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Ana María, médica víctima de una agresión: “Tenemos que estar protegidos, nunca sabemos qué puede pasar”

Los profesionales de la salud de Castilla-La Mancha piden "soluciones imaginativas y urgentes" contra las agresiones

Carmen Bachiller

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“¿Y tú cuántos años tienes?”. Es una pregunta que los pacientes le hacen a Ana María Cue que trabaja en el centro de salud del toledano barrio de Santa Bárbara. Ejerce como médica de Familia. En su día a día es habitual recibir apelativos como “nena, niña, guapa”, explica. “Soy de todo menos doctora y sobre todo por parte de los hombres. En mi trabajo las amenazas son frecuentes, incluso me han levantado la mano”.

Ana María habla indignada pero emocionada y visiblemente afectada. A principios de mayo fue agredida durante una visita domiciliaria. Hoy lo ha contado ante los medios de comunicación. Fue durante una guardia en la que tuvo que desplazarse para atender a un paciente.

Como mujer me planteo: ¿y si cuándo esté embarazada me empujan y me caigo? Ya no voy tranquila a los domicilios

Ana María Cue Médica de Familia en el centro de Salud de Santa Bárbara en Toledo

“Nos avisaron del 112. Era un paciente joven mareado. Fuimos al domicilio porque no querían acercarse hasta el centro. Cuando llegamos el paciente estaba bien y le pregunté que por qué no se habían acercado al centro. Quién eres tú para decir nada. Para eso te pagamos”, le espetó uno de los progenitores del paciente. Ana María relata como el tono fue aumentando. “Hablaban los padres, el paciente no dijo nada” y optaron por marcharse cuando el ambiente se tornó más agresivo.

“Cuando salíamos, el padre del paciente me zarandeó. No te vas, te echo yo, me dijo” y mientras la enfermera recogía el equipo, relata, “siguió zarandeándome” hasta que su mujer y el técnico de ambulancias se pusieron en medio y lograron parar la agresión. “Nos insultaron, nos dijeron de todo. Lo comuniqué al 112”. Presentó también denuncia ante la Policía nacional.

Para la profesional no es nuevo. “Es algo que se repite y además no sabes cuándo se va a producir. Nos arriesgamos a todo. Como mujer me planteo: ¿y si cuándo esté embarazada me empujan y me caigo? Ya no voy tranquila a los domicilios”.

Ana María Cue cree que “ya se ha normalizado faltarnos al respeto, pero también las agresiones físicas. En ocasiones he tenido que llamar a la policía”. Y pasa dentro y fuera de los centros sanitarios. “Tenemos que ir protegidos a la atención domiciliaria, no sabemos qué puede pasar”.

Miguel Ángel, médico de Urgencias, dos juicios y “ningún apoyo” del SESCAM

El caso de Ana María no es el único. Miguel Ángel González es médico en las Urgencias del Hospital Universitario de Toledo con 20 años de experiencia y también ha sido en varias ocasiones víctima de agresión.

“Estamos otra vez aquí para explicarles lo mismo. Pasan los años y no se avanza. Es un asunto muy, muy grave que todavía no cala en los dirigentes del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha”, lamenta, para asegurar que lo que contaba Ana María Cue es “un baño de realidad” que se repite una y otra vez. “Hacemos concentraciones, pero no sirven para nada. Esto necesita medidas urgentes y adecuadas a la gravedad del problema”.

Este médico cree que “hay una cercanía mal entendida del paciente hacia el sanitario. Nos ven como responsables de todo lo que ocurre. No es así, el responsable es el sistema que no resuelve los problemas, pero siempre pagan el pato con los mismos”.

Por eso cree que “necesitamos un nuevo plan para organizar recursos. Hemos estrenado el hospital universitario en Toledo y en las consultas no tenemos seguridad”, asegura. Pone el caso de su zona de trabajo. “Las Urgencias es una ratonera. No hay protocolo. Si el vigilante ha de venir tarda media hora. Y nosotros somos afortunados porque en Primaria han de ir al domicilio”. Por eso pide  “soluciones imaginativas, urgentes y prácticas”

Miguel Ángel González se ha visto obligado a denunciar a dos pacientes en los últimos años. “He tenido dos juicios y me encontré solo”. Nadie le apoyó. El SESCAM no se personó judicialmente en ninguna de las causas a pesar de los daños materiales que acompañaron a las agresiones.

“No hay reclamación patrimonial normalmente por parte del SESCAM. Y la asistencia jurídica no se está ofreciendo tampoco en todos los casos”, apunta Victoria Gutiérrez, responsable de Prevención de Riesgos Laborales del sindicato en el SESCAM.

“Mientras siga saliendo barato judicialmente, esto va a continuar”, asegura esta facultativa vinculada al CSIF quien recuerda que el sindicato viene reclamando que los profesionales sanitarios sean declarados autoridad pública. “Así judicialmente sería otro cantar y tendrían más protección”.

