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“La gran duda es con quién gobernará Merkel”

El periodista Àngel Ferrero.

Siscu Baiges

Barcelona —

Alemania celebra elecciones generales el próximo día 22 de septiembre. Todos los sondeos dan por vencedora a la actual canciller, Angela Merkel, que repetiría mandato por tercera vez. El periodista Ángel Ferrero vive y trabaja en Berlín. Ha publicado, junto con sus compañeros de profesión Rafael Poch y Carmela Negrete, el libro 'La quinta Alemania' (Ed. Icaria), y analiza en catalunyaplural.cat, entre otras cuestiones, el por qué de la ventaja de Merkel y el papel de los medios de comunicación en la construcción de una idea del sur de Europa.

¿Por qué parece que Merkel lo tenga todo ganado?

La mayoría de medios de comunicación apuntan dos factores. Primero, la popularidad que tiene como canciller federal, resultado de una cierta estabilidad económica, sobre todo en comparación con el sur de Europa, y la otra, la debilidad de sus adversarios políticos, especialmente la socialdemocracia que de un tiempo a esta parte no sobrepasa el 25% de la intención de voto.

La izquierda está dividida. El SPD no quiere ni oír hablar con Die Linke...

Hay un sector de los socialdemócratas que sí es favorable a pactar con la izquierda, sobre todo con el sector que proviene de la Alemania Oriental. De hecho, ha habido coaliciones “rojo-y-rojas” en el estado de Brandenburgo y en el de Berlín. Pero a nivel federal hay mucho rechazo: se considera que una parte del electorado de la antigua Alemania Occidental estaría en contra de una coalición con un partido que, en buena medida, tiene miembros y cuadros del antiguo partido Socialista Unificado (SED) de Alemania Oriental. Otra cuestión es que Die Linke tiene, ahora mismo, unas líneas rojas muy claras que hacen muy difícil una coalición no sólo con el SPD sino también con Los Verdes. Son: La retirada de la llamada Agenda 2010, que aplicó el socialdemócrata Gerard Schröder, y que es un programa bastante antisocial, y que se retiren las tropas alemanas de Afganistán. Son dos barreras que, hasta ahora, no se han podido superar para formar una coalición del SPD y Los Verdes con Die Linke.

El SPD queda lejos de las expectativas de voto de la CDU de Angela Merkel. ¿La causa hay que buscarla en la 'derechización' que supuso la aprobación de esta Agenda 2010 que creaba empleo a cambio de recortar los sueldos y las condiciones laborales?

Es una de las causas. Probablemente sea la causa principal, no sólo en Alemania sino en el resto de Europa. Es una tendencia que se ha ido viendo en el resto de partidos socialdemócratas y laboristas. La socialdemocracia empezó a aplicar medidas neoliberales, por motivos diversos. De un lado, siguiendo las ideas de Fukuyama, que creía que había llegado el final de la Historia, que la lucha de clases ya no tenía sentido y todo se limitaba a la gestión económica. O bien, porque creían que aplicaban estas medidas, como ha explicado muy bien el economista griego Yanis Varoufakis, pensando que conseguirían unos beneficios para financiar el estado del bienestar. Pero lo que hemos visto es que el sector financiero, cuando no ha sido controlado por los estados, ha acabado provocando desastres, en Estados Unidos, Europa o, en su momento, en el este asiático.

¿No hay autocrítica dentro del SPD por esta cuestión?

Hay grupos. Hace unos años, los representaba la actual secretaria general del partido, Andrea Nahles. Pero son sectores muy reducidos y están arrinconados por la mayoría del partido. Dar este paso provocaría un auténtico terremoto. Obligaría al SPD a deshacer todo lo que han hecho los últimos años, renovar toda la cúpula política y volver a los principios socialdemócratas, en el buen sentido de la palabra.

El candidato del SPD en las elecciones del domingo, Peer Steinbrück, representa, precisamente, la época en la que el partido apostó por la Agenda 2010.

Le seleccionaron porque pensaban que podría ser un buen contrincante en el mismo terreno de Angela Merkel, para discutir el voto de sectores de clase media, y porque, además, podía presentarse como un candidato con experiencia. Había sido ministro de Finanzas y se le supone que tiene un bagaje y un conocimiento suficiente para enderezar la situación económica en Alemania y, por extensión, el resto de Europa. Steinbrück cuenta con el apoyo del grupo de socialdemócratas de Hamburgo, que es muy fuerte, y fue apadrinado por el propio Helmut Schmidt.

¿Qué papel están jugando los medios de comunicación en esta campaña? ¿Como influyen?

Influyen bastante. Como en toda Europa y como en todas partes, hay una situación de oligopolio. Un pequeño grupo empresarial controla la mayoría de cabeceras y esto provoca una cierta uniformidad en la información. Por poner un ejemplo reciente, en una campaña electoral donde se presupone que deben tratarse temas económicos y que afecten a la vida cotidiana de la gente, lo que más se comentó a finales de agosto y comienzos de septiembre fue una propuesta de los Verdes de crear un Día Vegetariano en las cantinas laborales. Esto provocó un verdadero escándalo, aunque es un tema absolutamente secundario. Y los medios de comunicación, principalmente los del grupo Axel Springer, crearon una auténtica burbuja.

¿Están decantados a favor de Angela Merkel?

