Este blog pretende servir de punto de encuentro entre el periodismo y los viajes. Diario de Viajes intenta enriquecer la visión del mundo a través de los periodistas que lo recorren y que trazan un relato vivo de gentes y territorios, alejado de los convencionalismos. El viaje como oportunidad, sensación y experiencia enlaza con la curiosidad y la voluntad de comprender y narrar la realidad innatas al periodismo.
Una carretera hacia el cielo en Rumanía
En noviembre de 1971 salía a la luz el cuarto álbum de Led Zeppelin, el que les catapultaría definitivamente al estrellato y les incluiría en los anales de la historia de la música para siempre. Hasta el momento es uno de los discos más vendidos en todo el mundo, más de 30 millones de copias. En él se pueden escuchar muchos temas brillantes, pero hay uno en especial: Stairway to heaven (Escalera hacia el cielo). La guitarra de Jimmy Page y la voz de Robert Plant como estrellas principales, secundadas por los otros dos miembros del grupo, John Paul Jones y John Bonham, en esta obra magistral de ocho minutos.
A miles de quilómetros de distancia pero a principios de los 70 también, ya se había empezado a construir una escalera hacia el cielo, tangible y real, obra del dictador comunista Nicolae Ceaucescu: la Transfagarasan, en lo que muchos llaman coloquialmente los ‘Alpes de Transilvania’. Es muy posible que Led Zeppelin no tuviera ni idea en ese momento de la construcción que estaba tomando forma en Rumanía, pero hay coincidencias mágicas, dos electrones que giran en una misma órbita aunque ninguno sepa de la existencia del otro.
Es incluso posible que mientras la guitarra de Page tocaba los primeros acordes de la canción en el estudio de grabación, los trabajadores de Ceaucescu estuvieran llenando de dinamita –miles de toneladas- las montañas Fagaras, esas que dividen el centro de Rumanía del sur, Transilvania de Valaquia.
Pero los paralelismos no son solo temporales, también son líricos. La letra de Stairway to heaven parece narrar lo que estaba sucediendo en aquel rincón de Europa del Este: “Hay una mujer que está segura de que todo lo que brilla es oro/ y está comprando una escalera hacia el cielo” empieza cantando Plant, líder de Led Zeppelin. Ceaucescu, el dictador rumano, era un hombre –aunque dicen que su mujer ejercía una gran influencia sobre él-, pero también estaba comprando una escalera hacia el cielo: aquella carretera de más de 90km de recorrido, que se iba a alzar más de 2.000m hacia las nubes. Y como la mujer de la canción, él también estaba seguro de que todo lo que brillaba era oro, no en vano, una década más tarde, empezaría a construir el que todavía es el edificio administrativo de uso civil más grande del mundo, el Parlamento de Bucarest, que ocupa un área de más de 360.000 m2.
“Hay un sentimiento que tengo cuando miro al oeste […] en mis pensamientos he visto aros de humo a través de los árboles/ y las voces de aquellos que están de pie mirando”, sigue cantando Plant. Y mientras, se podría ver a Ceaucescu dando la orden de hacer estallar los miles de toneladas de dinamita, parte de la montaña saltando por los aires y llenándolo todo de humo. Cerca de 40 militares murieron en aquella construcción.
Y todo ese monumental proyecto, ¿para qué? Cuenta la leyenda urbana que después de la invasión en 1968 de Checoslovaquia por parte de los Soviéticos, el dictador rumano Ceaucescu tenía miedo. Quería asegurarse el libre movimiento de sus tropas dentro de su propio país si el Ejército Rojo decidía invadirles también a ellos, y que ninguna montaña le barrara el camino. Por eso creó la Transfagarasan. Quería poder huir hacia el oeste con facilidad. Pero resulta cuanto menos extraño construir un salvoconducto que solo está abierto en los meses en los que hace calor, cuando llega el frío –unos nueve meses al año- esta carretera se cierra, por su peligrosidad y porque la niebla y la nieve obstruyen el paso.
“Y mientras bajamos por la carretera/ Nuestras sombras mayores que nuestra alma/ Allí camina la mujer que todos conocemos / Que brilla con luz blanca y quiere demostrar / Como todo se vuelve oro todavía”. Efectivamente, la sombra de Ceaucescu le precedía y era muchísimo mayor que su alma, aunque es posible que brillara más bien con luz negra, teniendo en cuenta su historial. Pero tal vez ahí radica una explicación más plausible de por qué el dictador decidió construir la Transfagarasan. Quizás lo que le movió fue el deseo de demostrar de lo que era capaz su gobierno, del poder que podía ostentar Rumanía bajo el liderazgo del Conducator.
Cualquiera que sea la historia real, lo que es innegable es que ese recorrido tiene una belleza increíble y genera emociones. Porque impresiona. Esas curvas tan cerradas, ese desnivel tan grande en tan poco tiempo, las vacas cruzándose de vez en cuando, las ovejas pastando y las montañas enormes mires donde mires. Además de cobijar lugares como el lago Balea, en el punto más alto de la carretera, cargado de aguas glaciares, donde se construyó en 2006 uno de los primeros hoteles de hielo de Europa del Este; o la cascada Balea. Sitios a los que se puede llegar también en funicular. Y todo aquello impresiona, como impresiona la obra magistral de Led Zeppelin, como esos ocho minutos de música que sacuden tus sentimientos.
En 2012, un periodista le preguntó a Robert Plant acerca del significado de la letra de Stairway to heaven. El cantante contestó: “Tengo problemas con alguna parte de la letra durante períodos de tiempo concretos. Quizás estoy todavía intentando adivinar qué es lo que quise decir…”. Convertirse en banda sonora de la construcción de la Transfagarasan podría ser la respuesta a esa incógnita, aunque no sea probable, aunque no sea real.
Vueling vuela de Barcelona a Cluj-Napoca.
Sobre este blog
Este blog pretende servir de punto de encuentro entre el periodismo y los viajes. Diario de Viajes intenta enriquecer la visión del mundo a través de los periodistas que lo recorren y que trazan un relato vivo de gentes y territorios, alejado de los convencionalismos. El viaje como oportunidad, sensación y experiencia enlaza con la curiosidad y la voluntad de comprender y narrar la realidad innatas al periodismo.