El Santo Voto de Puertollano: una de las fiestas más antiguas de España volverá a ser festivo con un gobierno del PP
Trece fueron las familias de Puertollano, ahora gran ciudad industrial, que sobrevivieron a los brotes de la peste negra, ya siglos atrás. O eso dice la leyenda, por lo menos. Es precisamente la vida de estas familias, supervivientes de una crisis sanitaria que se puede equiparar a la de la COVID-19 de nuestra época, la que se honra en la centenaria celebración del Santo Voto en este municipio de Ciudad Real.
La “fiesta mayor” de la localidad minera que volverá a ser festivo local tras entrar el PP en el Gobierno después de 40 años de mandato socialista. Los grupos de PP y Vox apoyaron la iniciativa, después de haberse planteado la posibilidad de convocar a la ciudadanía a una consulta popular durante la anterior legislatura.
El equipo de Gobierno ha defendido el carácter “religioso” de la festividad, que se celebrará el 16 de mayo en 2024, en sustitución del último viernes de la feria de mayo. Un jueves en vez de viernes. El otro festivo será el 6 de septiembre, con motivo de las fiestas patronales de la Virgen de Gracia.
El concejal de festejos, Juan Sebastián López Berdonces, recalca que se puede trabajar conjuntamente desde el Ayuntamiento con las autoridades eclesiásticas y asociaciones folklóricas que vienen apoyando este tipo de iniciativas, para potenciar el punto de vista turístico, cultural y educativo de la festividad. “Quizás ese vacío, desarraigo y desapego que a veces vivimos en parte de la población de Puertollano sea por el desconocimiento de la riqueza que atesora nuestra ciudad”.
Ningún alcalde franquista hizo festivo el Santo Voto. Ni en los gloriosos tiempos del nacionalcatolicismo. Quizá porque, si ello suponía mover alguno de los otros dos días feriados (...) hubiera supuesto quebrantar algún orden “divino”
El alcalde, Miguel Ángel Ruiz, resaltaba que no “entendía” que “el Voto más antiguo de Europa” no fuera fiesta local. “La actitud del Partido Socialista ha sido imponerlo, no se ha debatido”. El PSOE no sólo votó en contra, sino que elaboró un crítico artículo de opinión en el que tachaban a Ruiz de Juan Palomo : “Tampoco ningún alcalde franquista hizo festivo el Santo Voto. Ni en los gloriosos tiempos del nacionalcatolicismo me consta que hubiera debate, quizá porque, si ello suponía mover alguno de los otros dos días feriados, como son la Virgen, el 8 de septiembre, o el festivo de la feria de mayo, día variable, que solía ser el primer viernes del mes de mayo, hubiera supuesto quebrantar algún orden ”divino“ como lo son las tradiciones del pueblo, esas que no deben tocarse sin consultar a la gente, tengan estas ciento veintinueve o tengan seiscientos setenta y cinco años. Para saber esto, solo hay que consultar el catón del buen gobernante”, recalcaba el portavoz socialista, Casto Sánchez.
“Nuestro Santo Voto ha sobrevivido seiscientos setenta y cinco años y eso lo hace grande y de gran valor. Pero esta tradición no es de nadie, no necesita salvadores. Con los gobiernos socialistas esta conmemoración ha alcanzado además las más alta consideración que puede dársele a una tradición, no solo por ser de las más antiguas y acreditadas de la provincia de Ciudad Real desde el punto de vista antropológico y por enriquecer la diversidad cultural de nuestra región y por formar parte indiscutible del patrimonio cultural de Puertollano”, describía el edil.
Una celebración que es Bien de Interés Cultural
El Santo Voto de Puertollano se declaró Bien de Interés Cultural (BIC) en plena pandemia del coronavirus, en el mismo mes de mayo de 2020. La entonces alcaldesa y hoy ministra en funciones, Isabel Rodríguez, agradecía el reconocimiento regional porque “nos reconcilia con nuestra historia, con nuestra tradición y nos hace tener esperanza en nuestro futuro”.
Se trata de una de las fiestas más antiguas de Castilla-La Mancha y de España, junto a otras como la Caballada de Atienza, según explica el investigador y doctor en Historia por la Universidad Complutense de Madrid, Miguel Gómez Vozmediano, natural de la localidad minera. Gómez resalta que sí que ha sido festivo local, “obviamente, porque antiguamente fue la Fiesta mayor de Puertollano”, y que además se ha hecho coincidir su celebración en el Día de Castilla-La Mancha. “Pero ya hace bastante tiempo”, resalta.
Su origen data de los brotes de peste negra del siglo XVI, cuando quedaron muy pocos habitantes en la zona y, en general, en España. La tradición cuenta que fueron trece las familias que sobrevivieron y que hicieron “lo posible” para conmemorar que se habían salvado de la pandemia. Se convirtió entonces en una suerte de día de 'Acción de Gracias', una celebración que finalmente se fijó en la ciudad con el paso del tiempo. “El número se debe coger con pinzas, porque tiene muchas connotaciones religiosas”, advierte el experto.
Las crónicas que recoge la declaración de Bien de Interés Cultural señala que estas familias “atribulados y afligidos”, ofrecieron “voto principal, celebrando el desposorio de María Santísima con el aventurado San José, cuyo voto se cumple todos los años el día de la octava de la Ascensión del señor a los cielos...”. Estos habitantes se comprometieron a recordar la intercesión de la Virgen para controlar la epidemia, y agradecerlo a través del reparto de comida.
La celebración, resalta el experto, ha llegado a tener incluso carácter comarcal, involucrando a otras localidades más pequeñas como Cabezarrubias del Puerto o Hinojosas de Calatrava. Pero esto acabó tras el incremento de población que llegó a través de la explotación de la cuenca minera y se suspendieron los envíos al resto de localidades.
“Reclamaban la mediación para remediar enfermedades, de entidades como Santa Catalina contra la rabia”, recalca el experto. Gómez señala que la “mitología” alrededor de la celebración lo asocia con familias importantes entre los siglos XVIII y XIX, pero que data de hace tanto tiempo que ya “poco o nada queda en la actualidad”.
La celebración ya consistía entonces en pasear vacas, que se corrían “como si fueran Sanfermines” y luego se mataban y repartían en una comida como el vecindario. Ya desde entonces era una festividad que se pagaba desde las arcas municipales, incluso ya desde el siglo XV.
El paseíllo de la vaca, como todavía se denomina, cumplía la doble función de anunciar la llegada del Santo Voto y también para recaudar fondos para la misma fiesta, por las calles y plazas de la localidad. Se mantiene, aunque en el siglo XIX era necesaria porque la mayoría de la población no sabía leer. Hoy funciona casi como una curiosidad de la festividad, y que así los más jóvenes puedan fotografiarse con el animal. Además de la comida que se reparte entra la población, también se encienden fogatas. Se trata de un rito campesino con el que se pretendía ahuyentar epidemias y enfermedades, y se recogían objetos de cada casa para quemar. En los orígenes de la festividad se creía que los males se alejarían en la dirección del humo. Las fogatas se encendían las noches que precedían al Santo Voto.
En la festividad también se ofrecen flores, se canta y se baila. La música ha estado a cargo desde finales del siglo XIX de la Banda Municipal de Música, después de fundirse las dos Bandas que existían en la localidad. Tras disfrutar de los instrumentos, se interpretaban mayos de la mano de grupos de danzas venidos de los pueblos de toda la provincia. Después de estos actos musicales, poco antes de la medianoche, se realiza el encendido oficial de las ollas para la comida del Santo Voto.
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