“Veo lo que hacen los políticos, me avergüenzo muchas veces y tengo derecho a opinar aunque sea actor”
Pepón Nieto (Málaga, 1967) es uno de los actores más reconocidos y más reconocibles del panorama español. Su punto fuerte, como él mismo reconoce, es la comedia, y el próximo 29 de enero estará en el Teatro Municipal Concha Espina presentando 'Anfitrión', una obra escrita por Molière y basada en un texto de Plauto que, a su vez, ha sido ligeramente reescrita por Juan Carlos Rubio y que fue estrenada en el Festival de Mérida en el verano de 2020. Ahora, un año y medio más tarde y después de muchas alegrías, tanto Nieto, que también es productor de la misma, como el elenco de actores que le acompaña participarán en el Festival de Invierno de Torrelavega: “Solo elijo lo que hago en el teatro, en cine y televisión es muy difícil”, asegura el artista en la entrevista con elDiario.es.
Viene al Festival de Invierno de Torrelavega con 'Anfitrión', una obra que se ha reescrito para que las mujeres tengan un papel más protagonista. ¿Es de los que apuesta más por adaptar los textos al siglo XXI? ¿O piensa que hay que preservarlos tal y como son?
A mí como espectador me gusta más la mezcla, lo que tiene de distinto y lo que cada autor o cada mirada nueva pueda aportar sobre un texto ya conocido. Pero también está muy bien hacer las cosas respetando hasta la última coma. Aunque a mí me gusta más ver la mano del que lo toca y ver su punto de vista, y eso es lo que hace que las cosas sean distintas unas de otras, si no nos cansaríamos de ver siempre lo mismo. Nosotros hemos querido ser muy fieles al texto de Molière porque nos parecía que tenía una calidad literaria indiscutible. Molière es un clásico y había que respetar esa calidad literaria que tiene y, sobre todo, porque nos gustaba mucho el texto tal y como estaba escrito. De hecho, salen un par de canciones y están escritas por él, o sea, la música es de Julio Aguad pero las letras son poemas de Molière. Hemos querido ser muy fieles. Lo que sí es cierto es que Juan Carlos Rubio, que a mí me parece un acierto, ha querido darle un peso más protagonista a la mujer. La mujer en la obra de Molière y en la de Plauto, que es la original, eran meros peones en las manos de los hombres y de los dioses, y aquí son más motores de la historia y son un poco las que toman las riendas y ponen pie en pared cuando algo no les gusta.
Por tanto, el papel de las mujeres suma, no es que se le reste importancia a otras partes del texto…
No, no, en ningún caso. Simplemente intenta traer a la mujer a nuestros tiempos. La mujer es dueña de su vida hoy en día y en ese sentido la función lo refleja.
En 'Anfitrión' también se habla del postureo, de esa imagen que queremos transmitir a los demás de felicidad permanente. ¿Crees que, a pesar de que lo ha habido siempre, como bien dejan claro en la obra, las redes sociales han llevado al máximo ese querer aparentar?
No creo que la obra hable de eso. Anfitrión y Sosia, que es su criado, se van a la guerra. Y cuando vuelven, sus mujeres los reciben como si les hubieran visto hace media hora, porque en realidad les han visto hace media hora, el Dios Júpiter y el Dios Mercurio se han hecho pasar por Anfitrión y Sosia para seducirlas, con lo cual estos no entienden por qué sus mujeres les tratan con esa frialdad y no les hacen ninguna fiesta. Y es porque ya se la han hecho creyéndose que son ellos cuando realmente son los dioses. Entonces, cuando Anfitrión y Sosia se encuentran con Júpiter y Mercurio y se ven en el otro, se gustan más en el otro que en sí mismos.
