Esta es la disyuntiva que distingue los objetivos actuales de socialistas y convergentes: Los del PSC están abocados a organizar las elecciones primarias en las que se tiene que decidir quién será su candidato a alcalde de Barcelona en 2015, mientras que los convergentes andan concentrados en dar cariz plebiscitario a todas las contiendas electorales que se acercan.
A estas alturas de la carrera independentista y con los sondeos electorales sobre la mesa, unos y otros creen que su opción es la mejor para hacer frente a unos resultados que se antojan desastrosos.
Los socialistas piensan que la única manera que tienen de reconciliarse con su electorado tradicional es abriendo de par en par las puertas de su participación en la selección del alcaldable y el programa correspondiente. Confían en que una amplia participación ciudadana en esta selección dé la vuelta a una tendencia que, en el último sondeo publicado, les otorgaba solo 6 de los 41 concejales barceloneses. Se lo creen tanto que están dedicando a la organización de las primarias unas energías que no se detectan en otros ámbitos de su acción política. Ya hay siete precandidatos. El aparato del PSC barcelonés es consciente de que los medios de comunicación catalanes no son prosocialistas, precisamente, pero de sus primarias se hablará mucho. Sobretodo porque sus adversarios políticos intentarán sacar tajada de los enfrentamientos internos que, inevitablemente, generará esta forma de elegir el candidato a alcalde.
Para los convergentes, en cambio, esto de las primarias no va con ellos. Lo ven como un signo de debilidad y falta de carisma. Su carismático líder está consiguiendo que CiU tenga, en estos momentos, las peores perspectivas electorales de su historia. ¿Antídoto? Las plebiscitarias. Plebiscitarias entendidas como “si vamos con más gente, nuestra debacle electoral pasará desapercibida”. Des de una óptica partidista, CiU debería rezar para que el Gobierno español vete cualquier tipo de consulta y provoque la convocatoria de las famosas elecciones plebiscitarias al Parlament de Catalunya. Y antes probablemente, pasaremos por elecciones plebiscitarias al Parlamento europeo y a los ayuntamientos de Catalunya.
Los socialistas lo tienen, por ahora, más fácil. El derecho a decidir el candidato a alcalde puede causar mucha crispación en el PSC, pero el derecho a decidir impulsado por los convergentes puede suponer el certificado de defunción de CDC.
CiU ya hace tiempo que está más muerta que viva.
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