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El carácter del lápiz de Nicolás Ortigosa en Bombas Gens
El lápiz ha sido para Nicolás Ortigosa (Logroño, 1983) una herramienta fundamental en su proceso de creación como artista. “Siempre me acompaña”, apunta. Ortigosa considera el dibujo como una obra final, con autonomía propia y carácter, alejado del simple esbozo. Bombas Gens Centre d’Art acoge hasta el 13 de octubre una compilación de sus obras realizadas entre 2002, cuando el artista estudiaba Bellas Artes, hasta piezas creadas en 2018.
Dieciséis años de trayectoria artística entrelazada en una misma exposición que inicia con su propia interpretación de la Divina Comedia de Dante. Se trata de una sucesión de las “imágenes mentales” que la lectura de la obra clásica provocó al artista. Está dividida, como el libro, en tres partes: Infierno, Purgatorio y Paraíso.
“Me causó mucho impacto su lectura y de manera natural comencé a dibujarla; no es una ilustración del texto, es una toma de partida. A partir de mi dibujo y mi grabado generé mi propia divina comedia”, explica el artista. En la exposición, dos figuras negras (Dante y Virgilio) se abren paso entre líneas de grafito en una serie compuesta por 89 dibujos y grabados de diferentes técnicas.
En las salas de Bombas Gens dedicadas a Ortigosa también se muestran otras series, como la de Cuadros Tapados (una veintena de más de cien cuadros cubiertos a posteriori de negro) u otras que juegan con las paredes del centro cultural, apoyándose en ellas o expuestas en horizontal en el propio suelo.
En la exposición Nicolás Ortigosa. Obras de 2002-2018 se puede ver la evolución de una obra “más joven” y “cómo el dibujo ha ido evolucionando y creciendo”, siempre con la abstracción como lenguaje y “buscando un equilibrio entre obras, tamaños y técnicas”.
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