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La Sierra de Guadalajara se moviliza contra un parque eólico en el entorno natural del Alto Henares

Complejo eólico de Sierrazuela cerca de Húermeces del Cerro

Raquel Gamo

La llegada de un parque eólico a Sigüenza, que se ubicará en las inmediaciones del Parque Natural del Río Dulce, en la sierra de Guadalajara, ocasionará “importantes daños” al medio ambiente, la economía y la vida cotidiana de los vecinos de esta comarca. Así lo estima la plataforma de afectados por los macroproyectos eólicos del Alto Henares y Sigüenza (AMESAH), un movimiento integrado por 300 ciudadanos, vinculados a la ciudad seguntina y a otros pueblos aledaños como Imón, Carabias o Palazuelos, que se oponen a la instalación de los cuatro complejos eólicos que afectarían a las localidades de Algora, Torremocha del Campo, Baides, Huérmeces del Cerro, Negredo, Viana de Jadraque y la propia Sigüenza.

En concreto, el proyecto de parque eólico de Piedrablanca, el de mayor envergadura, que ubicará 48 aerogeneradores en el término municipal seguntino y ocupará una extensión de 80 kilómetros cuadrados, generará unas pérdidas de 60 millones de euros en fauna y arboleda centenaria. En cuanto a los efectos sobre la economía y el patrimonio, desde este movimiento calculan unas pérdidas de más 100 millones de euros como resultado de la destrucción de puestos de trabajo en los sectores del turismo rural, hostelería, pequeño comercio y caza.

Además, advierten de que estos negocios de renovables provocarán que el valor del patrimonio privado decaiga en unos 200 millones en los próximos años y que produzca también costes por los problemas de salud que originarían la contaminación acústica de los aerogeneradores en los vecinos.

Los estudios desarrollados por este colectivo, que se basan en los ingresos que los ayuntamientos perciben anualmente por parte de estas plantas eólicas de cerca de 2 millones de euros en licencias y de otros 200 mil euros por pago del Impuesto de Bienes Inmuebles, concluyen que estas cantidades sólo cubrirían el 2% de las pérdidas que ocasionarían a la ciudad seguntina.

Por todas estas razones, desde la plataforma reclaman a la Junta de Castilla-La Mancha que diseñe un mapa de la energía eólica en la región con el que informe a los promotores de aquellas áreas naturales que no son compatibles con la actividad eólica “por su elevado impacto paisajístico y medioambiental”.

Julio Álvarez, portavoz de la plataforma y vecino de Sigüenza, explica a eldiarioclm.es que “no nos oponemos a la energía eólica que es necesaria, pero, la implantación de grandes parques eólicos en esta zona turística ha de realizarse de forma planificada, respetando el medio rural y el desarrollo sostenible que se ha seguido durante los últimos cuarenta años”. Asimismo asegura que “luchamos para que estos proyectos no se hagan realidad y que la administración los planifique previamente para evitar que los empresarios los instalen donde decidan en función de sus intereses”.

Por el momento, esta entidad, que nació hace un mes, transmitió la preocupación social existente en la zona al delegado de la Junta en Guadalajara, Alberto Rojo, y al alcalde de Sigüenza, José Manuel Latre en sendas reuniones que mantuvieron el 19 de abril.

Además, su labor se ha centrado en recoger apoyos, a través de internet y de sensibilizar a los vecinos de los perjuicios que implicaría la construcción de estas plantas eólicas sobre el entorno natural y social del territorio. Aunque no descarta en un futuro convocar concentraciones de protesta para defender “el único modelo de desarrollo viable para la comarca, que es la preservación de su patrimonio natural y cultural y que hoy vemos en peligro por estas iniciativas”, concluye Álvarez. Y es que solo en Sigüenza, la segunda ciudad más turística de Castilla-La Mancha, el turismo representa el 50 por ciento de su actividad económica.

