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Es habitual oír hablar en nuestra región del agua, incluso hay quienes reincidentemente intentan que no se deje de hablar del agua, no porque tengan interés en cuestiones medioambientales, ni porque lo tengan en que nuestra región tenga más agua y se pueda generar más riqueza en torno a ella, sino porque lo que les interesa es mantener una política de confrontación y disputa permanente, una política basada en la demagogia. Hay quienes sólo tienen interés en activar su particular guerra del agua cada vez que se aproxima un proceso electoral, como es el caso del PSOE de Castilla-La Mancha.
Pues lo cierto es que, en Castilla-La Mancha, el binomio PSOE-agua es la plasmación de un relato de fracasos históricos, mientras que hablar de PP y agua equivale a hablar de logros históricos; y no es porque lo diga yo, pues la historia y los hechos hablan por sí solos.
La historia del Trasvase Tajo-Segura se remonta a 1979, siendo su precursor un socialista, Indalecio Prieto. En el año 1980, el entonces presidente José Bono, votó a favor de convalidar la Ley del Trasvase; desde 1982 a 1986, periodo en el que gobernaron los socialistas en España y en nuestra región, nunca se garantizó una reserva estratégica de agua en cabecera, ni caudales ecológicos ni circulantes de 10 m3/segundo en Toledo y en Talavera de la Reina. Sí se conocen trasvases en situación de ‘embalse muerto’, casi sin agua, en 1995 y en el año 2006, siendo ya Emiliano García-Page consejero del Gobierno. En ese momento asistimos a la mayor traición a los castellano manchegos tras la derogación de la modificación del Plan Hidrológico Nacional de 2005, gobernando el PSOE tanto en Castilla-La Mancha como en España.
En el año 1997, con un Gobierno de España del Partido Popular y siendo García-Page consejero portavoz, celebraba y aplaudía haber conseguido una reserva estratégica en la cabecera del Tajo de 240 hectómetros cúbicos “día de fiesta parlamentaria” decían, “hemos conseguido lo mejor que podíamos alcanzar”. Y también con un gobierno del PP en España, se aprobó el Plan Hidrológico Nacional del año 2001, que otorgaba rango de ley a la reserva de 240 hm3 en cabecera y que fue votado a favor por el gobierno regional socialista. Pero como he indicado, poco duró la fiesta parlamentaria, pues apareció el socialista Rodríguez Zapatero para derogar el Trasvase del Ebro y dejar el del Tajo como único gran trasvase en España; contando –todo sea dicho- con el aplauso y silencio cómplice de García-Page.
En el año 2007, el entonces presidente José M. Barreda, del PSOE también, contó con nuestro respaldo en las Cortes Regionales para reformar el Estatuto de Autonomía de Castilla-La Mancha, una propuesta que ponía fecha de caducidad al Trasvase Tajo-Segura, pero sorprendentemente y sin dar explicación alguna, simplemente plegándose a las órdenes del Partido Socialista, los diputados y diputadas del PSOE en el año 2010 retiraron de manera unilateral y con el voto en contra del PP dicha propuesta.
Años después, García Page anunció, antes de las elecciones –como no podía ser de otra forma- una Ley de Agua, que a día de hoy, todavía no ha presentado; como tampoco ha presentado ni tramitado en las Cortes un Pacto Regional del Agua que en tantas ocasiones desde el PP le hemos pedido que ponga sobre la mesa ofreciéndole, como ya hemos hecho en otras ocasiones, nuestra mano para defender el agua para nuestra tierra.
Un resumen de fracasos históricos en materia de agua, esa es la historia de los socialistas en Castilla-La Mancha, y también de Emiliano García-Page. Frente a ello, es un gobierno del PP en 2013 el que eleva la reserva mínima en los embalses de cabecera, prácticamente la duplica, pasando de 240 a 400 hectómetros cúbicos progresivamente, cantidad por debajo de la cual no se pueden autorizar trasvases. No sólo se duplica la reserva en cabecera, sino que se consigue un caudal mínimo de 10m3/segundo en Talavera. Un logro histórico en tan sólo dos años de gobiernos del PP, frente a los históricos fracasos durante 32 años de los gobiernos del PSOE.
Igualmente podríamos hablar de las desaladoras, pues pocas se ejecutaron y prácticamente ninguna se pagó, algo que todo sea dicho, tampoco nos sorprende, pues el PSOE nos tiene más que acostumbrados –“total, ya pagan los ciudadanos las crisis que los socialistas generamos, mientras nosotros nos dedicamos a quejarnos, mirar para otro lado, echar la culpa a otros, e irnos de rositas”- pensarán.
Ahora, a raíz de una Sentencia del Tribunal Supremo que anula en parte lo logrado, sorprendentemente, el socialista García-Page, vuelve a sacar pecho e intentar sacar tajada en relación con el agua; el mismo García Page que no ha aportado ni un solo hectómetro cúbico de agua a los embalses de cabecera, que renunció a deshipotecar el Tajo con la derogación del Plan Hidrológico Nacional, que no ha reclamado más agua para nuestra región cuando se ha reunido en la Moncloa con su compañero Sánchez (el mismo Sánchez que en Castilla-La Mancha dice que va a derogar el trasvase, para apenas una semana después, en Murcia, defenderlo a ultranza- ahí están las hemerotecas-), que no ha sido capaz de sentarse a consensuar un Pacto Regional del Agua, que en cuatro años no ha cumplido el anuncio prometido de aprobar una Ley Regional del Agua y, quien cada mes desde que gobierna Pedro Sánchez ha permitido que saliera un trasvase tras otro. Patético, sin duda, teniendo en cuenta la historia y el protagonista, el más trasvasista de la historia de Castilla-La Mancha.
Frente a tanta demagogia, desde el Partido Popular podemos ofrecer resultados y logros, la defensa del agua con responsabilidad y unos principios que siempre hemos defendido y defenderemos con palabras y con hechos, el de prioridad de la cuenca cedente, el de garantía de las necesidades presentes y futuras de la propia cuenca, el de la sostenibilidad medioambiental y el de la solidaridad territorial. Todo ello en el marco de un necesario gran Acuerdo Nacional en materia de agua, imprescindible para evitar que haya quienes a lo largo de la historia se conviertan en predicadores de lo que siempre anuncian y nunca cumplen.
Como máximo responsable del Partido Popular de Castilla-La Mancha y seguro de que seré el presidente de la región en el mes de mayo, asumo el firme compromiso de defender el agua que esta región necesita para su desarrollo y progreso, haciéndolo de la mano y con el consenso de toda la sociedad castellano-manchega y en el marco de un necesario Pacto Nacional del Agua que ponga fin a los enfrentamientos que a unos pocos les interesan y a tantos nos perjudica.
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