Y en eso nosotros hemos encontrado un paralelismo con lo que pasa hoy en día, que damos una imagen de nosotros mismos que nos gusta más que lo que en realidad somos. Siempre intentamos dar nuestra mejor versión, es verdad, cuando tratamos de enamorar a alguien, cuando vamos a optar a un puesto de trabajo, pero con las redes sociales eso se ha magnificado: el uso de filtros, el que llegue el verano y todo el mundo esté con un mojito en la playa como si toda España estuviese de vacaciones… Este tipo de cosas en las que parece que nos gusta más la idea que podemos crear de nosotros mismos que lo que somos.
Sigue haciendo series, películas y lo compagina con el teatro, pero ¿desde hace cuántos años escoge los proyectos en los que participa?
Solo elijo lo que hago en el teatro porque produzco yo y elijo los textos que quiero abordar, con la compañía que quiero trabajar, con los compañeros que quiero estar… En cine y televisión es muy difícil. Muy pocas veces se me ha dado la oportunidad de tener dos o tres proyectos encima de la mesa y elegir uno, siempre me han ido llamando y he ido haciendo… Pero he tenido la suerte de trabajar con directores fantásticos a los que admiro, quiero, he repetido con ellos y me gustaría repetir siempre: con Álex de la Iglesia, Félix Sabroso… Y luego tener también la suerte de caer en series muy buenas y que han tenido muchísima repercusión. Pero también es cierto que he caído en otras que no lo son tanto, o que he hecho películas que no son tan buenas como a priori parecían en el guion. Y ahí sí que no elige uno, no es dueño de su trabajo en ese sentido.
En el teatro sí. Hace tiempo que yo vengo produciendo y elijo las funciones que quiero hacer, aunque tampoco soy dueño al 100%. Hay muchos factores para que un actor que produce elija una función, en este caso, por ejemplo, era una coproducción con el Festival de Mérida y tenía unos requisitos que cumplir: tenía que ser un texto grecolatino y si era posterior, como Molière, sí que tendría que transcurrir en la época grecolatina para que se justificara su presencia en el Festival de Mérida. Así que siempre hay una serie de factores que te condicionan, pero donde yo realmente soy dueño un poco de lo que elijo es en el teatro.
Y le tengo que preguntar por la polémica que tuvo hace un par de meses con Ayuso, la presidenta de la comunidad de Madrid. Ahí tuvo que rectificar sus palabras para que no se malinterpretaran… ¿Se entendió mal lo que dijo? ¿O el linchamiento vino más por una cuestión ideológica?
Se entendió mal lo que dije porque era una forma de hablar. Yo no me estaba refiriendo a ningún problema de salud mental. Pedí disculpas porque me di cuenta con la respuesta en redes sociales que había muchas personas que tenían problemas de salud mental, que se estaban medicando en ese momento y que se lo habían tomado como una ofensa, y yo nunca he tratado de ofender a nadie en todos los años que llevo de profesión. Pedí disculpas si esta señora se sentía ofendida o si había podido ofender a alguien que tuviera algún problema de salud mental. Creo que esto nos pilla de una forma muy cercana a todos, por desgracia, así que en ningún caso quería hacer referencia a esto, y por esto pedí disculpas, no es que reculara. Fue una forma de hablar, yo lo que quería decir es que esta señora estaba muy perdida y estaba muy relajado y hay cosas que no se pueden decir en la tele y me equivoqué. Estaba muy cómodo con Nuria Roca y hablé como si estuviese en casa, y yo hablo así: “no te has tomado la pastilla, estás mal medicado, le faltan dos patatas para el kilo, parece que no se entera o está como un pulpo en un garaje”. Hay muchos eufemismos y frases hechas que uno emplea y sacadas de contexto suenan de otra manera. Es más, todo el linchamiento y toda la gente que estuvo más agresiva con ese tema ni había visto la entrevista, ni la había escuchado en su totalidad porque es que además hablaba bien de esta señora, decía que había sido innegable su triunfo. Así que entono el mea culpa porque no tenía que haberlo dicho, pero no iba con la intención de insultar ni mucho menos, es una forma de hablar.
