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Participación ciudadana para una Biblioteca regional más social e inclusiva

Biblioteca de Castilla-La Mancha

Francisca Bravo Miranda

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Desde 2003, la Biblioteca de Castilla-La Mancha centraliza sus gestiones y sus objetivos en el llamado Plan Estratégico, un documento que tiene una vigencia de cuatro años, en el que se plasma la filosofía de la institución regional. Además, se pretende establecer así una continuidad del trabajo que realiza la biblioteca, y ofrecer una nueva visión del mismo, gracias a herramientas como las encuestas anuales, los análisis de las estadísticas y también la participación activa de la sociedad civil. Actualmente el equipo trabaja en la nueva versión del Plan, 2019-2023, tras el parón que supuso el año 2018.

La Directora Gerente de la Biblioteca de Castilla-La Mancha, Carmen Morales Mateo, explica que en 2018 se realizó una suerte de “transición” con el cambio en la dirección y la celebración del XX Aniversario del centro cultural. “Llegamos a la conclusión”, explica en relación al balance del anterior Plan, “de que la filosofía de trabajo que se está llevando es correcta, porque se intenta llegar a objetivos realistas, siempre qiue dependen del trabajo interno bibliotecario. El problema es cuando en los objetivos influyen agentes externos, como los presupuestos”, reflexiona.

Sin embargo, el resultado ha sido “en general” positivo, por lo que se confía plenamente en este sistema de planificación. De cara a este nuevo documento, además, se ha querido contar con la participación de los usuarios de la biblioteca. Por el centro pasan una media de 1.500 personas al día, llegando incluso a picos de 3.0000 personas. Por eso, se ha querido añadir al equipo de técnicos y profesionales de la institución, la colaboración de la ciudadanía. Para ello, se han utilizado las redes sociales, correo electrónico con los principales agentes que participan con el centro y también paneles físicos en el mismo centro.

La recepción de los ciudadanos ha sido positiva, si bien lo que más se ha pedido es que el centro abra los fines de semana, algo que no depende del centro, sino del personal y el presupuesto que se le asigna desde las administraciones. “Hemos recibido sugerencias bastante prácticas, nosotros queríamos recibir ideas o propuestas a cuatro años vista, pero las propuestas vienen principalmente de los estudiantes o los opositores que vienen a estudiar de forma masiva”. De todos modos, Morales resalta que la gente sí está pendiente y le “interesa mucho” lo que ocurre en la biblioteca.

De todos modos, las sugerencias que no entren en el Plan Estratégico sí se podrán utilizar para la Carta de Servicios, en el que se detallan los compromisos del centro con todos sus usuarios, en una suerte de herramienta de control de calidad. Se trata de 14 compromisos directos, que se van evaluando de manera trimestral y que están disponibles para ser revisado por todos los ciudadanos que así lo quieran.

Ejes fundamentales

El Plan Estratégico pretende estar finiquitado a finales de abril, y su borrador está a la espera de ser enviado a agentes que trabajan codo a codo con el centro, como la Asociación de Amigos de la Biblioteca, así como al resto de trabajadores del centro. El primer borrador ha sido elaborado por la dirección y los técnicos, y en él se ha tomado en cuenta las encuestas ciudadanas y los datos estadísticos con los que cuenta el equipo. “Tenemos que tener en cuenta que la misión que tenemos es doble: como biblioteca pública y como biblioteca regional. No podemos perder de vista estas dos funciones, ya que no sólo podemos cubrir la realidad toledana sino ser cabecera de la Red de Bibliotecas de Castilla-La Mancha, un plan esencial que, además, aparece en nuestro Decreto de funcionamiento de julio de 2018”, explica Morales.

Aunque todavía se encuentra en fase de borrador, ya existen cuatro ejes que definirán el trabajo del centro en los próximos cuatro años. Primero, ser biblioteca de los ciudadanos. “Tenemos que tener claro que no es de los bibliotecarios, ni tampoco de los políticos, sino de los ciudadanos que son finalmente los que la pagan con sus impuestos”, señala la directora. En este sentido, explica que debe ser un centro “participativo y abierto”, a partir de la “coalición” con los colectivos que ya participan en los servicios. “Se trata de una línea esencial”, asegura Morales.

Por otro lado, se pretende construir una biblioteca social, en la que se incluye un carácter inclusivo, para ofrecer sus servicios a las personas con capacidades diversas. Igualmente, se pretende reforzar el programa de 'Biblioteca solidaria', y seguir contribuyendo a un centro que sea sostenible, siguiendo las líneas de la agenda 2030 y con perspectiva de género. “Es algo muy importante”, aseguró. Por otro lado, se quiere reforzar el carácter regional, como cabeza de la Red.

Finalmente, el equipo humano de la biblioteca. “Esto hace referencia al equipo de profesionales con los que trabajamos, para mejorar nuestras capacidades, nuestra formación y la difusión que hacemos de nuestras actividades”, explica Morales. Y ees que si los funcionarios están “bien formados, los servicios también serán mejores”. Además, recalca la importancia de mejorar la comunicación tanto interna como externa. “Esa comunicación entre el equipo humano, la biblioteca y la ciudadanía es un aspecto que debemos trabajar”, concluye.

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