Rechazo social

Los cuatro macro-proyectos eólicos que se ciernen sobre la zona de Sigüenza y el Alto Henares han despertado un notable rechazo social, a pesar de que la tramitación de estas iniciativas es todavía incipiente. Tanto es así que el Ayuntamiento de Sigüenza decidió emitir una declaración institucional en marzo en la que aclaró que el Consistorio “no ha autorizado en ningún modo, ni firmado ningún documento, que implique la instalación del hipotético parque eólico en Sigüenza”. Asimismo, puntualizó en el documento que “tampoco ha llevado a cabo ningún trámite administrativo adicional ni con otras instituciones ni con la empresa promotora del proyecto”. 

Estos proyectos, que afectarán a una zona de alto valor paisajístico rayana al Barranco del Río Dulce, uno de los espacios protegidos de la provincia de Guadalajara, dispondrán de cerca de 150 aerogeneradores y una capacidad de 435 megawatios, es decir, el doble de potencia que actualmente genera el parque eólico de Maranchón, el mayor de la provincia. 

Entre ellos destaca, en primer lugar por sus dimensiones, el parque de Sigüenza, que se asentará a 3 kilómetros de la Ciudad del Doncel y producirá 148MW de energía. Desde la plataforma denuncian que la magnitud de esta planta “provocará la degradación del valor de todos los monumentos de la zona por la falta de visitas y un aumento del coste de mantenimiento”.

En segundo lugar se encuentra el proyecto de la Sierrezuela, que se asentará en Baides, Huérmeces del Cerro y Viana de Jadraque y contará con una potencia de 101 megawatios, seguido del plan de Los Caveros en Torremocha del Campo con 98 megawatios. Por último se sitúa el de El Castillar, en los municipios de Algora y Torremocha del Campo y, que constará con una producción de 88 megawatios.

Estas iniciativas de renovables, impulsadas por la empresa albaceteña, Capital Green Power, que invertirá alrededor de 500 millones de euros, están en una fase administrativa preliminar. De este modo, el pasado 18 de abril concluyó el periodo de consultas abierto por el Ministerio de Medio Ambiente en el que varias asociaciones ambientalistas como Ecologistas en Acción, Dalma o Seo Birdlife, además del Ayuntamiento de Sigüenza, varias universidades, diversos científicos, profesionales del turismo y particulares aportaron sus alegaciones a los proyectos. Ahora, el Ministerio ha de recoger esta información en un documento llamado de alcance, sobre el que el promotor se basará para redactar el estudio de impacto ambiental que debe presentar próximamente a la Administración.

Alberto Mayor, portavoz de Ecologistas en Acción Guadalajara señala a este digital que “no se puede tolerar la implantación estos megaparques eólicos en nuestra provincia por el impacto irreversible que causan al medio ambiente”. Y añade, que, como alternativa “apostamos por pequeñas producciones de energía renovable”. 

Además, desde esta organización ecologista, que se integra dentro de la plataforma de afectados, presentó alegaciones por el alto impacto ambiental, paisajístico, económico y social de los proyectos, advierten a cerca del importante impacto acústico que se genera alrededor de cada aerogenerador (30 decibelios) y, que alcanza distancias de hasta 1500 metros.

Una situación de polución sonora que, según afirman, provocaría que algunas especies emblemáticas de este espacio limítrofe con el Parque Natural del Río Dulce como halcones y buitres leonados murieran por los efectos de la contaminación. También afectaría a la conservación del lobo ibérico que habita en esta zona y a la rica flora autóctona. Por este motivo, esta entidad incluyó entre sus sugerencias un estudio anual de avifauna y otro de carácter botánico con el objetivo de analizar cómo la presencia de la energía eólica repercute en la población de aves y la flora durante y después de la construcción de los complejos de los molinos de viento.

La proliferación de parques eólicos se explica por las exigencias de la Unión Europea que obliga a España a implantar 8.000 megavatios nuevos hasta 2020. Un compromiso que llega, después de ocho años en los que el Gobierno ha paralizado la política eólica por el cambio de la legislación con el que recortó las primas a las renovables y, que, de no cumplirse en dos años, le acarrearía una multa.

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