Según un estudio del Museo de Granollers de Ciencias Naturales y el Instituto Catalán de Ornitología, se está registrando una disminución imparable del número de aves, en general, y de mariposas. Según estas instituciones, el 70% de las especies de mariposas diurnas ha disminuido hasta niveles de extinción. La causa probable, nos informan, es el crecimiento de los bosques, con el consiguiente abandono de las tierras de cultivo y de los pastos. También se habla del cambio climático, evidentemente, y el aumento de la temperatura global. Están bien equivocados, los pájaros y las mariposas se van por culpa del proceso soberanista. Los vuelos rasantes de aviones de combate del ejército español, que tanto se prodigan estas últimas semanas por Cataluña, los han asustado. La desaparición de pájaros y mariposas es una más de las plagas que caerán sobre Cataluña si mueve un centímetro su status quo con España. Empiezan marchándose los pájaros y las mariposas y detrás, se va el señor Lara y Planeta. No queda sino un desierto. ¿Queremos una Cataluña independiente, pero sin pájaros? La célebre composición de Pau Casals deberá pasar a llamarse “El Cant dels Martells”?
La verdad es que hay algo que no cuadra con todo el miedo que nos están haciendo coger. Las siete plagas bíblicas no serían nada al lado de lo que pasaría, no ya si Catalunya fuera independiente sino solamente si se convocara un referéndum para saber qué piensa. Yo, francamente, no entiendo mucho esta tendencia apocalíptica de las clases políticas española y una parte de la catalana. Y lo que está claro es que si no cesa el histerismo, no se podrá llegar a ninguna parte. Y cuando digo histerismo me refiero, por ejemplo, a machacar continuamente con lo de que en las escuelas catalanas se fomenta el odio hacia España. Da risa por no llorar. Tanto como la ceguera de alguien como el ministro Wert que no comprende que dar una visión “diferente” de la historia oficial de España no es “desespañolizar”.
No me extraña que pájaros y mariposas se vayan. Estarán hartos de tanta tontería.
Por suerte, a pesar de la crisis, a pesar del miedo, el gremio de Pastelería de Barcelona prevé unas ventas de 635.000 kilos de panellets, una cantidad muy similar a la del año pasado. Es un consuelo. Buen provecho.
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