Artículos de opinión de Javier Gallego, director del programa de radio Carne Cruda.
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Hay cosas mucho más importantes que el chalé de Irene Montero y Pablo Iglesias. Para empezar: el juez Andreu ha archivado la causa contra la cúpula de Cajamadrid por la presunta estafa de las preferentes porque no ha encontrado pruebas que acrediten la intención colectiva de engañar. Los preferentistas ganan juicios todos los días pero no hay autor del delito. El crimen perfecto. Se hizo solo. Como la crisis. Un desastre natural. Todo se arregla compensando a las víctimas y dejando escapar a los culpables. La historia se repetirá.
Hay cosas más indignantes que la casita de Iglesias y Montero: los títulos exprés de Cifuentes, imputada, y de Pablo Casado, que llevaba 7 años para sacarse la mitad de la carrera y terminó la otra mitad en 4 meses, justo después de ser elegido diputado con el PP de Aguirre, que controlaba la universidad que le dio el título. Al menos Irene y Pablo se han comprado su vivienda con lo que han ganado legalmente trabajando. Está por ver la legalidad de los títulos de Cristina y Pablo. No parece que se los hayan sacado con esfuerzo.
En fin, preferiría no tener que hablar del chalete, pero los propios aludidos han entrado al trapo, no sólo dando explicaciones, sino convocando una consulta estrambótica en la que Iglesias vuelve a chantajear a sus bases con su liderazgo. No se les pregunta si les parece bien la compra, se les pregunta si la pareja debe dimitir. ¿Te gusta mi casa o me tiro por la ventana? Que te digan que no te tires no quiere decir que les guste.
Iglesias tiene que apechugar con la crítica porque fue el primero en abrir la veda cuando criticó a De Guindos por adquirir un piso del mismo precio que él ahora. Puso el listón tan alto que ahora no lo puede saltar ni él. Su incoherencia es evidente. Evidente también que el chalete en la sierra les aleja de las clases vulnerables a las que Podemos quiere representar. El alejamiento no es sólo económico y geográfico, es emocional. Si Podemos era la respuesta al “no nos representan” del 15M, una casa lujosa no representa a la mayoría precaria, becaria y desfavorecida.
Frente al oportunismo de la derecha que aprovecha cualquier desliz, la izquierda debería saber qué es oportuno hacer. Lo oportuno sería estar denunciando que Valtonyc va a entrar en prisión por sus canciones, que hay una ola de represión de jueces y gobierno, que el PSOE y Ciudadanos quieren pasarle al PP por la derecha en Cataluña y que el ultranacionalismo de Rivera y de Torra es irrespirable. Comprarse una casa al alcance de muy pocos es darle una oportunidad al enemigo de desviar la atención. Es legítimo, pero es un error estratégico. Es tirarse por la ventana.
Que Iglesias y Montero no se hayan dado cuenta, me hace pensar que están en el Galapagar de la realidad.
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