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Me atrevería a decir que en estos momentos la principal preocupación de todos los que trabajamos en los distintos hospitales y centros de salud de Toledo es saber, porque aún no lo sabemos, qué nuevo hospital vamos a tener. Y no me refiero al aspecto y a los metros cuadrados, que también pueden llegar a ser importantes. Los profesionales sanitarios estamos esperanzados con este proyecto pues estamos convencidos de que puede ser la solución a la mayor parte de los problemas que padecen nuestros pacientes y, por qué no decirlo, de nuestro futuro profesional y personal.
El nuevo hospital de Toledo es la oportunidad para que se acaben esas imágenes tan desoladoras de colapso en las urgencias del hospital Virgen de la Salud y para que se recuperen la dignidad e intimidad que todo paciente se merece, y a las que tienen derecho, cuando acude a un centro sanitario.
El nuevo hospital de Toledo es la oportunidad para acabar de una vez por todas con esa lacra sanitaria que son las listas de espera tanto quirúrgicas como de consultas y pruebas. Pero, para dar solución a la mayor parte de estos problemas necesitamos un hospital bien dimensionado y preparado para las próximas décadas, y esto pasa necesariamente por contar con un número adecuado de quirófanos y camas para poder hacer frente a la creciente demanda asistencial, y que estas sean en su mayor parte individuales para que la intimidad y dignidad de nuestros pacientes y sus familias sean respetadas.
Si realmente se tiene voluntad de humanizar la asistencia sanitaria y acabar de una vez por todas con las desesperantes listas de espera que se padecen, tenemos que disponer de un hospital que cuente con unas urgencias que den respuesta a la actual demanda asistencial y que tenga un número suficiente de camas, quirófanos, consultas, etc.
La asistencia que se debe prestar a todo paciente comienza cuando acude a la urgencia, o a una consulta o servicio médico, y finaliza cuando este abandona el hospital. Todos estos servicios en su conjunto, su dimensionamiento y distribución, es lo que los profesionales sanitarios conocemos como Plan Funcional y que a día de hoy aún no conocemos. Y no será porque no lo hemos pedido. Puedo afirmar, que el Colegio de Médicos de Toledo ha solicitado oficialmente el Plan Funcional del Nuevo Hospital Universitario de Toledo en dos ocasiones, sin éxito.
Sería lamentable que se construyera un “medio hospital”, como tememos que puede suceder. Decía la directora gerente del Sescam el pasado día tres de abril, a propósito del reinicio de las obras, que era un día de “sonrisas”. Solo esperamos que el día que se conozca el Plan Funcional del Nuevo Hospital Universitario de Toledo no sea un día de “lágrimas”. Y esto, por el bien del futuro de la sanidad de Toledo y de Castilla-La Mancha.