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Ser castellanomanchega tiene diferentes significantes en una región tan amplia, plural y diversa como la nuestra. Sin embargo, a pesar de los cientos de kilómetros que puedan separarnos a las unas de las otras, no cabe la menor duda de que nuestra identidad siempre está y estará vinculada a lo rural. Más allá de si vivimos en ciudades o en pequeños pueblos, Castilla-La Mancha es rural, y sus mujeres enarbolan lo mejor de ello. Porque somos resilientes, valientes y transformadoras. Y ha sido a través de la sororidad y de la lucha y la labor colectiva de las mujeres que nuestra comunidad ha avanzado al mismo ritmo que el resto de España en el logro y consolidación de los derechos feministas, aunque sus dirigentes hayan tratado de evitarlo.
El desarrollo de leyes como la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual o la Ley para la igualdad de las personas LGTBI, así como el impulso de la igualdad retributiva entre mujeres y hombres, el Plan Corresponsables o los Puntos Violetas son solo algunos de los avances nacionales promovidos por Podemos que han permitido que las mujeres seamos más libres y exigentes. Avances que han de ser complementados a través de políticas regionales coherentes con las demandas de las mujeres castellanomanchegas, como fueron la Ley LGTBI y la Ley contra la Violencia Sexual impulsadas por Podemos durante la pasada legislatura en las Cortes de Castilla-La Mancha.
Entre otras, con políticas que reviertan la falta de oportunidades laborales en los entornos rurales y eviten el éxodo mayoritario de las mujeres de nuestros pueblos. El desarrollo rural no es posible sin las mujeres, en especial de mujeres jóvenes. Es necesario atajar los fuertes procesos de masculinización de los entornos rurales y revertir la tendencia demográfica hacia una sociedad rural fuertemente envejecida.
Asimismo, son necesarias estrategias para impulsar una ‘economía de los cuidados’ basada en la corresponsabilidad entre hombres y mujeres y en la ruptura de los roles de género. Las mujeres han de asumir su correspondiente protagonismo social, desasociando la vinculación de los hombres con los espacios públicos y de las mujeres con los espacios privados. En la actualidad, de hecho, lo público y lo privado se encuentran en una continua interacción y sin la existencia de un equilibrio real, no pueden ser garantizados. Para ello los servicios públicos gestionados por las Administraciones Públicas , a través de la ampliación y transformación del sistema de dependencia son un factor fundamental para la consecución de servicios de calidad, gratuitos, universales y con dignidad profesional.
Del mismo modo, son necesarios los compromisos unánimes desde la esfera pública para construir espacios libres de violencia contra las mujeres. Principalmente, a través del impulso de Planes de Igualdad en cada municipio, dotándolos de más recursos humanos para la promoción de la sensibilización social, la planificación y la evaluación de las Políticas de Igualdad.
Para ello, la ciudadanía castellanomanchega ha de apostar en 2023 por impulsar la voz de las mujeres en nuestras instituciones, con el fin de que la igualdad llegue a todos los lugares de Castilla-La Mancha. Pues, conseguir la plena igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres no es solo una cuestión de justicia, de derechos fundamentales y de responsabilidad ética, sino también es un importante soporte para el desarrollo económico y un elemento básico para la vertebración y cohesión social de los territorios.
En este proceso, son las redes locales de mujeres las que deben de ocupar los espacios públicos como instrumento para la participación ciudadana y el cambio social, permitiendo la canalización del apoyo y ayuda mutua entre mujeres y contribuyendo a la ruptura de fronteras generacionales y territoriales. Especialmente en los contextos rurales, donde las mujeres se ven ancladas a la escasez de oportunidades de relación, esparcimiento y desarrollo.
Para Simone de Beauvoir el feminismo era una forma de vivir individualmente y de luchar colectivamente. Y, es en los espacios públicos donde las mujeres debemos seguir encontrándonos diariamente, para garantizar los avances logrados por nuestras abuelas y madres y para seguir logrando más derechos, más oportunidades y más igualdad para nuestras jóvenes.
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