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El orgullo y la lucha LGTBI irrumpen en las calles de Barcelona

La marcha ha transcurrido por la calle Pelai y la Rambla

Oriol Solé Altimira

Medio siglo después de la revuelta de Stonewall siguen habiendo muchos motivos para la lucha LGTBI. Así lo ha reivindicado la manifestación que desde hace más de cuatro décadas recorre las calles del centro de Barcelona con motivo de la celebración del orgullo. Este año, bajo el lema “50 años de Stonewall, seguimos con la revolución”, la marcha ha querido denunciar que, pese a los avances legislativos, la discriminación sigue presente en el día a día del colectivo.

La marcha ha empezado en la plaza Universitat, justo al lado del McDonalds donde este jueves un joven recibió amenazas homófobas. “Ahora ven en la tele a los de Vox y a los del PP, que ya no se callan, y se sienten con fuerza para hacer esto”, lamentan Alex y María antes del inicio de la marcha, justo cuando una veintena de personas ha impedido el paso y pintado el bus LGTBI de Ciudadanos a grito de “fuera fascistas”. El incidente no ha ido a más.  

Pero la marcha también sirve para hacer visibles la variedad de realidades del colectivo. Por ejemplo, que 50 años después de Stonewall las personas transexuales siguen luchando por la visibilización y la inclusión sociolaboral en igualdad de condiciones y contra su patologización, tal y como recuerda el manifiesto de este año. Y también que la discriminación empieza de bien pequeños en las escuelas e institutos, donde en los últimos años vienen creciendo las denuncias por LTGBIfobia. Por ello los colectivos LGTBI han reclamado a la Generalitat que forme más a los maestros en el combate de los estereotipos para lograr aulas sin prejuicios. 

Con el mismo espíritu que los pioneros del Front d'Alliberament Gai de Catalunya (FAGC), que en 1977, desafiando la legalidad, tomaron la Rambla para reivindicar los derechos de gays y lesbianas, la marcha ha dado cabida a realidades del siglo XXI, como los migrantes que, además de luchar por su derecho al asilo, combaten la discriminación LGTBI. Es el caso de Miguel, cuyo primer Orgullo fue en México en los años 90 y desde hace una década lo celebra en la capital catalana. 

Miguel recuerda que la revuelta de Stonewall la iniciaron “mujeres, trans y pobres”, un espíritu que sí aprecia en la manifestación del centro Barcelona pero no en el Pride, el evento festivo que se celebra al mismo tiempo a unos kilómetros de distancia, en los alrededores de la plaza España de la capital catalana. Este mexicano hace suyas las palabras de un cartel de las decenas que se levantan en la plaza: “Un orgullo gay, blanco y burgués, no es un orgullo, es una vergüenza”.

Si Miguel es un veterano, para otras, como Anna y Magda, este sábado es su primer orgullo. Son dos de las muchas jóvenes que pueblan la manifestación, que ha congregado alrededor de 5.000 personas. Estas dos estudiantes constatan que todavía “hay que trabajar mucho” porque, aseguran, la discriminación y los prejuicios contra el colectivo LGTBI perduran en las nuevas generaciones.

Con todo, lo que era impensable hace unos años era que la primera autoridad municipal encabezara la manifestación. Y este año la alcaldesa, Ada Colau, ha vuelto a acudir a la marcha y, tras atender numerosas peticiones de selfies, ha cogido la pancarta que encabezaba la marcha. Luego la alcaldesa ha acudido al evento del Pride. No será la única. Pedro y Jaime explican que irán a los conciertos de la plaza España cuando termine la manifestación. “Es mejor combinar lucha y fiesta”, explican. La fiesta del Pride en la plaza España seguirá hasta la madrugada con las actuaciones de Karina, Tamta Inna, Vengaboys, Chenoa, La terremoto de Alcorcón y Merche.

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