El SESCAM, condenado por parálisis de cuerda vocal en una cirugía de tiroides
El Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha ha condenado al Servicio regional de Salud (SESCAM) al pago de una indemnización de 25.200 euros, debido a una negligencia cometida con un paciente, al que se le provocó parálisis de cuerda vocal con motivo de una operación quirúrgica de tiroides. El proceso fue tramitado por los servicios jurídicos de El Defensor del Paciente debido a la desaparición, según apunta, de las hojas quirúrgicas, y con ello se anula sentencia absolutoria del juzgado.
La afectada fue una paciente de 48 años, a la que se detectó un nódulo de tiroides, por lo que se consideró necesaria la realización de una tiroidectomía que se llevó a cabo en octubre de 2006 en el Complejo Hospitalario de Toledo. Consecuencia de la operación resultó dañada una cuerda vocal de forma irreversible.
La paciente -que había sufrido una lesión del nervio recurrente y, por lo tanto, parálisis de una de las cuerdas vocales- sostenía que si se hubiera aislado previamente el nervio recurrente durante la intervención no habría sufrido daño alguno, pero no podía probarlo adecuadamente porque “desaparecieron de la historia clínica las hojas quirúrgicas que detallan los pormenores de la intervención”. El juzgado toledano había decretado la absolución debido a que el médico, si bien no había aportado las hojas de la cirugía, había realizado una explicación posterior en un informe.
Sin embargo, el Tribunal Superior de Justicia acoge los argumentos del abogado Carlos Sardinero y considera que existe, tras la intervención, un informe datado, varios días después, que “no puede ser valorado como sustitutivo de la documentación médica, cuya ausencia se denuncia, al carecer de la nota de inmediatez y consiguiente espontaneidad que sí que tendría la hoja quirúrgica”.
Explica además que en el momento de su emisión la existencia de la lesión derivada de la intervención (la parálisis de la cuerda vocal) ya había sido evidenciada. El Defensor del Paciente añade que en el informe posterior no se hace referencia a ninguna incidencia especial, y debería haberse hecho constar como tal, y denuncia la “continua desaparición” de datos de las historias clínicas “cuando puede resultar responsabilidad de los actos médicos”, algo que se resolvería, concluye, si se grabasen las intervenciones.