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La Justicia confirma la pena de tres años de cárcel a un cura de Valladolid por abusar y ciberacosar a una menor

El excapellán de Las Angustias de Valladolid

Ángel Villascusa

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La Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha confirma la sentencia de la Audiencia Provincial de Valladolid que condenó al capellán de la iglesia de las Angustias de esa ciudad a tres años de prisión por un delito de abuso sexual y ciberacoso a una menor de 16 años.

En febrero, la Audiencia de Valladolid impuso una condena de tres años de cárcel al excapellán de la iglesia de Las Angustias, O.F.L, por un delito de corrupción de menores con concurso con otro de abusos sexuales sobre una menor de 13 años a la que envió varios vídeos sexuales, uno de ellos masturbándose.

El condenado únicamente reconoció haber flirteado con la menor en lo que calificó como un mero “juego sexual” que mantuvo con la niña rumana, cuya madre solía pedir a las puertas del templo vallisoletano, a través de los WhatsApp que la enviaba al teléfono móvil de su madre y que acostumbraba a utilizar la niña.

Según la sentencia, en diciembre de 2019, el sacerdote inició conversaciones telefónicas con la menor, que solía acercarse a las inmediaciones de la iglesia y a quien conocía tras haberle dado un chándal y pequeñas cantidades de dinero. El condenado, empezó una conversación preguntando a la menor, que entonces tenía 13 años, de qué compañía telefónica era. Desde esa fecha y a través de WhatsApp se produjeron “progresivas conversaciones de contenido sexual entre ellos [...] sabedor en todo momento el acusado de la edad exacta que tenía la menor, como las consecuencias que un contacto sexual con ella podría implicar para él”.

Posteriormente, los mensajes enviados por el acusado adquirieron caracteres más personales, al preguntar a la menor si le gustaba algún chico de la clase, o, como quiera que la menor mensajeara que se iba a duchar, remitirle otros, en el literal sentido de “...si quieres voy a frotarte la espalda...”, y, como quiera que la menor repitiera que se iba a duchar, el acusado envió otro a continuación, con el siguiente contenido, “...como lo digas otra vez voy y me ducho contigo...”. Preguntando el acusado a la menor en otras fechas qué ropa se ponía al dormir; sobre el tamaño de su pecho; talla de sujetador; posibilidad de mandarse recíprocamente fotos desnudas; si era virgen; con cuántos se había acostado; cuándo había perdido la virginidad; qué postura sexual le gustaba; si le gustaba hacer el 69; cómo le gustaría al acusado ver a la menor, tumbada en su cama y con las piernas abiertas; si gemía o chillaba al “follar”; qué le gustaría hacer con él, o qué le gustaría que él le hiciera a la menor, si estuvieran a solas en l casa del acusado; cómo le gustaban las “pollas”, dando datos el acusado de la propia.

Según confirma el TSJCyL, los mensajes fueron a mayores, cuando el acusado comenzó a enviar fotografías y vídeos de carácter sexual “explícito”, como diferentes posturas sexuales, también fotos del acusado vestido y en ropa interior. Y dos vídeos, el primero fechado el 28-12-2.019, en el que aparece el acusado sin que se le vea la cara, se desnuda de espaldas a la cámara y después se vuelve y masajea el pene. En el segundo, fechado el 1-1-2.020, se le ve la cara, desnudo y masturbándose, mensaje este que fue recibido en el teléfono de Ia menor, poco después de ser enviado por el acusado.

A principios de enero, la menor y el sacerdote se encontraron en la puerta de la iglesia y en un momento dado la “agarró con el pretexto que se acercara a él, aprovechando un descuido de la chica para, con ánimo lúbrico, tocar las nalgas de la menor”. Remitiendo el acusado a las 13,01 de ese día un WhatsApp a la menor, en el literal sentido “¿Te ha gustado que te tocase el culo o te ha molestado?”.

A partir de la recepción del segundo de los vídeos citados y efectuado por el acusado, en el que él aparece desnudo, con la cara descubierta y masturbándose, la menor reclamó de este que comprara una casa a su madre “o le diera 100 o 200 € mensuales, para que fuera ahorrando y así poder comprarla, a lo que se negó el acusado, por lo que a partir de las 22,36 horas del 6-1-2.020 se remitió un mensaje, desde el teléfono de la menor al del acusado”. Con un defectuoso español, en el que se manifestaba que su madre y la tía de la menor se habían enterado de las conversaciones mantenidas entre ellos, de las fotos y del contenido del segundo de los vídeos citados, remitiéndole otro a las 0,34 del 7-1-2.020 con el siguiente contenido, “si no le das para una casa se ba ir ala polisia i vas ala carser, mehor le das para una casa i no pasa nada”. A los tres días de este mensaje, las tres mujeres interpusieron una denuncia contra el sacerdote.

El Arzobispado muestra “cercanía” a su persona y “sufrimiento”

El Arzobispado de Valladolid, ante la ratificación por el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León de la sentencia de la Audiencias Provincial que condenó al párroco de la Iglesia de las Angustias, O.F.L, a tres años de cárcel por ciberacoso sexual a una menor de 16 años, ha mostrado su acatamiento del fallo pero también su cercanía al condenado.

A través de un escueto comunicado recogido por Europa Press, el Arzobispado recuerda que si en su día ya expresó su desaprobación por los hechos, ahora, amén de acatar la resolución del TSJ, que rechaza así el recurso del expárroco, la institución religiosa ha tenido también un gesto de acercamiento hacia la persona del condenado y “su sufrimiento”.

“Hemos querido distinguir siempre entre comportamientos reprochables y la pertenencia de O.F.L. al presbiterio de la Diócesis”, añaden las mismas fuentes, que recuerdan igualmente que la causa canónica contra el condenado “sigue su curso”.

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