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El abad de Montserrat reconoce en privado a una víctima que había rumores de abusos a menores desde los años 70

El abad Josep Maria Soler

Pau Rodríguez

El actual abad de Montserrat, Josep Maria Soler, tenía conocimiento de posibles abusos a menores en el monasterio desde la década de los 70. Pese a que en público aseguró que la primera noticia que tuvo de ello fue tras la denuncia de Miguel Ángel Hurtado, en el año 2000, en realidad le reconoció a esta misma víctima, en una entrevista celebrada en 2015, que había escuchado comentarios sobre el monje Andreu Soler desde hacía décadas. Así se aprecia en un vídeo grabado con cámara oculta por la propia víctima al que ha podido tener acceso eldiario.es.

“Era monje de la comunidad y me había llegado algún comentario sobre esto”, admite, y acto seguido se escuda en que se lo trasladó al que era abad entonces, Cassià Just, quien nunca le volvió a hablar del tema. Con todo, lo que revelan las palabras del actual máximo responsable del monasterio es algo que desde Montserrat han venido negando desde que saltó la noticia: que lo conocieron tanto él como sus dos predecesores, Just y Sebastià Bardolet.

Desde que Miguel Ángel Hurtado hizo público, a través de un documental en Netflix, que el monje Andreu Soler abusó de él durante su participación en el grupo ‘scout’ de Montserrat, ocho personas más han compartido testimonios parecidos en un período de tiempo que va desde 1971 a 1998. El monje fue el líder de ese grupo de chicos durante 40 años, hasta que el abad actual lo apartó en 2000 al hacerle llegar Hurtado su denuncia.

A lo largo de la entrevista, Hurtado le pregunta explícitamente al abad sobre lo que ocurría en Santa Cecilia, uno de los recintos del monasterio a los que el monje Soler llevaba a los jóvenes durante los fines de semana. “Alguien me había contado de alguna circunstancia. Una vez en Santa Cecilia, pero era anterior a tu época [...] Me dijeron que igual podía haber… Había rumores de que había relaciones homosexuales. Pero eran rumores. Los años setenta y tantos…”, le contesta el abad.

Josep Maria Soler reconoce de esta forma que la primera vez que Hurtado le contó los abusos sufridos, el año 2000, no le pilló por sorpresa. “Me habían llegado esos rumores de otra época”, insiste. Reconoce también que en ese momento, al ocupar él el cargo de abad, no buceó en los archivos de sus predecesores para ver si había habido denuncias anteriores.

“Excesivamente afectuoso”

En un momento de la conversación, Hurtado le pregunta por su caso, sobre los hechos que el monje le reconoció cuando el abad habló con él, antes de trasladarlo a Lleida, al monasterio de El Miracle. El abad Josep Maria Soler le explica a la víctima que el monje le admitió “un comportamiento excesivamente afectuoso” con él cuando era 'scout'. “Entonces ya no le pregunté mucho más porque se podía, es decir, se podía entender. Eso de un trato más afectuoso pues es una manera eufemística de decir…”, cuenta el abad, a lo que Hurtado le corta y cambia de tema. 

A partir de que el caso de Hurtado salió a la luz, Montserrat ha pedido perdón públicamente y ha creado una comisión de transparencia para investigar lo sucedido y animar a más posibles víctimas a que denuncien. Aunque también este grupo ha nacido con polémica, puesto que algunos de los denunciantes han criticado que esté demasiado vinculada al monasterio. Una de las personas que tiene acceso al correo para las denuncias es el monje Bernat Juliol, según desveló eldiario.es.

El libro de homenaje al abusador

Antes de las confesiones veladas del abad Josep Maria Soler sobre su conocimiento sobre posibles abusos a menores, la entrevista empieza discurriendo alrededor del libro que publicó la editorial de Montserrat en 2017 en homenaje al monje Andreu Soler, 'Escoltisme i Montserrat'. Una publicación prologada por el expresident Jordi Pujol que indignó a Hurtado cuando tuvo conocimiento de ella. 

¿Cómo pudieron publicar un libro elogioso sobre la tarea del monje Soler si ya había sido apartado años antes por las denuncias de tocamientos? A ello responde el actual abad que él no estaba al corriente de que se fuera a publicar. Y que una vez les alertó Hurtado, lo acabaron retirando de su catálogo. 

“¿Se imagina usted lo doloroso que es para la víctima el tener que ver un libro presumiendo de todo el trabajo que había hecho durante cuarenta años, con fotos con personalidades de Catalunya?”, le inquiere Miguel Ángel Hurtado al abad. A lo que este contesta: “Poniéndome en tu lugar lo entiendo y me sabe muy mal”. 

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