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El turismo lobero “bien planteado”, alternativa para el norte de Guadalajara

Lobo ibérico

Carmen Bachiller

Que en la Sierra Norte de Guadalajara hay lobos no es nuevo. Ya se hablaba de su presencia en los años 90 del siglo XX.  Los lobos se han ido extendiendo entre la Costa da Morte gallega hasta la provincia de Guadalajara, donde comenzaron a asentarse en 2008, según los datos de la organización de defensa de la naturaleza y el medio ambiente, WWF. “Ahora mismo se cree que hay unas tres o cuatro manadas en el sector noroeste de la provincia”, explica Jesús Cobo, del Programa de Especies de WWF España, que pudo verse mermada por la enfermedad del moquillo (un virus similar al sarampión) sufrida por esta especie en 2016 en la provincia.

No hay muchos datos, reconoce Cobo, a pesar de algunos trabajos de marcaje realizados por el biólogo Juan Carlos Blanco a petición de la Junta de Castilla-La Mancha. Una región en la que el lobo es una especie protegida tanto en Guadalajara como en Sierra Morena Oriental donde se cree que apenas queda una manada. “Se ha destinado muy poco a la investigación y sería muy importante para conocer la especie y realizar una correcta gestión”.

¿Se puede proteger al lobo sin perjudicar a los ganaderos y, de paso mejorar la percepción social hacia esta especie?  La respuesta, dicen los expertos, es que no solo se puede sino que debe hacerse.

Javier Talegón es biólogo experto en lobo ibérico y es responsable de Llobu (así se conoce al lobo en astur-leonés), empresa dedicada al ecoturismo y al medio ambiente que realiza actividades vinculadas al llamado ‘turismo lobero’ en la Sierra de la Culebra (Zamora). Esta semana ha pasado por Guadalajara para contar su experiencia y hablar sobre las bondades y la problemática  de este tipo de turismo.

La gestión del lobo “aún sigue teniendo argumentos puramente electoralistas”

La Sierra de la Culebra es una de las pocas zonas de la Unión Europea donde el lobo siempre ha estado presente “incluso en las épocas de  mayor persecución”. Desde hace  20 años, y en particular en los últimos siete,  se ha convertido en epicentro del turismo lobero de Europa Occidental. En 2012 dejó más de medio millón de euros en concepto de ingresos vinculados al turismo.

Y es que, en su opinión, “el lobo vivo puede ser una herramienta de desarrollo en muchas zonas” que “bien planteada” puede servir para dar a conocer a esta especie e incluso cambiar su percepción social. “La educación ambiental y la divulgación son fundamentales”, sobre todo cuando “la gestión del lobo, en muchas ocasiones, sigue teniendo argumentos puramente electoralistas”.

En el caso de Guadalajara, Talegón no recomienda el turismo lobero de observación que se practica en Zamora sino apostar por otras  alternativas como las que se han desarrollado en Portugal: Rutas a caballo, visitas a trampas históricas donde fueron cazados en otros tiempos, lugares de interpretación del paisaje en el que habitan estos animales, visitas a ganaderías que elaboran queso artesano y que son ‘amigas’ del lobo porque la presencia de los mastines impide que el ganado sufra mortalidad…

“Se pueden hacer muchas cosas sin necesidad de poner un telescopio e intentar ver a los lobos”, sobre todo en zonas como el noroeste de la provincia de Guadalajara donde el lobo “aún es perseguido o está en proceso de  asentamiento y tiene  que pasar desapercibido porque el turismo podría delatar a los animales”.

Cree que el lobo “merece otro tratamiento” al tratarse de una especie que “hace funcionar los ecosistemas” y su acción sirve como cortocircuito de episodios de sarna -como la que recientemente ha sufrido la cabra hispánica en Teruel- o tuberculosis en el ganado extremeño. “Por otro lado, las sociedades que han convivido con lobos tienen un patrimonio cultural riquísimo”. En este sentido, pide buscar “soluciones definitivas para este conflicto” que pasan, en su opinión por medidas “preventivas con mastines o pastores eléctricos, no letales y aceptadas socialmente”, además de “educar a la sociedad y no solo a los niños”.

“El mensaje debe ser de conservación pero que la gente conozca también las amenazas y que sepa qué se puede hacer por la especie”. Para el biólogo, el conocimiento es básico para la conservación porque “si no conocemos a los lobos, jamás tomaremos medidas para su protección aunque cada día la sociedad sea más sensible al maltrato animal”.

Pide pensar “globalmente” a la hora de considerar a un animal que “desgraciadamente come ovejas pero que no es el mayor problema del sector primario. Es el chivo expiatorio pero no pasa de ser un 1% de esos males de la ganadería extensiva que son sobre todo los intermediarios,  la falta de gente joven en el medio rural o el precio de los corderos que se siguen pagando como hace 25 años”.

La ‘mala prensa’ del lobo que “no es el enemigo a batir” en el sector primario

En WWF  se ha empeñado en darle un giro a la ‘mala prensa’ que tiene el lobo. “Nos movemos para que no sea el enemigo a batir, sabiendo que no es un ángel”. El turismo y  la conservación pueden ser una buena forma de hacerlo. “Grandes carnívoros como el oso, el  lobo o el lince ibérico son susceptibles de crear marcas locales vinculadas al turismo”. Cree además que “nuestras autoridades deberían ser más listas y pedir compensaciones ambientales en aquellos lugares donde haya especies que no quedan en otros sitios de Europa”.  

Jesús Cobo cree que el lobo debe ser una “oportunidad” para zonas despobladas o “en decadencia” de la provincia. Esta semana WWF ha celebrado tres talleres en Cogolludo, El Cardoso de la Sierra, en plena Sierra Norte de Guadalajara, y en Corduente en el Alto Tajo, dirigidos a ganaderos (aunque abiertos a otros públicos como veterinarios, agentes medioambientales, organizaciones ecologistas…) sobre los ‘Avances en la gestión del lobo ibérico y perspectivas para el futuro’ en las que también han participado técnicos de la Junta castellano-manchega.

Hace un año ya se celebraron talleres similares que ahora se han extendido al noreste provincial tras la “positiva”  experiencia en torno  a la “polémica figura del lobo” que, sin embargo, aclara Cobo,  no ha llegado a esta zona de Guadalajara. Aunque por si acaso, la Junta ya amplió a toda la provincia las ayudas por ataques de lobo.

¿Y qué se puede hacer para paliar estos ataques? Jesús Cobo apunta que las medidas deben ajustarse “al paisaje o al tipo de ganado de cada zona” pero recuerda también es importante recuperar ciertos “usos” entre los ganaderos que sí se practicaban cuando la presencia del lobo era habitual, tales  como encerrar por la noche al ganado o el uso de perros mastines que permiten minimizar los ataques, incluso al ganado vacuno.

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