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La “deuda histórica” de Castilla-La Mancha con el enoturismo

Castilla-La Mancha quiere saldar la "deuda histórica" con el enoturismo

Carmen Bachiller

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Repensar el turismo. El lema con el que este año 2022 se celebra el Día Mundial del Turismo se lo ha aplicado Castilla-La Mancha. A rajatabla. Y en particular lo quiere implantar en uno de esos sectores que los políticos locales suelen definir como “seña de identidad” castellanomanchega: la producción de vino.

Más allá de tópicos o de frases hechas, lo cierto es que Castilla-La Mancha ha llegado con cierto retraso al mundillo del enoturismo, el turismo de vendimia o el turismo gastronómico (tiene diversas acepciones, según el momento o el lugar).

Administraciones públicas y sector del vino coinciden en señalar que “es un valor al alza en Castilla-La Mancha” pero es una carrera de fondo en la que la comunidad compite con desventaja respecto a otros territorios.

“Tenemos que saldar una deuda histórica”, reconoce Ana Isabel Fernández Samper, directora general de Turismo, quien recuerda que ya existe un “producto nacional, las Rutas del Vino de España, liderado por la Asociación Española de Ciudades del Vino (ACEVIN) y que respalda Turespaña”. Castilla-La Mancha se ha sumado de forma muy reciente a la iniciativa.

Las rutas del vino por Castilla-La Mancha

Fernández Samper reconoce que la comunidad autónoma carecía de una oferta de rutas del vino hasta hace bien poco. “No hablamos solo de bodegas. Es un producto muy integrador que une cultura, patrimonio, restauración… donde el eje central es conocer el vino”.

En su opinión, las Rutas del Vino de España, y entre ellas las que discurren por Castilla-La Mancha, son “el mejor ejemplo de colaboración público-privada y estamos muy contentos”. Se aspira a certificar nueve rutas -que coinciden con las nueve denominaciones de origen de vino en la región-, aunque de momento solo hay cinco con la certificación. Se otorga una ayuda inicial de 12.000 euros por ruta, a los que se suman otros 12.000 más para consolidar el proyecto.

Nuestro talón de Aquiles ha sido el retraso que llevamos a la hora de potenciar el enoturismo y ahora tenemos que trabajar de manera más intensa para ponernos al día

Diana Granados Gerenta de la Fundación Tierra de Viñedos

Sin dejar el ámbito más institucional, la Fundación Tierra de Viñedos que preside el consejero de Agricultura Francisco Martínez Arroyo y que cuenta entre sus patronos a cooperativas agroalimentarias, productores o sindicatos agrarios, se marcó como objetivo la promoción de todos los vinos y mostos de Castilla la Mancha en el mercado nacional e internacional.

Su gerenta, Diana Granados, cree que “nuestro talón de Aquiles ha sido el retraso que llevamos a la hora de potenciarlo y ahora tenemos que trabajar de manera más intensa para ponernos al día”.

En su opinión, “productores y bodegueros se han dado cuenta de que hay diversificar y ampliar posibilidades” y, de paso divulgar “la calidad” de los vinos que se producen en una comunidad autónoma marcada por ciertos estereotipos. Se vende vino a granel, sí, pero no solo. “Ahora se viene apostando por la calidad en detrimento de la cantidad. Hay nuevas denominaciones de origen y las bodegas se han sabido adaptar a los nuevos tiempos marcados por el tirón del enoturismo y el turismo gastronómico”, señala Diana Granados.

“Hasta ahora no habíamos tenido ni esa demanda ni esa oferta en la región. Ahora seguramente podremos atraer a nuevos turistas”, reconoce Cristina Sánchez, gerenta de la Ruta del Vino de La Mancha.

Fue la primera de las rutas vinícolas por la región. Arrancó en 2018 con 42 empresas, ayuntamientos y entidades asociadas, incluida la DO La Mancha. “Hemos empezado más tarde, pero estamos trabajando en ello, a pesar de que la pandemia nos ha hecho frenar los datos. Según los datos de ACEVIN, el 9% de las personas que practican enoturismo están interesadas en conocer nuestra ruta. Queremos seguir creciendo”.

Hasta ahora no habíamos tenido ni demanda ni oferta de rutas del vino en la región. Ahora seguramente podremos atraer a nuevos turistas

Cristina Sánchez Gerenta de la Ruta del Vino de La Mancha

Se trata de un “proyecto de cohesión territorial”, asegura el Ejecutivo castellanomanchego. “Creemos en el vino y en la gastronomía como atractivo turístico muy potente, con fuerte capacidad de atracción. No solo como complemento cultural. Es un producto y una fuerza tractora en sí mismo”, explica la responsable regional de Turismo.

La comunidad autónoma apuesta fuerte por estas rutas del vino. Este jueves 29 de septiembre promocionará los vinos del terruño y sus rutas en Valencia. Ya fueron protagonistas en la Feria Internacional de Turismo (FITUR) de este año y volverán a serlo en la próxima edición. “El año pasado fue hilo argumental en el stand. Este año cambiamos, pero seguirá siendo un producto destacado en nuestra estrategia”, señala Samper.

