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Este blog se dedicará a hablar de uno de los fenómenos más incipientes de la actualidad: el mundo seriéfilo. Recomendará, analizará y traerá curiosidades de series de televisión estadounidenses, británicas, europeas y de otros países del mundo.

 

‘El fin de la comedia’: cómico, como peor oficio del siglo XXI

Foto: vice.com

Mario Cerdeño

El humor parece no atravesar sus mejores momentos. Sus difusos límites, espoleados por la llamada corrección política hacen más difícil disfrutar de una comicidad con tonos más ácidos y cercana a lo políticamente incorrecto. Quizás este tipo de humor quede reducido a pequeñas cavernas alejado de la mojigatería y la obsesión social por sentirse heridos por cualquier mención. Podrían existir en España stand-up comedy -comedia en vivo- parecidos a genios como Bill Hicks, Ricky Gervais, Louis C.K., Amy Schumer y Sarah Silverman. Posiblemente no; de hecho, al día siguiente varias asociaciones estarían llamando a la puerta para que cancelen el show porque se sienten terriblemente ofendidos.

Sin embargo, aunque este no es el sitio para debatir sobre los límites del humor, el primer párrafo se convierte en una fantástica introducción para presentar ‘El fin de la comedia’, serie sobre la que escribiré en las próximas líneas y que Comedy Central, con la colaboración de Movistar+, estrenó su segunda temporada hace apenas unos días, así que supone un buen momento para acercar esta comedia con matices agridulces.

Los culpables de la creación de ‘El fin de la comedia’ y, por lo tanto, los que ponen toda la carne el asador son Raúl Navarro, un calvo muy simpático con barba y bigote, Miguel Esteban, igual de entrañable pero con pelo, y Ignatius Farray, desde que se afeita la barba da menos miedo que antes. Siempre desde el cariño y el amor. Los tres vuelven a la carga con una segunda temporada mucho más madura y trabajada.

Si alguien todavía no conoce ‘El fin de la comedia’, narra la peculiar vida cotidiana del cómico Ignatius Farray. La historia descubre que se esconde detrás de un todoterreno de los stand-up: un cuarentón, divorciado con una hija y que parece atraer a la mala suerte. Sin duda, la serie toma referencias de series como la gran ‘Louie’ pero, siempre, desde la más absoluta humildad, lo que resulta un punto a su favor.

‘El fin de la comedia’, es una serie de nicho, sí, que quizás no existiría fuera de un entorno como Comedy Central, también; sin embargo, es un productor admirable, muy digno y refrescante. Un soplo de aire fresco necesario para que nuestras comedias patrias evolucionen. Las comparaciones con ‘Louie’ son odiosas, por supuesto, pero, ¿alguien ha visto la ficción creada por Louis C.K.? Ya os lo digo yo, muy poquita gente. Aún así, da igual porque Raúl, Miguel y Farray componen un producto independiente, brutalmente sincero e interesante.

La realidad se torna dura e intensa cuando Ignatius se baja del escenario y se deshace del monólogo para afrontar su cotidianidad. A través de situaciones que vive el cómico vamos descubriendo su vida, amigos, relaciones o sentimientos. Sobre todo se explora y bucea por la persona y no por el personaje que es, quizás, la evolución más importante de la segunda temporada de ‘El fin de la comedia’. Dejamos de lado las situaciones histriónicas para dar paso a la interacción con lo cotidiano y, de ahí, fabricar un humor más sutil y, a la vez, incorrecto.

La segunda temporada a mí parecer lleva implícita una evolución narrativa que lima los problemas de la primera. Realiza un mezcla perfecta entre un humor con tintas más surrealista con otro más “refinado” y sutil que enlaza con las situaciones más intimistas de la vida de Ignatius; así, se desencadena un humor de tono incorrecto nada forzado e inteligente. Otra característica, en ese camino a convertirse en un serie más madura, es el trabajo para alejarse del excesivo ruido para jugar con el silencio, con la mirada y con el gesto.

La historia de ‘El fin de la comedia’ es terriblemente humana explorada a través del patetismo -a veces simpático, otra veces no tanto- de Farray. Un personaje que se mueve a través de un mundo tan reconocible que da miedo y que además se tiene que adaptar a él sí o sí; aunque se sienta cruelmente apaleado por el mismo. Sin embargo, detrás de las derrotas siempre deja -a veces no- sitio para las pequeñas victorias. Amarga, pero siempre sabe sacarte una pequeña sonrisa, porque también es una oda al difícil oficio de hacer de reir.

Además, ‘El fin de la comedia’, no solo es Ignatius Farray, ya que la serie la pueblan pequeños cameos y secundarios que aportan mucho a la historia: Joaquín Reyes, Juan Cavestany, Marta Fernández Muro, Javier Cansado, Iñaki Gabilondo, Ernesto Sevilla, Natalia de Molina o Verónica Forqué, entre otros.

Posiblemente sea -lo es- una serie minoritaria pero no por eso menos recomendable. Las dos temporadas llegan a los doce capítulos que se pasan verdaderamente volando. Espero que, al menos, haya una tercera temporada porque hay un estupendo trabajo detrás de ‘El fin de la comedia’. Se encuentra completa en el catálogo de Movistar+ así que si podéis echadle un vistazo.

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