Yo no diría que estén orientados mayoritariamente a favor de Merkel. Hay un sector de los medios de comunicación que da un apoyo claro al candidato socialdemócrata y no se puede menospreciar. Lo hace una parte de la revista Der Spiegel o el diario Süddeutsche Zeitung. Hay otros medios más minoritarios que apoyan a otros candidatos, los Verdes y de Die Linke, pero suelen ser periódicos muy pequeños, con pocos lectores y que están luchando por su propia supervivencia.

¿Los medios informan de la realidad social alemana o se contentan con decir que el país está mejor que los países del sur de Europa?

Alemania tiene problemas. Tiene problemas en el mercado laboral. Uno de los temas de la campaña es, precisamente, la introducción de un salario mínimo interprofesional, que, hoy por hoy, no existe. Hasta ahora, el peso de los sindicatos era suficiente para negociar unas tarifas y unos convenios justos, pero todo eso se acabó con la Agenda 2010. Hay una serie de temas sociales que se han reintroducido en la campaña. Sobre todo en la recta final. Lo que ha provocado que Merkel contraataque con una campaña del miedo. Hace unos días recordó que existe la posibilidad de que se produzca un acuerdo tripartito entre el SPD, Los Verdes y Die Linke, para poner el miedo en el cuerpo a los votantes que tienen prejuicios contra la izquierda. Es cierto que hay una cierta idea instalada en Alemania de estabilidad relativa en comparación al resto de Europa. Pero es un reflejo, un oasis. En cualquier momento puede acabarse si las exportaciones alemanas, que son el pilar de su economía, empiezan a flaquear. Puede ocurrir si los llamados países emergentes empiezan a tener problemas económicos, si China deja de comprar tanta maquinaria pesada alemana o países como Brasil o Rusia comienzan a importar menos.

Criticar a Merkel por ser poco solidaria con el sur de Europa no debe dar muchos votos a los candidatos que se atrevan a hacerlo.

Los medios de comunicación, sobre todo en los últimos años, han hecho campañas muy duras, especialmente contra Grecia, en términos que yo calificaría casi de racistas, que hacen muy difícil que los partidos de la oposición, del SPD y de la izquierda puedan hacer un discurso que se aparte de esta línea y que puedan hablar no de confrontación con el sur de Europa, sino de ayudas en el sentido verdadero del término y no como se hace ahora. De hecho, en el debate que hubo entre Merkel y Steinbrück, este último se guardó mucho de hablar en términos de solidaridad con el Sur y dijo que estaba a favor de la política de austeridad en el sur de Europa siempre que no ahogara la posibilidad de recuperación. Pero en su discurso no hay una voluntad clara de solucionar esta situación.

¿Cualquiera se atreve a hablar de eurobonos?

Hay otras soluciones sobre la mesa, evidentemente. Antes he mencionado a Yanis Varoufakis, que tiene una propuesta muy razonable para salir de la crisis en Europa y que sería bastante rápida. En estos últimos años hemos visto otros proyectos, como una salida ordenada del euro de Grecia, e incluso de otros países de Europa. Muchos economistas han intentado advertir de los riesgos que ello conllevaría para los países que salieran del euro, sobre todo a corto plazo.

¿Tienen alguna opción las alternativas antieuropeas que han aparecido últimamente?

Lo que estamos viendo ahora mismo es que “Alternativa para Alemania”, el partido que defiende posiciones antieuropeas, no llegaría al 5% de votos necesarios para entrar en el Parlamento. Todas las encuestas de intención de voto le dan entre un 2% y un 3% de votos. Es relativamente poco. Seguiría siendo un partido minoritario. No ha logrado tampoco, como pretendía hace unos meses, introducir el discurso euroescéptico dentro del resto de partidos. Yo no diría que esté consiguiendo demasiado peso, aunque en principio lo parecía. Los medios de comunicación le dieron mucho espacio. En el resto de Europa, también. Medios de comunicación de izquierda se lo dieron de una forma inocente. Pero no ha ido más lejos y no creo que vaya más lejos. Las corrientes euroescépticas tienen peso en el Reino Unido y, probablemente, en algunos países de Europa Oriental, pero no ha pasado aquí. Como mínimo, de momento.

Si repitiera Angela Merkel como canciller ¿cambiaría su política hacia Europa? ¿Se plantearía, por ejemplo, poner en marcha los eurobonos?

Depende de la situación económica de Alemania. Si en un momento dado esta solución supusiera una ventaja para Alemania, apuntalarían la economía -que depende mucho de las exportaciones- de una manera u otra. No tengo ninguna duda. En cuanto a la posibilidad de que Angela Merkel repita como canciller es muy elevada. Estamos hablando de una intención de voto que supera el 40%. En el peor de los casos se quedaría en un 39%. Probablemente, sea uno de los mejores resultados de un partido en Europa. No hay ningún otro partido que consiga un 49%, un 41% o, incluso, un 42%.

La única incógnita que hay ahora abierta es con quién gobernará en coalición. Si lo hará con el pequeño Partido Liberal (FDP), si logra superar el límite constitucional del 5%, o si reeditará una gran coalición con el SPD, una vez se aviniera a renunciar a ciertos puntos de su programa de campaña. O, incluso, si los conservadores se atreven a experimentar una nueva forma de coalición a nivel federal con Los Verdes. No sería, por otra parte, inédito, porque ha habido coaliciones de este tipo a nivel municipal. En Hamburgo y Frankfurt, por ejemplo. También gobernaron con los Verdes y los Liberales, en el länder del Sarre. Hay una imagen falsa de Los Verdes como un partido de izquierda. En Alemania no es cierto. Hace muchos años que dejaron de ser un partido de protesta, de izquierdas. Esta será el gran duda: con quien gobernarán los conservadores.

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