Para competir con otras regiones vitivinícolas desde la Ruta del Vino de La Mancha se piensa en hacerlo sin complejos. “Es que tenemos una oferta variada y completa: no solo con las bodegas más grandes de Europa como es el caso de Virgen de las Viñas en Tomelloso o la Cooperativa del Cristo de la Vega en Socuéllamos, sino también con otras muy pequeñas con 40 o 50 hectáreas que ofrecen otro tipo de turismo”, comenta Cristina Sánchez.

“Tenemos bodegas que son auténticos museos en los que se aprende cómo se hace el vino y que nos permiten embelesarnos gracias además a la tecnología más puntera”, añade Diana Granados. Desde la DO Uclés, su gerenta cree que “el valor está en la diferenciación. No se puede seguir diciendo que somos el mayor viñedo del mundo. ¡Pero hombre si ahora hace vino casi toda España! Hay que marcar la diferencia. Es una vergüenza vender al público vinos a euro y medio”, sostiene Lola Núñez.

“Los mejores embajadores del vino son los vecinos de territorios vitivinícolas, pero hay que enseñarles”

En 2019 la Universidad de Castilla-La Mancha puso en marcha un Grado de Enología. Los alumnos acaban de iniciar la primera elaboración de un vino en su bodega experimental.

“Los enólogos se han esforzado mucho en explicar la elaboración de los vinos y todo lo que eso conlleva”, apunta Diana Granados, de la Fundación Tierra de Viñedos. Y sin embargo no es suficiente. Lola Núñez, gerente de la DO Uclés y con una experiencia de más de 30 años en bodegas de distintas partes de España sostiene que en Castilla-La Mancha- aunque eso se repite en otras comunidades autónomas- “es necesario formar a los habitantes de los territorios vitivinícolas. No todos son bodegueros o agricultores. Como mucho algunos han ido a vendimiar. A veces no se es consciente de que hay que defender el vino y que los mejores embajadores son los vecinos. Para eso hay que enseñarles. Sobre el territorio. No hace falta ir a Madrid”. Y además apuesta por hacerlo desde la niñez. “He trabajado para bodegas catalanas y allí los colegios visitan habitualmente las bodegas. Es su medio de vida”.

Ana Isabel Fernández Samper opina al respecto. “La vendimia se vive con mucha intensidad en muchos lugares de Castilla-La Mancha. Creo que en muchos municipios, en particular en Ciudad Real y Albacete, los niños han 'mamado', el vino se lleva en el ADN porque hay muchas familias que viven de ello. Quizá habría que trabajar más la venta de la calidad que tenemos, creernos que estamos haciendo unos vinos buenísimos, que los hacemos, y transmitirlo”.

Un factor “clave” para frenar la despoblación

En la DO La Mancha creen que el viñedo es “un factor clave” para frenar la despoblación. Según los datos del anuario estadístico de la Asociación Interprofesional del Consejo Regulador publicados a comienzos de 2022, los municipios que conforman esta “comarca natural” representan cerca del 30 % de la población total de la comunidad autónoma. Y eso a pesar de que solo se incluye en ella una de las cinco capitales de provincia de la región (Ciudad Real).

“Se buscan cada vez más actividades en destino relacionadas con las catas o visitas a bodegas, pero también se apuesta por compaginarlo con otras en los espacios naturales”, señala Cristina Sánchez, gerenta de la Ruta del Vino de La Mancha, quien sostiene que “las bodegas cumplen con esa función de ofrecer servicios a quienes quieren salir al campo. Ahora se busca un turismo lejos de las ciudades y que no esté masificado. A la gente le gusta participar en los eventos que organizan los municipios en torno al vino”. En esta apreciación coincide Lola Núñez, gerenta de la DO Uclés. “La gente va a ver una bodega, no siete. Después busca alojarse, comer y beber, conocer otras cosas, comprar dulces, quesos o aceite. Eso es lo que hay que hacer, poner en valor todo el patrimonio de los pueblos y a sus empresas. Eso se consigue asociándose y apoyándose en profesionales del Turismo”.

Según los datos de Invest In Castilla-La Mancha, la región ocupa “una posición líder dentro de la industria agroalimentaria en España”. En particular en los sectores del vino -representa el 49,8% del total del viñedo español y cerca del 7% del viñedo mundial, según datos de 2017-, el aceite, siendo la segunda región en producción de aceite de oliva virgen tras Andalucía o el queso: la D.O Queso Manchego cubre un área de 44.000 km2, al margen de ser la primera comunidad autónoma productora de ajo, cebolla o melón.

Paradójicamente esas cifras no se han traducido en buscar sinergias entre sectores que atraigan turistas. Al menos hasta ahora. “Es otro de nuestros talones de Aquiles. Desde la Fundación Tierra de Viñedos estamos ahora tratando de llegar a hosteleros para que incluyan muchos más productos agroalimentarios de la región en sus cartas y menús”, explica Diana Granados. Lo harán en las cinco capitales de provincia y también en Talavera y Puertollano, a través de distintas jornadas que han comenzado esta misma semana.

(*) La noticia ha sido matizada atendiendo a la petición de una de las fuentes de esta información

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