Armando del Moral, el exiliado español de la Guerra Civil que escribió la historia de Hollywood
El 28 de septiembre de 1955, un flash se disparó de forma repetida en los pasillos de Warner Bros. Studios de Hollywood y capturó una escena de camaradería entre dos de las estrellas en ascenso: el rebelde James Dean y la manchega más universal, Sara Montiel. Lo que parecía un simple descanso de rodaje se convertiría, apenas dos días después, en una de las fotografías más icónicas de la historia de la Meca del Cine, pues es considerada la última instantánea promocional de James Dean tomada en los estudios antes de su fatal accidente.
Pero en la fotografía aparece un tercer protagonista buscando el objetivo y sonriendo: Armando del Moral Vizcaíno, figura clave que sirvió de nexo entre la magia de Hollywood y el mundillo artístico mexicano y más allá. Este hombre, periodista, publicista y exiliado de la Guerra Civil Española, fue uno de los fundadores de la Asociación de la Prensa Extranjera de Hollywood e impulsor de los Globos de Oro.
Una vida de película
Armando del Moral Vizcaíno nació el 15 de junio de 1916 en Albacete. Su ambiente familiar estuvo marcado por la política. De hecho, su padre, Fulgencio del Moral, fue un activista de la causa anarquista que sufrió serios problemas políticos, incluido el destierro. Finalmente, se puso al frente de la Sección de Fundidores del Sindicato de Metalurgia de la CNT, presidiendo esta central anarquista. Su madre fue Domitila Vizcaíno, natural de la población albaceteña de Cenizate.
La imagen muestra a un James Dean feliz, en un momento de risa contagiosa con Sara Montiel, la diva española que cumplía entonces el sueño americano. Dean acababa de hacer una pausa en el rodaje de su película póstuma, Gigante (Giant, 1956), mientras que Montiel trabajaba en Dos pasiones y un amor (Serenade, 1956), del director Anthony Mann, una de las tres cintas que rodó la manchega en Hollywood. La cercanía en los sets contiguos propició su relación sobre la que corrieron ríos de tinta y numerosos rumores, alimentados por la propia artista.
Tras asistir a las escuelas públicas de la calle Santa Quiteria y del Parque en Albacete, continuó su formación en la Escuela Industrial de Barcelona, donde vivió junto a sus padres y su numerosa familia desde 1928. Llegaron a ser 10 hermanos de los que sólo sobrevivieron cinco.
Desde temprana edad mostró un gran interés por los ideales de izquierda -era asiduo visitante de la Casa del Pueblo- y por la escritura, en especial, por el periodismo. De hecho, a los 16 años comenzó a colaborar con diarios estudiantiles y de orientación social, y a los 18 se unió al rotativo Solidaridad Obrera de Barcelona, utilizando seudónimos debido a su juventud, desde Selenita a Reporter X.
La Guerra Civil Española le marcó definitivamente, como a tantos españoles. Del Moral participó activamente en el lado republicano, integrado en la Brigada Mixta 153 y según confesó, intervino en los frentes de Aragón y Madrid. En 1938 fue elegido presidente de la Alianza de la Juventud Antifascista de Cataluña y representó a las Juventudes Libertarias de Barcelona en el II Congreso Internacional de Juventudes por la Paz en Poughkeepsie, Nueva York, un evento amadrinado por la esposa del presidente Franklin D. Roosevelt, Eleanor Roosevelt.
Pero lo que iba a ser una estancia efímera pasó a ser prácticamente de cinco meses; recorrió el país norteamericano ofreciendo numerosas conferencias sobre la situación española tras el golpe de Estado franquista -en torno a 500 actos- con el propósito de sensibilizar a los norteamericanos sobre la situación española y, de paso, recaudar dinero para la causa republicana.
Tras la derrota del Ejército Republicano y un breve regreso a Barcelona, donde dejó a su primer amor, Guillermina, y su hija Matilde, fue internado en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer, en Francia. Con la ayuda de algunos norteamericanos que conoció en su gira por Estados Unidos pudo escapar y, finalmente, llegó al puerto mexicano de Veracruz, el 22 de abril de 1939 en el barco francés Flandre. Ahí inició su exilio mexicano, donde Del Moral comenzó su carrera periodística, y lo hizo desde abajo, vendiendo periódicos.
Poco después, se casó con Amelia Lóuzara -en concreto, el 4 de septiembre de 1939-, una unión de la que nacieron dos hijos, Roger y Rafael, formando una nueva familia.
