El término “desmembrado” para referirse a la situación actual del autogobierno catalán utilizado por el presidente de la Generalitat, Artur Mas, en el encuentro económico de Sitges, ha sorprendido. Es un término extraño. Que no se ajusta a la idea que quería transmitir. Hablaba del ahogo financiero que sufre el Gobierno catalán, discurso más adecuado para emplear el ortodoxo “Madrid nos roba” o expresiones similares, pero “¿autogobierno desmembrado?”. El Consejo Ejecutivo ¿está perdiendo miembros? ¿Madrid le quita departamentos enteros?
Probablemente, el inconsciente le traicionó, pero más en calidad de presidente de CiU que de la Generalitat. Convergència i Unió sí que se está desmembrando. Y a marchas forzadas. Por un lado, la Unió Democràtica de Duran Lleida parece que, últimamente, prefiere más como “miembro de baile” el PSC de Pere Navarro que la Convergència Democràtica de Artur Mas.
Por otro lado, el votante de CiU parece que se reorientando hacia otros “miembros” del escenario político, preferentemente Esquerra Republicana. Lo dicen los sondeos. Los del propio Gobierno de la Generalitat, también.
También parece que continúa el desmembramiento electoral del PSC, ahogado por la tenaza independentismo-españolismo. Solo le falta al PSC que socialistas y PP lleguen a los acuerdos que anuncian en Madrid para quedarse sin posibilidad de hacer un discurso atractivo para los catalanes de izquierdas.
ERC pesca en este mar revuelto, pese a su espectacular renuncia al combate en defensa de los derechos sociales de los catalanes, que no sean el de la taumatúrgica de todos los males que les afligen hoy. Ni mentarle a Oriol Junqueras los intentos de convencer a los partidos que pesan en Madrid de que hay que buscar un acuerdo que re-encaje Cataluña y España de forma diferente y más ajustada a sus necesidades y expectativas de justicia social.
El desmembramiento progresivo de CiU sugiere que la advertencia de Artur Mas de que puede convocar elecciones “plebiscitarias” en cualquier momento es solo un “farol” que no li permitirán que lleve a cabo sus compañeros de partido y coalición. Hace seis meses perdieron 12 diputados en otras elecciones “plebiscitarias”. El hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra, pero el consuelo de ver como los socialistas se estrellan de nuevo es insuficiente para perder otra docena de escaños jugando al mesianismo soberanista.
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