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18 proyectos de macroplantas solares amenazan con convertir el Valle de Ayora en una 'colonia energética' despoblada

Imagen de la zona de la Vega, que podría acoger macroplantas solares.

Toni Cuquerella

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La sombra del sol se cierne sobre el Valle de Ayora. El boom de las macroplantas fotovoltaicas acecha esta zona del interior valenciano con hasta 18 proyectos de plantas solares, unas infraestructuras que supondrán la ocupación de 1.840 hectáreas de suelo no urbanizable, de campos y monte, que producirán hasta un total de 1.309 megavatios (MW).

Con esta producción eléctrica la comarca podría llegar a duplicar la cantidad que se produce actualmente en la zona, que ya cuenta con la central nuclear de Cofrentes -con 1.100 MW- y 191 aerogeneradores -300 MW- además de otras plantas hidroeléctricas como la de Cortes de Pallás. Esta explosión de infraestructuras para la generación de energía eléctrica encamina a convertir esta comarca en una “colonia energética”, advierte Carmela Cerdá, portavoz de la Asociación Naturalista de Ayora y el Valle.

Este colectivo se está organizando con otros de objetivos hermanos en otras zonas del territorio valenciano, además de con otros espacios de España que se están viendo amenazados por este tipo de macroplantas solares. Advierte no solo de la pérdida del valor patrimonial natural que supondría en tanto su afectación “depredadora” del territorio, ya que liquidaría un paisaje de relevancia regional, tanto por sus cultivos como por sus arboledas y los hábitats de diferentes tipos de animales, sino que también alerta de que socava más la situación de despoblación de la comarca, representante de la 'España vaciada' en el territorio valenciano, con menos de 10.000 habitantes entre sus siete poblaciones: Ayora, Zarra, Jarafuel, Cofrentes, Teresa de Cofrentes, Cortes de Pallás y Jalance, con una extensión total de 1.141 kilómetros cuadrados.

Carmela Cerdá explica que actualmente ya existen diversas plantas pero de un tamaño reducido comparadas con los diversos proyectos que se están impulsando, unos proyectos que en un primer momento van a requerir mano de obra para la construcción de estas megaplantas, pero que es “pan para hoy y hambre para mañana”, porque posteriormente el mantenimiento requiere una mano de obra mínima. Mientras tanto, ya habrá herido la diversificación económica de la agricultura -afectando a la soberanía alimentaria- y del turismo rural, que todavía tiene el Valle de Ayora, debido a la degradación de los paisajes y los hábitats de flora y fauna.

Lamenta la representante de los conservacionistas que esta situación ha estallado después de la aprobación de la ley valenciana que acelera la implantación de energías renovables porque se “pervierte” el espíritu de su redacción. Así, señala que la ley promociona el autoconsumo y la creación de energía sostenible, y por ello la gradación de los espacios de la instalación de placas solares pasa primero por los tejados de las casas, después por zonas urbanas, más tarde por zonas degradadas y finalmente ya por zonas no urbanizables. No obstante, “estos proyectos van al último estadio directamente, van a los grandes espacios naturales, que es donde se pueden construir las grandes instalaciones eléctricas con las que hacer negocio”, señala Cerdá. Con ello, critica, “no solo se está beneficiando a los tradicionales oligopolios energéticos, sino que con vistas a la rentabilidad sin escrúpulos están llegando fondos de inversión extranjeros, 'fondos buitre', sin ningún tipo de vinculación ni estima al territorio”. Todo ello aboca a esta 'colonia energética' ya que hay una sobreproducción destinada a la exportación, no solo hacia los grandes núcleos urbanos, sino incluso a otros países como Francia y Portugal.

Plan Especial Ayora-Zarra-Jarafuel

Estos grandes proyectos fotovoltaicos también están recibiendo un apoyo institucional que se plasma en el Plan Especial aprobado por tres municipios para habilitar una zona específica que incluye territorio de los tres municipios de unas 1.835 hectáreas. Ayora (PP), Zarra (PSPV) y Jarafuel (PP) han aprobado en sus respectivos plenos este plan que facilitaría la instalación de las plantas. Se trata de un primer paso que ahora necesita recibir la aprobación de otras tres conselleries, la de Economia Sostenible, la de Política Territorial y la de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica. De recibirse la aprobación debe pasar a la comisión territorial para validar el plan con los planes generales urbanísticos de cada localidad. El Plan Especial concentra el suelo que se quiere poner a disposición en la zona oeste, un espacio de latifundios planos.

Este es el principal objetivo en el que se han centrado los colectivos cívicos de la zona para intentar frenarlos. Para ello han pedido ya reuniones con el alcalde de Ayora, que de momento no ha concedido, y también se han coordinado para presentar las alegaciones, tanto por parte de los colectivos como a nivel individual, para lo cual han recibido asesoramiento jurídico gratuito.

Sí se han reunido, en cambio, con los partidos de la oposición que, pese a que en un primer momento se abstuvieron por su desconocimiento concreto del proyecto, ahora se han empezado a coordinar y presentarán una moción en contra y también se empiezan a organizar recogidas de firmas. Avanzan, no obstante, que si el Plan Especial superara todos los trámites no dudarán en recurrir a la justicia.

Infraestructuras justas

Carmela Cerdá explica que los proyectos de plantas solares deben ser “infraestructuras justas”, cosa que ahora no son porque se proyectan en zonas del interior despoblado para abastecer a centros urbanos lejanos. Además, añade que “en el transporte a estas grandes ciudades se llega a perder entre el 15% y el 30% de la energía”. Por ello afirma que la producción se debe acercar a los grandes núcleos, “y allí no pueden ser tan grandes” por lo que los proyectos se deben atomizar. Señala también como la solución “más justa” las comunidades energéticas que realmente son las que se acercan más a la “soberanía energética”, al dejar de depender de las grandes multinacionales y de las fluctuaciones de precios.

Pero con este cambio de modelo Cerdá también apunta que no se resuelve todo porque “en nuestra sociedad digital el consumo eléctrico va en crecimiento continuo”. Por ello, entiende que en lugar de hablar de multiplicar las infraestructuras para cubrir la demanda, “lo que se debe poner sobre la mesa es más la eficiencia y el ahorro energético, no se puede producir energía de forma ilimitada”.

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