmigo y den su visión sobre lo que ocurre en el mundo a nivel social... En mis conciertos no solo se respira arte, sino que se crea conciencia en las dos direcciones, del escenario al patio de butaca y al revés.

La música y el arte son herramientas capaces de concienciar a las personas por encima de su ideología

Este martes 16 de septiembre cantará y participará en la posterior mesa redonda sobre cuestiones relativas a la violencia de género con Ana de Miguel Álvarez, profesora de Filosofía Moral y Política de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y María Díaz Angulo, educadora social, psicóloga y sexóloga. ¿Cómo surgió la idea de unir su música con una mesa redonda tan potente?

Yo propuse a la Universidad de Cantabria (UC) dar el concierto y ellas me ofrecieron la oportunidad de profundizar en la violencia de género con una mesa redonda posterior. Estoy muy ilusionada, ya que las personas con las que voy a colaborar son maravillosas. Ana de Miguel es amiga mía y una filósofa extraordinaria, además de una de las feministas más reconocidas de este país. Quiero aprovechar para dar las gracias a la UC por acoger esta actividad, a la Asociación de Mujeres Separadas y Divorciadas 'Consuelo Berges' y a María Ángeles Ruiz Tagle, su presidenta, que ha sido la que ha contactado con la Plataforma de Apoyo al Lobby Europeo de Mujeres. Trato de ponerme en contacto en cada comunidad con asociaciones de mujeres para que participen y que el mensaje sea lo más amplio posible.

¿Qué le gustaría seguir explorando, tanto en la música como en su compromiso social?

Es un poco una utopía, pero como activista feminista me gustaría poder ver con mis propios ojos que todo el mundo tenga derecho a vivir, no solo a cubrir sus necesidades básicas o a sobrevivir. El objetivo de todo ser humano es estar bien, sentir alegría, y eso no se puede conseguir con el estómago vacío, si están lanzando bombas en el lugar en donde vives o si te reprimen simplemente por ser mujer. Por otro lado, a nivel musical quiero seguir escribiendo canciones que aporten al mundo, quiero seguir contribuyendo a construir una sociedad más justa y libre.

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