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Ciudadanos cambia su estrategia ante el temor a perder el liderazgo antiindependentista en Catalunya

Cayetana Álvarez de Toledo (izquierda) e Inés Arrimadas, en la tribuna de invitados del Parlament.

Pol Pareja

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“No nos vale la pena diluir nuestras siglas y valores principales en una coalición”. Era 6 de agosto y el diputado de Ciudadanos, Nacho Martín Blanco, respondía con un “no rotundo” a la posibilidad de que su partido se presentara en coalición con el PP a unas elecciones catalanas. Medio año después, la formación naranja explora con los populares la posibilidad de presentarse juntos en las próximas autonómicas.

Los contactos son todavía incipientes, pero en Ciudadanos ya no ven con malos ojos la posibilidad de compartir cartel electoral con su principal competidor en Catalunya. “Está todo muy verde, ni siquiera nos hemos reunido para hablarlo, pero veremos qué puede salir”, respondían este jueves desde el partido liderado por Inés Arrimadas.

En poco menos de medio año, la formación ha pasado de menospreciar los intentos del PP de presentarse conjuntamente a verlo como una vía factible. “Estamos en contacto permanente con el líder del PP en Catalunya, explorando todas las vías”, señaló ayer el líder de la oposición en el Parlament, Carlos Carrizosa. “[Las] alianzas pre y post electorales en Catalunya son necesarias”.

El mensaje de Carrizosa formaba parte de la nueva estrategia del partido de intentar reconstruir unos puentes con el PP catalán que en ocasiones estuvieron completamente rotos. Tras Carrizosa, tanto Arrimadas como la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, también han lanzado mensajes abonando esta posibilidad.



¿Qué ha cambiado en tan poco tiempo? En el partido insisten en la “excepcionalidad” de la situación, pero hay otros factores que pueden haber empujado a Ciudadanos a abrirse a pactar con el PP. La formación sufrió un notable descalabro en las últimas elecciones generales, las encuestas en Catalunya auguran un descenso en los votos y el partido todavía no se ha recuperado de la marcha de Inés Arrimadas al Congreso.

Entre las elecciones de abril de 2019 y su repetición en noviembre, el partido se dejó más de 260.000 votos en Catalunya. El porcentaje de voto (del 11,5 al 5,6%) se redujo a la mitad. En el mismo periodo, el PP ganó 86.000 sufragios, aumentó su porcentaje de apoyo (del 4,8 al 7,4%) y superó al partido naranja en Catalunya por primera vez desde 2016.

Las encuestas tampoco son favorables para Ciudadanos. Según el último barómetro del CEO (el CIS catalán), solo el 3,1% de los entrevistados les votaría si se celebrasen las elecciones autonómicas mañana. En el anterior sondeo eran el 4,4%. El 6,3% de estos entrevistados, además, admiten haberlos votado en los comicios de 2017.

El otro factor que incomoda a Ciudadanos es el auge de los socialistas en Catalunya, que podría volver a arrebatarles la primera posición en el constitucionalismo. En las últimas generales, el PSC se quedó a un escaño y 79.000 votos de ERC, que ganó los comicios en la comunidad. Desde la formación naranja, sin embargo, rechazan esta posibilidad y recuerdan que en las elecciones autonómicas los votantes suelen premiar su oposición frontal al independentismo.

La intención de Ciudadanos, según las fuentes consultadas, es desgastar a los socialistas por no querer formar parte de ese bloque constitucionalista. “Lo más importante que va a pasar en Catalunya en los próximos meses no será lo que haga el independentismo, sino lo que hagan los constitucionalistas”, señaló el martes Arrimadas. “Y Sánchez, en esa tesitura, tiene que decidir con quién va a estar. Apelo a que rompa sus relaciones con el independentismo y se ubique por una vez con los constitucionalistas”.

La falta de liderazgo en Catalunya

Desde la partida de Arrimadas a Madrid, el partido ha intentado sobrevivir en Catalunya con un liderazgo bicéfalo que algunos en el partido reconocen que no funciona. Por un lado la líder de la formación en Catalunya es supuestamente Lorena Roldán, elegida en julio en las primarias como la próxima candidata del partido a presidir la Generalitat. Roldán contaba con el apoyo directo de Albert Rivera y se impuso en las primarias sin competición interna, pero muchos en la formación consideraban entonces que no era la mejor candidata.

A pesar de que Roldán se presenta como la líder del partido en Catalunya, el cargo de jefe de la oposición lo ostenta Carlos Carrizosa y ambos compiten por acaparar la visibilidad en las comparecencias. Como ejemplo, el reparto de despachos en el grupo parlamentario: Roldán es en principio la sustituta de Arrimadas, pero el despacho de la antigua líder del partido en el Parlament lo ocupa Carrizosa, erigido como máximo dirigente del partido en Catalunya.

La posición de Roldán se ha tambaleado especialmente tras la marcha de Rivera, su principal valedor, aunque en el partido no ha aflorado públicamente ni una sola voz crítica con la que en principio será su futura candidata. El liderazgo de Roldán, sin embargo, está en entredicho: según el último barómetro del CEO, solo la conoce el 49,5% de los entrevistados -el 41,3% de los votantes de Ciudadanos asegura no conocerla- y recibe un 2 de nota media entre los encuestados.

El enigma de Manuel Valls

¿Qué papel jugaría Manuel Valls en una hipotética coalición entre PP y Ciudadanos? El concejal en el Ayuntamiento de Barcelona no se ha pronunciado al respecto y todavía no ha tomado ninguna decisión, pero nada apunta a que quiera presentarse de nuevo con el partido naranja.

La experiencia entre Valls y Ciudadanos acabó muy mal y la relación con Rivera no se recuperó desde entonces. A pesar de que Arrimadas siempre tuvo mejor relación con el exprimer ministro francés, fuentes del partido naranja consultadas este jueves veían la posibilidad como algo prácticamente imposible.

El hecho de que el PSC tampoco tenga intención de sumarse a esta coalición también juega en contra de la opción Valls, que ha insistido más de una vez en su perfil socialdemócrata y en la necesidad de que vayan de la mano todos los partidos constitucionalistas, incluido el PSC.

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