Después, sobre el linchamiento pues sí. Políticamente está todo muy polarizado y la gente vota a un partido político como si fuesen hinchas de un equipo de fútbol, entonces les da igual, “soy del Betis 'manque' pierda”. Pues esto es lo mismo. Ellos tomaron como una ofensa por mi parte a esta señora a la que siguen con devoción y fe y fueron a por mí y me amenazaron de muerte, pidieron boicot a todas las cosas que hiciera… Todo este ruido duró cuatro o cinco días y luego se pasó, y luego van a por otro y ya está. No tiene mayor importancia.
¿Se le han quitado un poco las ganas de opinar sobre política?
Sí, pero estoy en el mundo también, y soy un ciudadano y tengo que tener mi opinión y si me la preguntan no puedo decir: “De esto no hablo”. Tengo derecho a opinar aunque sea actor, aparte, ¿dónde se dice qué profesiones pueden opinar? Si eres aparejador sí, si eres actor no… Soy un ciudadano, veo lo que hacen los políticos y me avergüenzo de ellos muchas veces cuando veo lo que dicen o cómo se comportan en el Congreso. Y si me preguntan pues contesto, igual que contesto sobre cualquier otro tema si me preguntan. Vivo en este país así que no sé por qué no puedo contestar.
Pero bueno, sí, se te quitan a veces las ganas porque está todo muy polarizado, la gente está muy manejada y me da la sensación de que no hay una actitud crítica sobre las cosas. El que es de izquierdas y vota a la izquierda lo defiende a pies juntillas y muchas veces los políticos de izquierdas también hacen cosas que no se entienden y lo puedo decir. Y el que vota a la derecha parece que ya puede robarle lo que sea el de derechas, ya puede estar demostrado judicialmente cualquier tema que no, que no y que no. Se pierde esa actitud crítica que tenemos que tener como ciudadanos porque al fin y al cabo los políticos son funcionarios que trabajan para nosotros y cobran del dinero público. Entonces, y más estando en un estado de derecho tendríamos que opinar de lo que sea, y si a ti no te gusta lo que opino, opina tú lo contrario, pero no tienes por qué insultarme.
En su caso, ¿trabajar le sirve de terapia o le remueve mucho el lado emocional?
Hacer teatro es una terapia, en muchos sentidos a mí me ha salvado en muchas cosas, yo creo que a todos los actores. Pero también es cierto que el material con el que trabajamos somos nosotros mismos y nuestras emociones, ¿no? Y eso lo ponemos ahí. Eso hace que estemos muy expuestos, que seamos muy sensibles en ese sentido a cualquier cosa porque al fin y al cabo estamos trabajando con nosotros mismos y somos nuestro propio instrumento.
¿Cómo se encuentra mentalmente en este momento?
Estoy bien. Estoy contento, trabajando con continuidad y bien, haciendo proyectos que me gustan. Acabo de rodar con Nacho García Velilla que me apetecía mucho trabajar con él, que trabaja muy bien la comedia y yo llevo toda la vida haciendo comedia y nunca me había encontrado con él. Y he hecho una película muy chula con Javier Gutiérrez y Carmen Machi, y empiezo ahora la segunda temporada de Treinta monedas para HBO que tiene un pintón bárbaro y que va a estar muy bien con Álex de la Iglesia otra vez que disfruto mucho con él. Y, por último estoy haciendo 'Anfitrión' con la compañía soñada, porque es una suerte producir un espectáculo y amar a los actores que te gustan, que pienses que es perfecto para algo, llamarle y que te diga que sí. Y que seamos una familia fuera y dentro del escenario y que disfrutemos tanto haciendo la función. Entonces, en cuanto al trabajo estoy bien, pero tengo a mis padres mayores, estoy trabajando en Madrid y mis padres viven en Málaga. Mi vida es como la que tiene todo el mundo y todo no es perfecto.
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