Su vida dio un giro definitivo en 1943 al ser aceptado como residente en Estados Unidos por un acuerdo especial del Senado, en reconocimiento a su contribución al bienestar del país. Desde entonces, residió en Los Ángeles, California.
Un referente en la 'Meca del Cine'
La labor de Del Moral en la Meca del Cine fue muy importante para la comunidad latina. Trabajó y colaboró en medio centenar de medios, como El Mexicano en Ciudad Juárez y La Opinión de Los Ángeles, periódico del que fue redactor-jefe. Y en 1947 fundó la revista en español Gráfica -comenzó llamándose la Novela Cine-Gráfica, y el primer número lo dedicó a Jorge Negrete-, que mantuvo hasta los años ochenta con el propósito de que su nieto, Josep María Brugués, periodista y consultor de comunicación, se hiciera cargo de la misma.
Sus hijos optaron por caminos profesionales diferentes, uno era vulcanólogo en la Universidad de Washington y el otro agente de policía en ciudades como Los Ángeles. Además, la crisis de la economía mexicana provocó una notable caída de la publicidad, lo que precipitó el cierre de esta publicación, un medio muy popular entre la población latina, además de utilizarse en casi una veintena de universidades americanas para enseñar castellano.
También creó su propia agencia de noticias, Orbe, y estuvo muy cerca de la industria cinematográfica, puesto que trabajó con los grandes. Fue director técnico en películas como Un gánster para un milagro, de Frank Capra, y Pepe, de George Sidney. Además, colaboró con Walt Disney y con Alfred Hitchcock en Psicosis, dirigiendo cortos de publicidad en español para cine, radio y televisión. Pero su influencia abarcaría también lo laboral, siendo miembro del Sindicato de Actores de Cine (SAG-AFTRA) y representante en Hollywood de la Asociación Nacional de Actores (ANDA).
A lo largo de su carrera, Armando del Moral escribió más de 6.000 artículos, cuentos y series radiales. Entrevistó a presidentes como los norteamericanos Lyndon Johnson y Ronald Reagan y a los mexicanos Miguel Alemán y Adolfo López Mateos. En el mundo del espectáculo conversó con multitud de artistas, incluidos Elvis Presley y Pedro Infante. También alcanzó una destacada participación en televisión, presentando programas, y realizó publicidad para el cine mexicano. Publicó varios libros, como Ya tengo a mi hijo, Entre dos mundos, Lágrimas cantarinas y Molinos sin Mancha.
La foto de 1955 recuerda la gran amistad que forjó con Sara Montiel, que nació en la etapa mexicana de la artista y se consolidó en la Meca del Cine. Su vínculo era tan estrecho que el periodista fue testigo en la boda de la de Campo de Criptana con el director Anthony Mann.
Regresó a España en 1971
Finalmente, el albaceteño no regresó a España hasta 1971. Fue un viaje de 28 días planeado durante 32 años, en el que se trasladó a Barcelona para el emotivo reencuentro con Guillermina y con su hija Matilde. También estuvo en Albacete para pasar varios días con su padre, Fulgencio; su hermano Antonio; el resto de su familia y su amigo de toda la vida, Mateo Fernández. No fue el único viaje a España que hizo, sino que volvió en otras ocasiones, recorriendo Galicia, Andalucía... y con parada y fonda en su tierra. Albacete, siempre.
Armando del Moral Vizcaíno falleció el 22 de julio de 2009 en Los Ángeles, California, y la fotografía de James Dean y Sara Montiel es el acta visual de que este albaceteño no solo presenció la historia de Hollywood, sino que la escribió. El destino convertiría esta imagen en una reliquia; apenas dos días después de este encuentro, James Dean perdió la vida.
Fue el 30 de septiembre de 1955 en un accidente de tráfico mientras conducía su Porsche 550 Spyder, el mismo vehículo que podría haber supuesto la prematura muerte de Sara Montiel -como ella confesó en numerosas ocasiones- puesto que la artista manchega rehusó la invitación de la fulgurante estrella norteamericana para viajar el día en el que una carretera marcó el final de un mito.
La biografía de Armando del Moral podría ser el guion de una película. Aunque fue escasamente reconocido en su país, sí gozó de amplio reconocimiento en Estados Unidos, donde recibió numerosos premios y, en 1983, el título de hijo adoptivo de la ciudad de Los Ángeles, acto en el que lució una corbata con el escudo de Albacete.
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