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Un conservador del IVAM declara que el heredero de Rueda se opuso a reflejar que las obras compradas eran post mortem

El heredero de Gerardo Rueda a la salida de la Ciudad de la Justicia.

Lucas Marco

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“Este juicio es eminentemente técnico artístico”, ha dicho la presidenta del tribunal que juzga la pieza 2 del 'caso IVAM' en la sesión de este jueves. La declaración más comprometedora para los acusados (la exdirectora del museo Consuelo Císcar, su exyerno y directivo Juan Carlos Lledó y el heredero del escultor Gerardo Rueda) ha sido la del conservador Ramón Escrivá. El testigo ha confirmado que la obra de Rueda adquirida por el IVAM era “una copia”.

“Me parecía bastante extraño que una obra realizada con chatarra tuviera una clonación, a mi modo de ver va en contra del espíritu del artista”, ha dicho. Escrivá fue el encargado de realizar las averiguaciones pertinentes sobre la obra donada al museo y se puso en contacto con José Luis Rueda, heredero del artista, en una conversación no del todo cordial. “Me explicó que era una prueba de autor, que se había hecho un doble de esa obra; nosotros debíamos reflejar en la ficha de catalogación la fecha post mortem. Esa idea no le pareció bien a Rueda, tuvimos un poco de discusión”, ha rememorado.

El conservador, que ha insistido en que siempre pensó que la obra era original, intentaba que en la ficha de catalogación apareciera la fecha de la fundición post mortem de la obra. “Él se negó, yo no entendía por qué se negaba a hacer una cosa que me parece de transparencia. Lo que no me parece normal es que se intente ocultar esa información cuando hacer una obra post mortem es legal”, ha afirmado.

En la vista han declarado varios agentes de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (Udef) de la Policía Nacional encargados de la investigación durante la fase de instrucción. Las defensas han intentado atacar al autor de uno de los informes principales del sumario cuestionando su formación pero el agente ha rebatido punto por punto las cuestiones que planteaban los letrados. “Lo explicamos bien en el informe, como Udef no evaluamos la cuantificación de la obra ni la originalidad, analizamos contrataciones con administraciones públicas desde el punto de vista económico”, ha dicho el agente.  

Joan Llinares: “Era muy grave”

El director de la Agencia Valenciana Antifraude (AVA), Joan Llinares, encargado de llevar a la Fiscalía Anticorrupción las presuntas irregularidades en el museo durante la etapa de Císcar, ha comparecido como testigo. A primera hora de la mañana, cuando el tribunal hacía recuento de los testigos que esperaban para declarar, la defensa de José Luis Rueda ha insinuado ante el tribunal que Llinares no estaba presente porque permanecía en la entrada de la Ciudad de la Justicia hablando con la prensa, algo que el aludido ha negado.

El peculiar talante de José Luis Rueda también ha ocasionado un breve encontronazo durante un receso, casi imperceptible en la sala, entre el heredero del artista y el letrado de Císcar. Ante la insistencia de Rueda por que el abogado de la exdirectora del museo planteara determinadas preguntas, el letrado le ha dicho que no era algo de “su competencia”; durante la breve escena Consuelo Císcar ponía cara de circunstancias.

Joan Llinares ha recordado que las conclusiones del informe de la Intervención de la Generalitat Valenciana que destapa presuntas irregularidades en el IVAM eran “muy graves”. “Por la gravedad de los hechos era recomendable comunicarlo a la Fiscalía”, ha dicho. El director de Antifraude ha recordado que las adquisiciones de las obras de Rueda se pagaban con dinero público. “La responsabilidad que recae sobre el titular de la administración es que va a poner en marcha un procedimiento económico donde los fondos públicos del museo se van a librar en dirección a un particular”, ha declarado Llinares. 

“El que no haya posicionamiento por parte de los técnicos y, en concreto, reflejado en la palabra del que es el conservador jefe o responsable del área técnico artística, que no haya un posicionamiento o expresión informada y documental, significaría que la obra se está adquiriendo con falta del rigor debido en la forma de gestionar museos públicos, podría conducir a situaciones no deseables”, ha afirmado el director de la AVA, que además cuenta con una larga experiencia en materia de gestión museística. Así, “en los contratos de adquisición se debe indicar si la obra emana del autor o no y, si hay una incidencia que cuestiona la autoría, se debe indicar”, ha agregado.  

El albacea despedido y dolido

La declaración más lastimosa ha sido la del crítico de arte Alfonso de la Torre, colaborador de Gerardo Rueda hasta su fallecimiento en 1996. El hombre fue designado albacea de la herencia de Rueda, cuyo heredero era su hijo adoptado, y puesto de patitas en la calle un día después de firmar el cuaderno particional. El testigo se ha referido a una “situación de incompatibilidad” con José Luis Rueda que provocó que “lo más afortunado” fuera que “cada uno siguiera por su camino”.

De la Torre, uno de los mayores especialistas en la obra de Gerardo Rueda, ha lamentado que el heredero “puso como condición al IVAM” que en ningún momento fuera comisario de una exposición del artista. “Conozco mis derechos constitucionales y el derecho al trabajo es uno de los esenciales”, ha señalado. También ha pedido “en un plano más moral que legal” que el autor de esa cláusula se disculpara. La tensión con el heredero de Rueda, que ha permanecido impertérrito, se palpaba en la sala. “Esa cláusula es una auténtica medalla de honor en mi carrera”, ha rematado finalmente Alfonso de la Torre.

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