Hablemos de música

La mejor manera de sortear la vorágine política que se ha vivido es, por un momento, escuchar música, buena música. Y en nuestra región esta se encuentra, entre otros soportes y lugares, en los cantorales y en las carpetas de partituras de nuestras catedrales, monasterios y bibliotecas públicas. La presentación de la obra Catálogo de música del Archivo de la Catedral de Toledo, de Miguel Ángel Ríos y de Carlos Martínez Gil, al que animamos a su labor investigadora y dedicamos una serie de artículos allá en mayo de 2001, nos anima a volver a plantear el estado de la cuestión en nuestra región.

Y es que en los últimos años hemos asistido al nacimiento del Centro de Investigación y Documentación Musical (CIDoM) de la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM), centro asociado al CSIC que, pese a su corta edad, está dando muestras abundantes de buen hacer y extraordinarios resultados en la investigación y la difusión de la música creada por compositores de nuestra tierra o que han recalado en ella a lo largo de la historia.

No sólo se centra en lo puramente armónico, sino que estudia la creación musical con una amplia perspectiva interdisciplinar que incluye la dimensión artística, filológica sociológica y aún económica de los autores, las partituras y los lugares para las que fueron creadas. Los fondos de las catedrales de Cuenca, Sigüenza y Toledo, la Colegial de Talavera de la Reina, el archivo municipal de Hellín son parte de los recursos utilizados por el Centro, que a la vez los ha volcado en una base de datos digital al servicio de investigadores y usuarios, además de crear una base de datos de compositores y obras de Castilla-La Mancha en la Edad Contemporánea. 

La labor difusora la cubre ampliamente con la publicación a través de la Editorial Alpuerto de Investigación y Patrimonio Musical, o la colaboración con la Academia del Hispanismo dedicada a la misma tarea. La colección Libros Mundi, destinada a divulgar estudios de carácter local orientados hacia la recuperación del patrimonio musical específico de la región vinculados al folklore y la oralidad, las bandas de música y el asociacionismo musical. La fuga de Atalanta, colección dedicada a promover la proyección de jóvenes intérpretes y creadores. O, la publicación de la revista “Cuadernos de Investigación Musical, que goza ya de reconocido prestigio en su ámbito.

Se completan estos trabajos del Centro de estudios conquense con la labor que se llevan a cabo a lo largo y ancho de la región iniciativas ya consagradas, como la Semana de Música Religiosa de Cuenca, las Batallas de Órganos de la catedral de Toledo del Festival de Música el Greco, el Festival “Villa de Uclés” o su experimental “Lux”, y, también en Toledo, el Festival internacional de órgano de Santo Tomé. 

Sería de desear que los órganos restaurados y rehabilitados de la región pudieran entrar en estos circuitos musicales haciendo llegar así a más personas sus sonoros tubos, o que los espacios monumentales contaran con la presencia de grupos de cámara o solistas de las muchas escuelas y conservatorios que jalonan la región. El ejemplo lo tenemos ya en la iglesia de San Sebastián de Toledo que acoge, con éxito, las Jornadas de Música en Patrimonio Rehabilitado que ofrece el Consorcio de la Ciudad de Toledo.