Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
El ataque limitado de Israel a Irán rebaja el temor a una guerra total en Oriente Medio
El voto en Euskadi, municipio a municipio, desde 1980
Opinión - Vivir sobre un polvorín. Por Rosa María Artal

PODCAST | Pablo Messiez: “Si no hay presencialidad, lo que queda es el eco del teatro”

Pabo Messiez

José An. Montero, Marta Cigliutti e Inés Villodre

Radio Diferencia —

0

Pablo Messiez es uno de los referentes creativos del teatro contemporáneo, con una poética propia premiada con varios Max y de plena actualidad mediática por la dirección junto con Carlos Marqués-Marcet del segundo episodio de “Escenario 0” para HBO, donde se adapta “Todo el tiempo del mundo”, una historia de realismo mágico que habla de qué pasaría si todo el mundo olvida lo que sucedió realmente. 

A principios de septiembre formará parte del elenco de profesores se reunirán, si la situación sanitaria lo permite, en las IV Jornadas Nacionales de Formación Escénica que se celebrarán en Cuenca junto a Cristina Alcázar, Denise Despeyroux, Diana Bernedo, José Carlos Cuevas, Begoña Hernando, Luis Hernando de Julián o Sonia Libre. Su taller, que agotó las plazas a las pocas horas de abrirse la matrícula, lleva por enigmático título: “Los materiales: taller de investigación escénica”. Como nos cuenta en este podcast, el punto de partida es la pregunta que se hace todos los días “¿Qué es el teatro?” y enganchadas a ella como en las uvas del Lazarillo surgen los temas sobre los que tratará este taller. “Los materiales a los que alude el nombre del taller son el espacio, el tiempo, la palabra, el cuerpo, todas las cuestiones y los materiales concretos con que hacemos teatro. Cada día el taller está organizado alrededor de una estas cuestiones”, un taller que tiene claro “que será presencial o no será, porque se trabaja esencialmente en la convivencia en el espacio tiempo, inherente a lo teatral”.

Durante los días reales de este calendario pandémico, Pablo Messiez ha presentado la primera parte de “El Texto Infinito”, una especie de poemario, que comenzó a escribir cuando cumplió cuarenta y cinco y del que dice que “la idea es haber abierto un espacio de escritura sin fines escénicos y dejar que se vaya desenvolviendo esa forma textual hasta que me canse. Se supone que hasta que me muera, por eso se llama Infinito”. Su verso al paso, “Que mi punto de vista no olvide la ceguera que lo hace posible” aparecía tatuado en el suelo frente al Centro Cultural Valle Inclán. 

En el otro extremo de Madrid, el teatro Valle Inclán espera pacientemente su reapertura para que “Los Días Felices” en la mirada de Pablo Messiez regresen al cartel. Una mirada poética a estos “días felices” que ha quedado suspendida en el tiempo. Regresará con las mismas palabras, las mismas acciones que marca Beckett, el mismo montaje, pero que tras estos meses abrirán un nuevo espacio a la singularidad del intérprete y al momento histórico en que vivimos, porque, como dice el propio Messiez, “volver a Beckett es recordar que el teatro puede ser otra cosa. Es desintoxicar la mirada de desvíos varios que usurpan las salas cuando estarían tanto mejor en la tele, en el cine, en una columna de opinión de suplemento dominical, o en un libro”.

Para Pablo Messiez la presencialidad es lo que define al teatro, porque “si no hay presencialidad, lo que hay son actividades similares, el eco del teatro. Pero el teatro en sí no puede funcionar si no hay esa convivencia de unas presencias en un mismo espacio-tiempo. Y efectivamente, todo intento por sostener el teatro por otros medios, en realidad lo que genera son otro tipo de actividades que nombramos teatro pero que, como la función en streaming, no es teatro sino hacer un producto audiovisual”.

Sobre estos meses de confinamiento, escribió en sus textos infinitos, “La gente retira / de las calles su mundo / y el mundo / se aparece / contundente./ Es hermoso y triste/ y es horrible / y depende del estar con se mire”. Un tiempo de encierro doméstico que reconoce que le ha afectado mucho “porque es una pausa obligatoria en la que me di cuenta de que podía empezar una vida completamente distinta, dedicarme a otras cosas. Que eso que hacemos, eso que somos, puede cambiar en un modo muy rotundo. Mi experiencia me puso frente a frente con esa revelación. ¿Qué pasaría si ahora me dedico a hacer cine? O ¿qué pasaría si ahora me voy al campo y me dedico a tener un huerto?”. Probablemente el mundo ganaría un buen cineasta o un magnífico hortelano, pero el teatro perdería una manera única de expresión teatral.

Etiquetas
stats