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ENTREVISTA

Victoria Camps, filósofa: “La libertad no es la satisfacción de todos los deseos”

La filósofa Victoria Camps.

Javier Fernández Rubio

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Victoria Camps Cervera (Barcelona, 1941), filósofa y consejera permanente del Consejo de Estado, ha abordado a lo largo de su densa trayectoria los mayores problemas del país, desde una óptica ética y de compromiso. El modelo federalista del Estado, el Estado del Bienestar, el feminismo y la bioética no le han sido ajenos y le han granjeado a lo largo de su carrera numerosos reconocimientos. Quien considera que “la libertad no es la satisfacción de todos los deseos” recibirá este jueves en Santander el galardón de Magíster Senior de Unate-Universidad Permanente, distinción que recogerá en el Paraninfo de la Universidad de Cantabria, en una ceremonia que ya protagonizaron años atrás otros 'magíster' como Federico Mayor Zaragoza, Javier Pérez de Cuéllar y Mstislav Rostropóvich.

Como intelectual, como pensadora de la Filosofía y de la Ética, ¿cómo ha vivido estos dos años de pandemia?

La pandemia ha planteado bastantes cuestiones que tienen una dimensión ética y no hay que darlas de lado ahora que parece que lo peor ha pasado. Hay que recoger muchos retos de cosas que hemos visto que no estábamos haciendo bien. Una de ellas es el tratamiento de las personas que son dependientes, que están en residencias. A mí la pandemia me movió a escribir un libro sobre los cuidados.

¿Qué le llevó a escribir sobre este aspecto en concreto?

La pandemia ha puesto de manifiesto que somos personas interdependientes, que el cuidado es una necesidad básica y cada vez más necesaria porque la población envejece y hay enfermedades crónicas... Y tanto desde el punto de vista privado como desde el punto de vista institucional, donde la cuestión está más verde, hay que ponerse las pilas y hay que hacer políticas de cuidados y servicios tanto directa como indirectamente, como es el caso de la conciliación laboral y familiar.

¿Las restricciones de las libertades durante la crisis del coronavirus fueron ajustadas a las necesidades?

La libertad va más allá de restricciones concretas. Nos hemos habituado a entender la libertad como la satisfacción de todos los deseos y la libertad no es eso. La libertad no es un valor absoluto. La libertad de uno tiene que ver con la libertad de los demás y por lo tanto tiene que haber limitaciones. En todo caso, lo discutible es si las limitaciones son proporcionales a las consecuencias derivadas de la falta de libertad y esa ponderación habría que hacerla sin proclamar que no se pueden tolerar limitaciones.

¿Considera que fueron ponderadas, entonces?

Yo creo que en general han sido ponderadas porque se ha vivido en un contexto de gran incertidumbre, de no tener nada para combatir el virus y la única vía era la de siempre: estar encerrados y tener los menos contactos posibles. Esto es tan antiguo como el ser humano y las pandemias. La pandemia ha sido también un baño de humildad.

Usted ha dicho y escrito mucho sobre el feminismo. Incluso he leído que deseaba que en este siglo XXI la palabra feminismo se extinguiese porque querría decir ello que ya no haría falta. ¿Sigue pensando lo mismo?

Avances ha habido muchos. El siglo XX ha sido el siglo de la revolución de la mujer y faltan los cambios de costumbres. Que haya todavía violencia de género y machismo en la sociedad quiere decir que la mentalidad de mucha gente no ha cambiado y que la dominación sigue existiendo y la división sexual del trabajo, también. No obstante, el feminismo se ha complicado mucho. Ha derivado hacia temas que yo creo que no son feministas pero que sin embargo los abandera el feminismo como, por ejemplo, el tema del cambio de sexo. Ahora parece que es un tema central del feminismo, pero no tiene que ver solo con las reivindicaciones de las mujeres, sino a veces todo lo contrario.

¿Y cómo valora que las personas trans ganen derechos?

No está claro en absoluto. Hay mucha confusión en el lenguaje y en la justificación de lo que se está proponiendo. En muchos países se está adoptando el principio de precaución, una demora, una cautela que dice que todavía no es el momento de regular algo que ha irrumpido en la sociedad de una forma brutal, que a veces parece una moda carente de consecuencias adversas, y todo eso no lo hemos estudiado suficientemente. Se está cuestionando la base científica de que hay dos sexos y esto es algo biológico: no se puede cuestionar porque sí. Hay quien desea que no fuera así... No hay que precipitarse. Hay que estudiarlo y trabajarlo, analizarlo, comparar, tener más datos... todo eso antes de tomar decisiones.

Antes de legislar...

Sí, de legislar.

¿Hay una confusión entre sexo e identidad?

Sí, y el problema está con los menores, sobre todo. Las personas adultas parecen estar más formadas y en todo caso pueden hacer lo que quieran, pero la adolescencia es un período en que la confusión y los problemas que causan los cambios en el propio cuerpo son traumáticos y difícil de asumir.

¿Y entre igualdad y diferencia?

Hemos superado ya la dicotomía entre igualdad y diferencia. Ahora se considera que reclamar la diferencia es reclamar la igualdad también. Es decir, yo como individuo quiero que se me iguale en derechos y que los derechos los decido yo. Yo decido lo que quiero ser. Finalmente, es un problema de igualdad y de libertad. Confundir la libertad individual, a la que se da primacía, con el deseo merece una reflexión porque los deseos muy fácilmente se convierten en necesidades y las necesidades en derechos y pasar de una cosa a la otra es bastante más complicado.

Confundir la libertad individual, a la que se da primacía, con el deseo merece una reflexión porque los deseos muy fácilmente se convierten en necesidades y las necesidades en derechos y pasar de una cosa a la otra es bastante más complicado

Victoria Camps Filósofa

¿Sigue abogando por un modelo federalista del Estado?

Sí. Creo que sería la única forma de vertebrar España, no de acabar con el conflicto, porque los conflictos no se acaban nunca del todo, pero sería una forma satisfacer a más gente que el Estado de las Autonomías, que es un embrión del federalismo al que le faltan algunas cosas para identificarse más con un modelo federal.

¿Cómo ve la posible decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos de derogar el aborto?

Es una lástima y una vergüenza que un derecho que lleva ya medio siglo, que es una experiencia pionera y que se estudia en las universidades, se vea revocado por diferencias ideológicas. Es una lástima que se vuelva a atrás, porque eso es volver a atrás.

Para usted, que ha recibido reconocimientos de todo tipo, ¿qué supone esta distinción que le ha otorgado Unate-La Universidad Permanente?

Es un premio especial, que me hace ilusión porque procede de una iniciativa interesante como son las universidades para mayores. Difundir el conocimiento y abrir la posibilidad de seguir aprendiendo a las personas mayores es casi una necesidad esencial hoy. Que esta iniciativa venga de este tipo de universidad me hace especialmente feliz y me hace más ilusión que otros premios más oficializados.

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