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En días como hoy podemos mirar hacia atrás para reconocer con orgullo lo que se ha conseguido, y que esto a su vez sirva para alimentar nuestra determinación por avanzar hacia lo que queda por conquistar; y es que, el 15 de noviembre de hace 14 años, se inauguró nuestro AVE de Madrid a Toledo, de Toledo a Madrid.
En prácticamente media hora, tenemos nuestra capital regional conectada con el corazón de España. Este hecho ha supuesto un eje transformador para nuestra región que además impulsa de manera exponencial el flujo económico y turístico de la Ciudad Imperial.
A lo largo de estos casi tres lustros muchos han sido quienes se han beneficiado de una infraestructura que ha servido para acortar distancias; una vía que ha permitido ir a trabajar a Madrid pero después regresar a nuestra tierra donde desarrollamos nuestro proyecto vital.
Son 1.750.000 pasajeros al año quienes utilizan el AVE de, desde, en, entre, hacia, hasta, por, y para movernos libremente. Celebramos más que un aniversario, celebramos el AVE como motor de crecimiento y enlace entre personas.
No miramos al pasado con nostalgia, miramos al futuro con optimismo, y con la ambición sana, es decir, con la ambición lo suficientemente ancha como para incluir los anhelos de la gente.
Somos conscientes del progreso que genera la Alta Velocidad, y no podemos quedarnos de brazos cruzados ante lo que aún falta por conseguir.
Por ese motivo, seguiremos exigiendo que en Castilla-La Mancha se agilicen los trámites y estudios técnicos de la línea Madrid-Extremadura y que este proyecto no sea un deseo, sino que se haga realidad.
También debemos seguir reivindicando la mejora de los horarios, tiempos de viaje, y la rebaja de los precios de billetes y abonos en las líneas a su paso por la región; y ampliar el servicio AVANT a otras ciudades de nuestra región como Albacete.
Podemos celebrar, sin duda, lo mucho que hemos avanzado, y sin embargo, ante el horizonte de la igualdad de oportunidades y del progreso, nuestra vocación nos lleva a seguir hacia adelante. Lo que una región como la nuestra, que se ha hecho a sí misma, y que siempre se ha forjado su propio destino, jamás puede hacer es quedarse quieta o con los brazos caídos. Al contrario, debemos seguir avanzando y tendiendo la mano a todas las administraciones que nos permitan alcanzar, a la más alta velocidad posible, los objetivos que juntos nos hemos marcado.
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