Hoy ha vuelto a denunciar “el grave problema de violencia” contra los profesionales que trabajan en el sistema sanitario de Castilla-La Mancha y no solo los médicos o enfermeros sino el resto de trabajadores y, en particular desde 2021 “el incremento” de los casos de violencia contra los auxiliares administrativos. Hasta el punto de que los propios profesionales también comienzan a “normalizarlo” y a pesar que la agresión es inherente al oficio.

Victoria Gutiérrez ha exigido al Gobierno regional que “de una vez por todas cumpla con su obligación legal de protección de la salud física y mental de sus trabajadores” porque las medidas de concienciación ciudadana “no son suficientes porque es evidente que no cumplen su finalidad”.  

Crecen las agresiones, en particular contra los auxiliares administrativos

La violencia física y verbal no cesa, se ha incrementado con la pandemia y va a más. En el año 2020 se produjeron 519 agresiones en el ámbito sanitario de la región (348 en los servicios de Atención Primaria) y en 2021 los casos registrados llegaron a los 560 ( 390 en Primaria).

El “punto negro de Castilla-La Mancha es Toledo en particular en Atención Especializada”, ha asegurado Victoria Gutiérrez quien señala que los centros de salud de los barrios capitalinos de Santa Bárbara (con 12 registros) y Santa María de Benquerencia son “los más conflictivos”.

El 60% de los trabajadores de la sanidad pública son mujeres. Y son ellas las más afectadas por las agresiones físicas o verbales. En cuando a las categorías profesionales, los médicos son los que más lo sufren. En 2020 con el 36,3% de los casos y en 2021 con un 26%. “Los auxiliares administrativos han empezado a aparecer en los registros de agresiones. Ellos hacen de parapeto. Los usuarios se descargan ahí antes de entrar”.

Nos ven como los corresponsables del colapso sanitario. Lo que pedimos es que se encauce la frustración de los pacientes

Miguel Ángel González Médico de Urgencias en el Hospital Universitario de Toledo

¿Qué medidas se plantean al SESCAM?

CSIF lanza una batería de propuestas a los responsables del SESCAM que pasan por dotar a cada centro de trabajo de personal de vigilancia y “de manera inmediata en los más conflictivos”, reclama Victoria Gutiérrez.

También se pide un “diseño preventivo” de los centros de trabajo incorporando elementos estructurales, arquitectónicos y mobiliario que pueda hacer la función de “barrera física”, además de salidas “como vía de escape en caso de necesidad”.

Otra de las propuestas pasa por la instalación de medios de alarma, como el llamado ‘botón del pánico’ y otro tipo de tecnología asociada al ordenador del profesional y conectado a otros del centro. “Es una forma de que se pueda pulsar la alarma. Ya funciona en la Comunidad Valenciana”. A eso, dice, deben sumarse cámaras de seguridad “y que estén operativas porque a veces el mantenimiento no es el adecuado”, denuncia.

Por otro lado, se apuesta por la creación de la figura del director de seguridad, tanto en los Servicios Centrales del SESCAM como en cada Gerencia, en coordinación con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. “El Observatorio de la Violencia contra los profesionales sanitarios ha puesto de manifiesto que hay descoordinación con ciertos protocolos, como los de la Guardia Civil, que son desconocidos por parte del SESCAM”. Junto a ello se reclama establecer un “régimen disciplinario para los reincidentes” en los casos de agresión.

Victoria Gutiérrez sostiene que el Plan PERSEO creado en el año 2005 para paliar la problemática tampoco es suficiente y requiere revisión. El doctor Miguel Ángel González contaba su propia experiencia. “Activé el PERSEO y sigo sin respuesta dos años después”.

Sin recursos de salud mental específicos para los sanitarios

El personal de los servicios de salud se siente solo frente al problema. Hasta el punto que han llegado a “normalizarlo”

Miguel Ángel González cree que la pandemia “ha puesto de manifiesto muchos problemas del sistema sanitario y no solo listas de espera sino también las agresiones”. En su opinión, los usuarios “nos ven como los corresponsables del colapso sanitario. Lo que pedimos es que se encauce la frustración de los pacientes”.

“Estamos al pairo de cada momento social”, lamenta el facultativo de Urgencias y lo peor, insiste, es que no ven “apoyo” por parte de las autoridades sanitarias.

A eso se suma la falta de servicios de Salud Mental Específicos para estos profesionales entre los que el estrés y la ansiedad se multiplicó durante la pandemia. “Solo se les prioriza en algunos casos a través de los servicios de prevención de riesgos laborales”, explica Gutiérrez.

“Pedimos un Plan de Salud Mental especifico”, apunta, para afear que el SESCAM se comprometió hace ya ocho meses a trabajar en este aspecto “pero no sabemos nada más. Deben ponerse las pilas”.

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